Usted está aquí: miércoles 5 de abril de 2006 Cultura POESIA PARA LLEVAR

POESIA PARA LLEVAR

Ricardo Yáñez

A contraluz

EJERCITAR, MAS QUE definir, una poética, dado que toda poética tendería a la transitoriedad (cada poema, como cada obra, propone o propondría sus propias reglas, genera o generaría su propio juego), es a lo que se abocan los poetas convocados en el libro A contraluz, proyecto del colimense Rogelio Guedea y el tlaxcalteca Jair Cortés.

YA EL SOLO hecho de mencionar el origen de sus promotores, quienes además residen en las ciudades capitales de sus respectivos estados, sugiere un ángulo, un punto de vista, una posición, si no del todo sorprendentes al menos retirados de lo que pudiéramos denominar cúpulas culturales, o más ceñidamente literarias.

ACASO ESA discreta distancia de las metrópolis, grupos de grupos, efervescencias no siempre o necesariamente estimulantes, les haya permitido salvar reservas, abrirse puertas en pro de una idea sustancialmente productiva: conseguir que al exponer su visión respecto al quehacer poético los expositores se expongan en tanto que poetas, se arriesguen a exponerse en el sentido de mostrarse, en un autorretrato que es a la par un ejercicio de estilo: ''Yo, poeta, pienso esto de la poesía, y en tanto poeta digo de ese modo quién soy -o estoy siendo".

LOS COAUTORES SE dejan ver en un terreno que sin ser estrictamente autobiográfico ni descriptivo de sí mismos, lo es en el orden de las ideas, ideas respecto a lo que se presenta como vocación o como oficio, o mejor, ambas cosas en una: profesión.

QUIZA LO MAS agradecible del libro es que evidencia la pasión de un grupo representativo de artistas de la palabra (nacidos entre 1960 y 1975 -generación y media, digamos- en diversas partes del país: de Tijuana a Chetumal, de Matamoros a Acapulco, y con alguna o más que alguna movilidad geográfica) por la seriedad en la formación como profesionales de la lírica.

PROBABLEMENTE EL más ecuménico y no por ello el menos personal de los colaboradores sea Jorge Fernández Granados, quien en tono mesurado, lúcido y sonriente, abre la serie de poéticas. Los demás, en orden de aparición, son Jorge Ortega, Ofelia Pérez Sepúlveda, Pablo Molinet, Ricardo Venegas, Roxana Elvridge-Thomas, Benjamín Valdivia, Javier España, Daniel Téllez, Cristina Rivera-Garza, Luis Armenta Malpica, Carlos Adolfo Gutiérrez Vidal, Julián Herbert, Mario Bojórquez y Heriberto Yépez.

LAS APORTACIONES son, como cabe esperar, de diversa índole. A nuestro entender los impulsores del proyecto decidieron iniciar con Fernández Granados debido a que ofrece muy pertinente centro a esta especie de mesa redonda, y cerrar con Yépez debido a que es el más claramente crítico no sólo con el género poética sino sobre todo con el género poesía y parece optar por los transgéneros en una apuesta que dialoga con el futuro:

''HABRA UN ADIOS a la poesía; seguramente ya estamos en sus quejosas reconciliaciones, en el arquetípico vaivén del luto...Y, sin embargo... la poesía guardará, intacta, su posición de polo opuesto..., como una fuerza centrípeta o un hoyo negro inesquivable."

 
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