La compañíaUllate: ''flores bailando en el aire''
Ampliar la imagen Bailarinas del grupo de Víctor Ullate, durante su presentación en el Palacio de Bellas Artes Foto: Cristina Rodríguez
Dos sentidos, sobre todo el de la vista, y en menor medida el del oído, pudieron regodearse con la coreografía El sur, una interesante apuesta que combina danza clásica, contemporánea y flamenco, que el Víctor Ullate Ballet presentó la noche del miércoles en el Palacio de Bellas Artes.
''¡Parecen flores bailando en el aire", resumió un espectador, sorprendido por la destreza técnica y la belleza visual que evidenciaban los giros, piruetas y vuelos de las y los bailarines de la compañía española, que así participa en la versión 22 del Festival de México en el Centro Histórico.
''Pero falta algo...", comentó otra persona del público, quizá en referencia a lo que podría considerarse como cierta imposibilidad para despertar fuertes emociones en los espectadores, o como una falta de consistencia dramática, o como una simple sucesión de escenas, las cuales aparecían sin una relación causal entre una y otra. O era a lo mejor una reacción a los excesivos decibeles del cante jondo grabado.
Y es que la historia trágica que busca desarrollar El sur, inspirada en los universos de los Machado o de Cernuda, en los claroscuros de Zurbarán y, sobre todo, en la maestría de Federico García Lorca, es una fuente generosa de exploración artística: un marido golpeador asesina al amante de su esposa, a ésta y, finalmente, se ahorca al cobrar conciencia de sus crímenes.
Habría que recordar quizá, y sin llegar a la comparación, sino sólo como referencia, una actuación memorable del Ballet Nacional de Cuba en el teatro Reforma del puerto de Veracruz, con una versión de Bodas de sangre, de García Lorca, que mantuvo en vilo a los espectadores durante toda la función y, en el clímax de la muerte trágica, les paralizó de angustia el corazón. (La Jornada/29 de agosto/1999)
Mañana, función en el Zócalo
Como quiera que sea, nadie, o casi nadie, salió decepcionado del teatro, y hasta prodigaron el aplauso por largo rato, sentados, sin ponerse de pie, sobre todo cuando Ullate, reconocido primero como bailarín fundamental del coreógrafo francés Maurice Bejart y luego como gran promotor de la danza en España, salió a dar las gracias al frente de su compañía, considerada una de las mejores del mundo.
Con las palmas se reconocían, sin duda, momentos estelares de El sur, como la danza de celos e ira del esposo golpeador, casi de artes marciales, o la de éste con su esposa ya descubierta en su aspiración de un nuevo amor: un ensamble contradictorio de violencia y fragilidad, de abuso y desprotección. También pudo ser, para algunos otros espectadores, el reconocimiento a una o varias de las ideas interesantes de esta puesta, como la resurrección de los amantes asesinados.
En fin, que todo lo anterior y más pudo corroborarse el jueves, durante la segunda función, y podrá confirmarse de nuevo este sábado 8 en el Zócalo capitalino, a las 20:30 horas, cuando las flores bailarinas del Víctor Ullate Ballet cierren el Festival de México en el Centro Histórico, con acceso libre.