El compositor puso a girar el mundo bajo el telón de cristal y acero bellasartiano
Afiebrado transitar de Chick Corea por lo pagano y lo sagrado del flamenco
Ofreció una ensalada de bossa, rítmica africana y un toque latino de piedra y oro
Se presenta hoy en ese escenario dentro del Festival de México en el Centro Histórico
Ampliar la imagen El maestro Chick Corea con su grupo Touchstone, la noche del lunes, durante su presentación en el Palacio de Bellas Artes Foto: Fernando Aceves
El compositor Anthony Armando Corea culminó la noche del lunes en Bellas Artes una gira que emprendió el 2 de febrero en Alaska y que denominó Touchstone, en alusión a la piedra que se utiliza para medir la nobleza de ciertas aleaciones de oro y que es un estándar de calidad. Lo hizo con tres integrantes del mítico Sexteto de Paco de Lucía y otros músicos, y con alusiones a su viejo disco Touchstone, de 1982 y con todos los ingredientes de su genio.
Bajo el telón de cristal y acero bellasartiano entabló discursos sartreanos desde las teclas y puso a punto de turrón las aleaciones aleatorias de lo que gusta en denominar ''la elevación de la cultura étnica" en su ensalada de bossa, rítmica africana y un toque latino de piedra y oro, todo esto con una cereza arriba del pastel: un transitar eufórico y afiebrado por el pagano y sagrado al mismo tiempo territorio del flamenco. Touchstone.
En poco tiempo, de los 135 minutos en que puso a girar el mundo alrededor de su toque mágico, convirtió el palacio de marmomerengue en un perol hirviente de contento.
Quedó de manifiesto en esta nueva visita del maestro Chick Corea que a partir de su estilo inconfundible y con el cual a sus 64 años de edad ya pasó a la historia, que hay distintos Chick Corea y aglutina a músicas y públicos diversos, desde la exquisitez de su toque sensacional en los Conciertos para piano de Mozart, sus dúos de concierto con Friedrich Gulda, también con Mozart y con el fabuloso Bobby McFerrin, siempre con el Arcángel Mozart aleteando de alegría, hasta sus incursiones electrificadas y su gusto apasionado por la cultura latina en general y en particular flamenca, y tal fue el caso del concierto de anteanoche en Bellas Artes.
Con el extraordinario bajista catalán Carles Benavent y el percusionista bahiano Rubem Dantas, Chick -que es grande- la armó en gigante, y para el efecto echó mano y palmas del baterista de Long Island Tom Brechtlein, además del madrileño Jorge Pardo en saxos y flautas.
Chick El Tragaños Corea, entrado en carnes pero loco de contento, inició el concierto con una advertencia: ''vamos a escuchar pura música nueva, así que no esperen oír las piezas clásicas", pero por más que dijera lo contrario, eso era que posara las manos sobre su Yamaha Motif ES 8 y el resultado sonaba irremediablemente a Return to forever, y en cuanto se trasladó al piano acústico, también Yamaha, eso sonaba, maravilla de maravillas, a Captain Marvel, aunque en una versión revisitada siempre, porque ya lo dijo Heráclito: nadie se baña dos veces en la misma síncopa.
Desfilaron entonces viejos sonidos en nuevas grabaciones, en particular las contenidas en su reciente álbum doble como resultado de este experimento Touchstone y en cuya carátula en rojo encendido aparece dando giros la bailaora Auxi Fernández, que apareció en un momento mágico en escena para apisonar sobre un tablado crucificado al centro del proscenio las teclas que Corea desclavaba de sus pianos.
Exponente de la cultura jazz
A pesar de que no puede decirse que un clásico nunca ofrece un mal concierto, la sesión del lunes pareció más bien un alegre reposo del maestro Corea, quien armó esta gira y este experimento para, sencillamente, divertirse, pasarla bien, echar mucho relajo como en la secundaria e hilvanar una serie de momentos mágicos entreverados con momentos de jam session percusivos, dado que anda tan de vena el Chick que agarró un cencerro y luego dos baquetas para tundirle sabroso a las congas y a batir palmas y hasta bailar flamenco en plena escena.
El momento más bello del concierto ocurrió cuando ya había terminado, es decir, en la primera pieza de regalo, cuando entonó Kalimba, la pieza que armó con el brasileño Dantas armadas sus falanges con el piano más antiguo del mundo, un bello dispositivo africano de madera y metal que asemeja un piano diminuto, con el cual entabló Corea coros sublimes como en sus mejores momentos lo ha hecho con Miles Davis, Friedrich Gulda y Bobby McFerrin.
También como pieza de regalo escanció el encanto irresistible de una de sus obras emblemáticas, Spain, génesis de esta aventura formidable, aunque ya no sonó Captain Marvel, anunciado en el programa de pierna, ni siquiera Armando's Rhumba, que no estaba anunciada, pero sí sonó Kalimba y sonó todo el tiempo el estilo y la idea de uno de los más grandes músicos que han enaltecido la cultura jazz, el maestrísimo Chick, que es grande, Corea, que anda de vacaciones en su gira Touchstone, y que ya terminó el lunes pero que tendrá un último episodio la noche de este miércoles en Bellas Artes, como uno de los capítulos centrales de la versión 22 del Festival de México en el Centro Histórico.
¡Salve, maestro Chick Corea!