Días de exilio ofrece ventanas sobre ''paisajes del alma''
La escritura epistolar de Reyes con María Zambrano, en un libro
Las cartas que intercambió Alfonso Reyes (1889-1959) con artistas e intelectuales como la filósofa María Zambrano (1904-1991) son ventanas que permiten apreciar ''los paisajes del alma".
Así explicaba el propio poeta regiomontano la escritura epistolar, género que cultivó con devoción no sólo para dejar constancia de la extensa red de amistades que tenía, sino para develar su carácter humanista, señala Alberto Enríquez Perea en entrevista con La Jornada.
El especialista en la obra de Reyes y autor de una serie de epistolarios entre este personaje y diversos transterrados españoles, presenta ahora el libro Días de exilio: correspondencia entre María Zambrano y Alfonso Reyes 1939-1959 (Taurus) el cual se presentará el 18 de abril en la Capilla Alfonsina, a las 18 horas.
Esas cartas de Reyes ''muestran un respeto absoluto por el trabajo intelectual de Zambrano. En ese momento él era el presidente de la Casa de España en México, fue el único que existió, pues esa instancia luego se transformó en El Colegio de México.
''Reyes facilitó el trabajo a los exiliados españoles, que no sólo eran filósofos, también llegaron médicos, químicos, matemáticos, físicos, pedagogos. En sus cartas se ve la labor excepcional de don Alfonso para que el pensamiento de Zambrano se difundiera", explica Enríquez.
Agrega que la ventana que se plasma en las misivas de Zambrano ''deja ver su preocupación por lo que sucede en España y sus reflexiones acerca de la tragedia".
Zambrano salió de España el 28 de enero de 1939. Aquí fue nombrada profesora en la Universidad San Nicolás de Hidalgo, de Morelia, Michoacán. En esa época conoció y entabló amistad con Octavio Paz y León Felipe, entre otros escritores.
En las cartas con Reyes se aprecia, paso a paso, cómo se van perfilando sus obras Pensamiento y poesía en la vida española y Filosofía y poesía, y cómo continúa su intensa actividad literaria.
En 1942 se traslada a Puerto Rico, donde imparte clases en la Universidad de Río Piedras, desde ahí empezó a escribirse con Reyes el 17 de febrero de ese año.
Días de exilio también incluye los textos que María Zambrano escribió a raíz de la muerte de su entrañable amigo, por ejemplo: ''En una tarde preciosa, estábamos en la orilla del lago de Pátzcuaro, sentados un poco más arriba, dispersos, un grupo de españoles salvados en su vocación y en su libertad por el que ya se llamaba El Colegio de México. Don Alfonso apareció un poco más tarde con discreción, casi sin ser notado. Debía yo estar muy triste, lloraba mi corazón, y desde lejos, atravesando una distancia (...) apareció ante mí don Alfonso y me dijo estas palabras: María, dondequiera que hoy esté una persona, está llorando. Era la verdad, me trajo la verdad universal que me tocaba el corazón''.