Acres reclamos por su postura ante la ley Televisa
Estudiantes deslucen acto de Calderón en la Ibero
Ampliar la imagen Estudiantes opuestos a la ley Televisa encararon ayer a Felipe Calderón en la Universidad Iberoamericana Foto: José Carlo González
"¡Gracias por la ley Televisa, vendiiiido!", vociferaba un estudiante de pantalón de mezclilla deslavado, tenis y melena rubia.
A su lado, otro joven sostenía una pancarta pintada con plumón negro: "Aznar = Irak/ PAN = Yunque/Felipe = panista apoyado por Aznar".
Con timidez, más alumnos se sumaban a la protesta y levantaban sus cartulinas, mientras otros trataban de acallarlos, de sobreponer sus voces: "¡Fe-li-pe, Fe-li-pe!.... ¡Oee-oe-oe-oe, Calderón, Calderón!"
Así, en medio de reclamos de estudiantes opositores a la llamada ley Televisa, Felipe Calderón entró y abandonó la Universidad Iberoamericana.
Resguardado tanto por elementos del Estado Mayor Presidencial como por vigilantes de la universidad, el candidato panista salió entre empellones y una lluvia de expresiones de apoyo o de repudio.
De poco sirvieron los mecanismos de control que dispusieron los organizadores; es más, en ese momento generaron mayor confusión.
La incursión del abanderado blanquiazul a la Ibero no fue fácil y causó expectación. A las once de la mañana el auditorio José Sánchez Villarreal estaba desbordado. Muchos jóvenes y académicos se agolparon frente a la puerta de cristal del auditorio, en espera de poder entrar o aunque sea de expresar sus opiniones a la llegada del invitado panista.
Cuando Calderón cruzó el patio se escuchó una guerra de consignas, ya sea en favor de él o gritos de inconformidad por la aprobación de la Ley Federal de Radio y Televisión.
Una jovencita vestida de negro levantaba una cartulina: "Ley Televisa. Vendiste al Estado", y se aproximaba adonde se encontraba el abanderado panista.
Otro estudiante de relaciones internacionales, de nombre Juan Carlos Natale, se quejaba: "no estamos de acuerdo con que el candidato Felipe Calderón critique a López Obrador porque lo apoya Hugo Chávez. Es una incongruencia, porque él está recibiendo apoyo de Aznar".
En cuanto se acercó el candidato, se arremolinó la gente. Todos, seguidores y críticos, quisieron acercarse a él, mostrarle sus mensajes escritos, lanzar reproches o felicitaciones, pero todo duró un respiro.
Con la ayuda del Estado Mayor Presidencial, Calderón logró sortear la entrada en unos segundos, mientras una marejada de estudiantes se empujaba en busca de que les permitieran el acceso, lo que provocó que una alumna se desmayara y otros se llevaran golpes y jaloneos.
A gritos, los muchachos pidieron que el candidato saliera a la explanada a dar su conferencia, pero su esfuerzo fue infructuoso y se conformaron con verlo en una macropantalla que se había colocado con ese fin.
Ese ambiente contrastaba con la tranquilidad en el auditorio. Ahí había cientos de jóvenes acomodados en sillas. Lo mismo el rector José Morales Orozco que académicos e invitados, quienes se encontraban arrellanados en sofás, como si se tratara de un estudio de televisión. Como moderador fungió el locutor de Televisa Leonardo Kourchenko.
Mientras Calderón exponía sus propuestas, afuera cientos de estudiantes se mantenían sentados en el piso observando la imagen del candidato. Era como un foro alterno en el que se escuchaban menos aplausos que adentro.
Algunos, como Omar Hernández, aprovecharon para quejarse de que las preguntas que en ese momento se formulaban al candidato pasaron por "filtros" de los organizadores y de los académicos, y por eso eran "temas a modo".
Arturo García, de la carrera de ciencias políticas, explicaba que los citaron a las 10:30 horas y que integrantes del comité organizador se apostaron en la entrada y seleccionaron a los estudiantes, "para evitar problemas".
Los muchachos eran parte de un grupo que rechaza la llamada ley Televisa. Laura Gastelo de plano exclamó: "Que Calderón le hable a su amigo Fox y vete la ley". Otro llevaba escrito en su cuaderno la frase: "Chávez sí, Aznar no".
