José Areán, director del Festival de México en el Centro Histórico, en entrevista
El reto de la cultura ''es crear un sentido de comunidad con la sociedad''
Se busca perfilar este encuentro en el ámbito internacional ''como un escenario de y para las vanguardias''
Alerta: ''no debemos medir dinero contra personas''
Ampliar la imagen Como promotores culturales tenemos el deber de salir de los recintos y llevar la cultura y el arte a las calles, expresa José Areán a La Jornada Foto: María Luisa Severiano
Uno de los retos del Festival de México en el Centro Histórico en años recientes, cuya versión 22 comienza hoy sábado, radica en crear un sentido de comunidad con la sociedad, pero de igual manera ''no caer en la tentación de medir dinero contra personas'', es decir, cuidarse de convertirlo en un producto meramente comercial.
Habla José Areán, máximo responsable de ese encuentro cultural y artístico que se extenderá hasta el 8 de abril, con una aspiración bien definida: perfilarse internacionalmente como un escenario de y para las vanguardias.
En entrevista con La Jornada, el también director de orquesta subraya el interés del festival por establecer sinergias con los sectores turístico, comercial y de servicios (restauranteros y hoteleros), como sucede con otros importantes encuentros culturales y artísticos del mundo.
Lo anterior, explica, con el propósito de que el del Centro Histórico se consolide como un polo de atracción no sólo para los habitantes de la ciudad. ''Es -define- algo que se está creando poco a poco, pero todavía es un área que debemos desarrollar".
La reaparición después de 10 años de ausencia en México de Chick Corea, uno de los grandes del jazz mundial; las presentaciones del Ballet de Víctor Ullate en Bellas Artes y el Zócalo, y la fusión de flamenco y hip hop de los españoles de Chambao, son algunas de las cartas fuertes de la programación de este año.
Sobresale asimismo la puesta en escena de El ocaso de los dioses, con la que se culmina el más grande proyecto operístico emprendido en el país: el montaje íntegro de la tetralogía de El anillo del Nibelungo, de Richard Wagner, a razón de título por año.
Comunión con la sociedad
A propósito de ese monumental trabajo -cuya dirección escénica ha estado a cargo de Sergio Vela, mientras que la musical de Guido Maria Guida-, Areán descarta la posibilidad de montar la saga completa en una sola temporada, como se anunció al presentar el proyecto, en 2002.
Incapacidad financiera y complicaciones técnicas y logísticas ''insalvables'' son los motivos aludidos por el promotor, quien aclara, sin embargo, que se mantiene en pie la propuesta de exportar la producción a otros países, aunque admite que nada se tiene concretado.
-¿Cuáles son los principales desafíos del festival?
-Para cualquier institución cultural uno de los grandes retos es crear precisamente sentido de comunidad con la sociedad. Como promotores culturales tenemos esa responsabilidad, abriendo las puertas y también sin esperar que las personas lleguen a los actos, sino salir de los recintos a la calle.
''Además, es muy importante el factor de la difusión. Hay muchos medios hoy que van más allá de la simple publicidad como se concebía en los viejos tiempos, de sólo publicar carteles o una cartelera.
''Muchas veces, en una ciudad tan grande, el reto es que las personas se enteren de que hay un gran festival. Porque siendo una ciudad tan inmensa, con tanta actividad, hay mucho ruido de fondo, y el chiste es superar ese ruido y tratar de perfilarse.
''Esa ha sido una parte muy importante de la estrategia del festival, la de la publicidad; pero sin duda también lo es la programación, con diferentes maneras de llegar a distintos públicos."
-¿Cuál es la función social que cumple un festival como el de México en el Centro Histórico?
-Todas las instituciones culturales tienen el deber de cumplir una función social. Hay que ser mucho más proactivos en la conciencia y la necesidad de crear públicos nuevos y de abrir puertas a gente que no es necesariamente aficionada; y eso se logra mediante esfuerzos académicos y educativos.
''Esta necesidad de dar servicio cultural es más que acuciante en un país como México. Evidentemente todo esto cuesta dinero, pero creo que no hay que caer en la tentación de tratar de medir dinero contra personas; un festival como éste no es un producto mercantil.
''Aunque sí tiene que haber cierto balance entre la cantidad de público a la que esa inversión puede llegar. Muy importantes, por supuesto, han sido las actividades gratuitas para poder llegar a estratos que no necesariamente pueden adquirir boleto. Los esfuerzos de sacar parte de la programación a exteriores ha tenido buenos resultados."
-¿Se ha logrado consolidar un público heterogéneo?
-Es un hecho. Hace dos años hicimos una encuesta, que repetiremos éste; en ella vimos nuestro éxito, sobre todo con jóvenes, pues 65 por ciento del público que acude al festival es menor de 35 años; 28 por ciento es de estudiantes, sobre todo universitarios, ávidos de cultura. Estamos cubriendo una parte importante de la población. Al menos la tercera parte tiene ingresos familiares menores a 6 mil pesos.
Por un modelo mixto
-¿Qué le falta al Festival de México en el Centro Histórico para alcanzar la dimensión del Cervantino?
-Entre lo que se está logrando mediante la restauración e inversión en el Centro Histórico, es que éste nos pertenezca, que sea un espacio con el cual nos identifiquemos y nos guste visitarlo. Al respecto, el festival ha jugado un papel importante en ese proceso.
''También hay que seguir trabajando junto con restauranteros, comerciantes del Centro Histórico e inclusive en el ámbito turístico.
''En todas partes del mundo, un festival de estas características tiene una repercusión turística, y en la medida que esto sea comprendido por las autoridades de turismo y nosotros nos acerquemos a ellas y a los operadores turísticos, podremos crear un verdadero polo de atracción, no sólo para las personas que viven en la ciudad sino para los que habitan en los alrededores."
-¿Hacia dónde se proyecta el festival?
-Básicamente, de lo que se trata es que damos por sentado que la programación tiene que ser buena, de calidad, de excelencia, pero también con cierto perfil vanguardista,
''No tratamos de competir con festivales más tradicionales, como el de Salzburgo o Edimburgo; pero sí de perfilarnos internacionalmente de algún modo, es precisamente buscar ser innovadores y tratar de tener cosas de vanguardia que vayan hacia al público.
''Por otro lado, crecer económicamente es una necesidad para todas las instituciones, y eso es algo que poco a poco lo estamos logrando. Queremos empujar para seguir creciendo en el sector privado y un poco más en el público.
''De nuestro presupuesto total, 65 o 70 por ciento proviene de recursos autogenerados y de la participación de la iniciativa privada. Y eso plantea un modelo de punta de lanza en el país.
''No soy defensor de que la cultura deba ser dejada a las leyes de mercado y que el gobierno nada tenga que ver. Por el contrario, pienso que la administración pública tiene un papel fundamental en la creación, la educación y la promoción de la cultura. Imagino para el festival este modelo mixto a largo plazo."