El republicano Tom DeLay deja su curul tras escándalo de corrupción
Nueva York, 4 de abril. En una historia que podría llamarse el "martirio del Martillo", el representante Tom DeLay, hasta hace poco uno de los políticos más poderosos en Washington y principal estratega de la conquista republicana del Congreso, anunció hoy que abandonará su curul, marcando el fin de la carrera política de una figura tan intimidante que tenía el apodo El Martillo.
El fin de DeLay empezó en septiembre pasado, cuando un gran jurado en Texas lo acusó formalmente de lavado de dinero y violaciones de leyes de financiamiento de campañas electorales. Así fue obligado a renunciar como líder de la mayoría republicana de la Cámara de Representantes, aunque en ese tiempo insistió en que lograría ganar el caso legal y juró recuperar ese puesto.
Sin embargo, una amplia investigación federal por corrupción política que se inició en torno al cabildero Jack Abramoff (de quien DeLay comentó en algún momento; "es uno de mis amigos más cercanos y queridos"), quien lo implicó en lo que aún podría ser uno de los escándalos políticos más grandes de la historia de Washington. La investigación federal llevó a que el ex jefe de prensa de DeLay, Michael Scanlon, se declarara culpable, y poco después el propio Abramoff también aceptó su culpabilidad en lo que fue una conspiración de corrupción política. Hace cuatro días, el ex asesor y subjefe de equipo de DeLay, Tony Rudy, aceptó su culpabilidad en la conspiración de corrupción, y esto parece haber sellado el destino político de su ex jefe.
DeLay, quien según algunos líderes cristianos conservadores fue electo por Dios al Congreso -lo cual hizo que Dana Milbank, del Washington Post, preguntara recientemente si los electores de su distrito en Texas habían sido informados de eso- ha sido sancionado tres veces por la Cámara, pero siempre ha insistido en que es inocente. De hecho, ayer se le preguntó si había cometido algo ilegal o inmoral durante su mandato como servidor público, y respondió que "no".
En un mensaje videograbado difundido esta mañana, DeLay anunció que suspendería su campaña de relección, y declaró: "soy realista, he estado aquí durante tiempo. Puedo evaluar situaciones políticas". Al parecer, según sus asociados, tomó la decisión no por la investigación criminal en su contra que continuará un fiscal en Texas, sino por temor a que pudiera perder ante un demócrata en las elecciones legislativas en noviembre.
Que el "arquitecto" principal de la mayoría republicana en Washington llegara a confesar que se retira de la política porque parecía cada vez más posible que no podría ganar su relección, marca una derrota con graves implicaciones para su partido. Hay temor de que los demócratas reconquisten la mayoría en la cámara este año, aunque hace meses los republicanos parecían invencibles en su control de las tres ramas del gobierno. Pero DeLay se convirtió rápidamente de conquistador en un herido grave de su ejército político, uno que cada vez menos sus colegas deseaban que permaneciera en sus filas.
DeLay había informado al presidente George W. Bush de su decisión este martes, poco antes de difundirla. Estrategas republicanos creen que hay mejor oportunidad para que su curul se mantenga en manos republicanas con su ausencia. Los demócratas estaban un poco decepcionados, ya que deseaban que DeLay continuara su campaña, pues se preparaban para usarlo como símbolo nacional de su mensaje de que los republicanos habían llegado a niveles de corrupción sin precedente, con él como ejemplo.
DeLay, un ex exterminador de insectos, ha estado en el Congreso desde 1985. Impuso una disciplina feroz (con lo cual se ganó su apodo) a su partido al asumir puestos de liderzazo, fue uno de los estrategas del bloqueo de la agenda legislativa del presidente Bill Clinton durante los años 90 y principal ingeniero del juicio político éste. Después, con el triunfo de Bush, fue encargado de promover la nueva agenda conservadora y diseñar una máquina política en Washington para consolidar el control republicano. Pero en 2002, sus agresivas estrategias y sus maniobras políticas realizadas bajo un manto de impunidad por el poder que había acumulado, empezaron a generar problemas, y con eso, el inicio del fin de su poder.
David Brooks, corresponsal