Se presentarán hoy en el Zócalo capitalino como parte del festival del Centro Histórico
La música sola no cambia las cosas, afirman Mouss et Hakim
Los creadores, de origen argelino, señalan que se necesitan acciones sociales para lograrlo
Es importante participar en protestas, se marca en el cuerpo; esto es cultura, no política, afirman
Ampliar la imagen Mustafá y Hakim Amokrane, durante la entrevista con La Jornada Foto: María Meléndrez Parada
Mustafá y Hakim Amokrane, (Mouss et Hakim), músicos de padres argelinos y nacidos en Tolosa, Francia, tocan un rock mestizo festivo y combativo, y están convencidos de que su música debe ir de la mano de acciones locales: "la música no cambia las cosas. La música acompaña a la gente para cambiarlas, en las luchas. Por eso nunca decimos que vamos a cambiar las cosas. Nosotros hacemos canciones pero al lado debemos realizar acciones".
De visita en nuestro país, para presentarse en el contexto de Radical Mestizo (dentro del Festival de México en el Centro Histórico), conversaron con La Jornada.
Actualmente en Francia se llevan a cabo impresionantes protestas contra el llamado contrato de primer empleo (que permite a los patrones despedir sin motivo a jóvenes en sus primeros dos años de trabajo). El antecedente directo de estas protestas son las que se llevaron a cabo en los barrios bajos hace apenas unos meses, cuando los jóvenes dijeron "estamos hartos".
Al respecto, Mustafá (quien habla español) dijo que en las protestas de hace unos meses participaron sobre todo los jóvenes de los barrios bajos, "los primeros en sufrir la lógica de la política del gobierno actual". En cambio, dice, hoy se abrieron las protestas a un abanico más amplio de jóvenes. "No es sólo la historia de una ley, es una lógica política ideológica del gobierno actual, de derecha", que obedece a los intereses de los empresarios. Los políticos "dicen que hay crisis en Francia, pero los primeros en pagar son los pobres de los barrios bajos y los segundos, la juventud en general".
Además, añade Mustafá, el descontento no es nada nuevo: "Hace 20 años decíamos 'hay que hacer algo, es muy duro para los jóvenes', y año con año es peor: más paro, no hay posibilidad de divertirse".
Muchos de los chavos que participaron tienen 13, 14, 15 años, y nunca han conocido algo distinto a este desencanto. Y no sólo son migrantes.
La visión de los migrantes
Mustafá y Hakim, cantantes de 38 y 37 años, respectivamente, vienen de una familia de pastores en Argelia. Sus padres emigraron a Tolosa en busca de una vida mejor, en los años 60. Su padre es obrero, sindicalista. La familia siempre ha vivido en un barrio de migrantes.
Al enterarse sobre las multitudinarias marchas por los derechos de los migrantes en Estados Unidos, los hermanos se entusiasmaron y Hakim dijo: "Los africanos en Francia y los mexicanos en Estados Unidos viven una situación parecida: ambos exigen su derecho a ser ciudadanos".
Sigue Mustafá: "Europa ha utilizado siempre a Africa y no puede cerrar la puerta (a los africanos que buscan un futuro); es imposible, dos, tres, cuatro mil personas al día entran a Europa. Pueden poner una pared, y (los inmigrantes) van a escarbar por debajo. Para nosotros, los hijos de los inmigrantes, lo más importante es que tenemos la responsabilidad de no cerrar la puerta detrás de nosotros, porque hay tanto inmigrante que cuando llega cierra la puerta, no es solidario, no quiere que entren más. Lo que ha pasado en Los Angeles es muy muy bueno, quiere decir, 'no cerramos la puerta, no está terminado'".
Además, Mustafá opina que es muy bueno para los jóvenes haber vivido manifestaciones así, porque cuando se está en la primer marcha "se marca en el cuerpo, en su ser"; se marca "el no aceptar"; y eso, dice, "es cultura, no política".
Las raíces
Mouss et Hakim rehúsan definir su música, prefieren describir de dónde viene: "Nuestros padres escuchaban música argelina; en la calle oíamos reggae, rock...
"Nuestro estilo es una búsqueda de identidad de este siglo. En todos lados se puede encontrar." No es algo que se haga intencionalmente así, dice Mustafá.
Mouss et Hakim, pues, son parte de un movimiento amplísimo en diversas partes del mundo. Un movimiento que han llamado rock mestizo, y que en innumerables ocasiones es creado por hijos de migrantes.
Respecto a la letra de sus canciones (en muchas ocasiones rapeadas), Mouss dice: "Hacemos poesía social. Contamos la historia de una persona, la violencia, la justicia... Lo que hemos platicado en una hora se podría expresar en una sola canción, eso es lo maravilloso de la música".
El colectivo
Mustafá y Hakim llegaron a la música a través del trabajo social. Desde los 15 años participaban en una asociación cultural en su barrio: "Nos ayudaban en la escuela, hacíamos teatro, música..."
A los 19 formaron la banda Zebda (significa "mantequilla" en árabe; los franceses les dicen mantequilla de forma despectiva a los migrantes). Tocaban en bares, en pequeñas salas, produjeron discos.
Ahora, Mouss et Hakim forman parte de un colectivo llamado Tactikollectif (algo así como un colectivo con una sola táctica. www.tactikollectif.org, en francés), en el cual participan músicos, educadores, cocineros, de todo.
"Hacemos cultura social", explica Mouss; hacen talleres (escritura, baile, canto, música), festivales. Por poner un caso, realizan un festival sobre la historia de la migración en Francia, en el que hay música, teatro, entre otras actividades. Es autofinanciado.
"Todos juntos, músicos, jóvenes, y todos los demás, participamos en la organización."
Hace unos años hicieron un disco, junto con unos 25 músicos, llamado Motivado: "Dijimos, vamos a juntar canciones de lucha de todo el mundo". Lo distribuyeron los músicos y el dinero está destinado al colectivo. Hoy ya vendieron 300 mil, se puede conseguir en la página del colectivo.
Recientemente participaron en una exitosa campaña electoral en la que uno de los hermanos de Mouss et Hakim fue electo para el concejo municipal.
Lo que les quedó claro, sin embargo, es que "el mundo necesita nuevas formas de hacer política. La gente dice que los jóvenes no se interesan en el tema. Pero no es cierto".
Lo que pasa, dice, es que "no se identifican con las formas de hacer política".
Mouss propone que "la cultura sirve para imaginar lo que es posible". El se imagina "una idea de democracia participativa, en la que todas las maneras de emanciparse estén presentes: la cultura, el deporte, la escuela". Que sea, dice, una educación popular.
"El día en que haya tantas escuelas de arte, de música, de teatro, como campos de futbol, será bueno, ¡y eso que nos gusta mucho el futbol!"
Por ejemplo, dice, la música ha sido particularmente curativa para los migrantes: los acompaña, les cuenta las experiencias a los hijos de migrantes (sus padres muchas veces se callan lo vivido).
Mouss concluye: "Nuestros padres estaban así (se encoge de hombros), dominados, se escondían de la policía (por no tener papales); nosotros, sus hijos, en cambio, hoy no estamos dominados, y hoy decimos, no ha terminado (la migración). No cerramos la puerta".
Mouss et Hakim se presentan, con Julien (bajo), Manu (guitarra), Rémi (teclado) y Julien (batería), hoy a las 20:30 horas en el Zócalo capitalino. Vinieron con el apoyo de la embajada de Francia y Génération Musiques, en el contexto de Radical Mestizo, dentro del Festival de la Ciudad de México.