La charla transcurría en calma, con preguntas de los académicos relacionadas con las propuestas del panista. En respuesta a dos que se salieron del guión, el candidato panista se declaró partidario del Estado laico y aseguró que el canciller puede ser elegido, preferentemente, de entre los miembros del servicio exterior mexicano.
"¿Puedo manifestarme?"
Un joven rompió la parsimonia cuando alzó una manta que decía: "¿Qué se siente ir a misa y mentir?" Antes había puesto en lo alto otra que rezaba: "Hay o no libertad de expresión, ¿puedo manifestarme?"
Esto provocó que jóvenes inconformes por los mecanismos de control que impusieron los organizadores aplaudieran a su compañero y otros trataran de hacer contrapeso con gritos en favor de Calderón. Al ver la reacción de los muchachos, se pasó una urna para que enviaran sus preguntas por escrito.
Ante las presiones del estudiantado, finalmente se dio la palabra a Francisco Rivera Suárez, alumno de maestría en sociología, quien expresó su inquietud sobre las reuniones que Calderón ha sostenido con empresarios para obtener fondos. "¿Cómo se están obteniendo recursos? ¿No se repetirá lo que ocurrió con Amigos de Fox?", planteó.
El candidato panista se congratuló de que dejaran hablar a Rivera. "Hablando se entiende la gente", exclamó.
Y le contestó que precisamente en la mañana se había reunido con unas 500 personas, y que cada una pagó 5 mil por el desayuno (en total reunió casi 2.5 millones de pesos).
En ese desayuno, celebrado en la Hacienda de los Morales, también había insistido en eliminar el pago de la tenencia vehicular y celebró que las encuestas reflejan claramente un "alza" en su campaña. Se dijo divertido porque su contrincante Andrés Manuel López Obrador presume de los sondeos cuando lo favorecen, y cuando no, "se queja que están trucados, de que son un complot".
Ante los alumnos, puntualizó que esos desayunos de recaudación los hace abiertamente y "sin hipocresía", no como, dijo, hace López Obrador por medio de Federico Arreola, quien -sostuvo- se ha reunido con Kamel Nacif, el llamado rey de la mezclilla.
Una joven permaneció de pie varios minutos, pero no pudo hablar, lo mismo que otro muchacho que mantuvo el brazo alzado. El panista adujo que tenían derecho de plantear por escrito sus preguntas aquellos que llegaron temprano.
Preocupado, Kourchenko propuso que el candidato mejor se retirara por la puerta trasera, pero Calderón decidió salir por la principal, en compañía del rector.
Cuando se retiraba, otro joven lo increpó. José Alfonso Cabrera, estudiante de la preparatoria abierta, le gritaba: "¿Por qué dices que necesitas dinero? ¿Tú crees que Zapata tenía mucho dinero cuando empezó su movimiento?"
-Felipe, hubo una urna, no le contestes -recomendó alguien.
-Yo quiero que me contestes ahorita. No tienes pantalones para decirnos de una vez qué es lo que opinas sobre el aborto... ¡Eres un cobarde! ¡Burgués!...
El exaltado muchacho siguió insultando al candidato, pero en ese momento el michoacano ya no lo escuchaba; se encontraba a unos metros de distancia caminando del brazo del rector y bien custodiado por miembros del Estado Mayor Presidencial y guardias de la Ibero.
A su salida iba envuelto por una coraza de guardias y jóvenes partidarios; a su paso encontró decenas de pancartas con mensajes en pro y en contra.
"¿Donde están las manos limpias en la ley de televisión?" "Queremos empleos con medios independientes". "¿Y el dinero de Banobras?" "Cómplice del Fobaproa".
Del lado calderonista aparecían otras: "La única opción contra el Peje es Felipe", "Mejor con Aznar que con Chávez", "Cada día somos más con Felipe". Y expresiones como la de: "Sálvanos del Peje".
Los jóvenes opositores a la ley Televisa todavía siguieron al panista hasta la salida. Al candidato panista ya lo esperaba una camioneta con el motor encendido, y en cuanto el candidato se subió, ésta arrancó de inmediato.