Hoy se cumple el 30 aniversario del golpe militar
Homenaje a mexicanos que apoyaron a miles de perseguidos
Ampliar la imagen Cuauhtémoc Cárdenas saluda al embajador de Argentina, Jorge Yoma Foto: José Carlo González
El gobierno argentino brindó homenaje a sectores de la sociedad mexicana que acogieron a miles de perseguidos políticos durante los años de dictadura en su país. Uno de los personajes que recibieron la medalla del Libertador San Martín, Cuauhtémoc Cárdenas, presidente del primer comité de solidaridad con el pueblo argentino de aquellos años, hizo a su vez un reconocimiento a las aportaciones que esa diáspora dejó en la tierra de acogida: "El ejercicio del asilo, este derecho fundamental de las personas, también abrió los espacios de la democracia en México".
Y más tarde, en declaraciones a la prensa, alertó sobre lo que consideró un riesgo de que se vulnere el derecho de asilo tan preciado por los mexicanos en caso de que el gobierno decida extraditar a los seis vascos presos aquí desde hace dos años.
"Sería -recalcó- un atropello a sus derechos, porque el juicio que se les sigue es conducido de manera parcial y tendenciosa; es un proceso prefabricado con un fallo predeterminado".
Si después de que la Suprema Corte resuelva sobre su caso el gobierno decide entregarlos a la policía española, "se violaría un mandato constitucional de política exterior. Hay que seguir insistiendo en que se respeten los derechos de estos seis ciudadanos vascos, para que sean liberados de inmediato y se les apoye para que puedan reintegrarse a la vida que llevaban dentro de los marcos legales antes de ser detenidos".
La residencia de la embajada argentina abrió ayer las puertas de su jardín, arbolado y lleno de helechos, a una concurrencia que no solía pisar esos lares en el pasado. Centenares de argenmexs acudieron para acompañar al nuevo embajador, Jorge Yoma, en el arranque de la Semana de la Memoria y el Reconocimiento al Pueblo Mexicano.
Rockeros y científicos, poetas y gastrónomos, cineastas, periodistas y sicoanalistas del ex exilio, que terminaron por echar raíces aquí, pasaron finalmente al interior de la misión diplomática, ante la que -hace 30 años- solían realizar plantones y protestas.
En una ceremonia antisolemne y emotiva, Yoma quiso hacer entrega de las medallas al mérito que representan la más alta condecoración del gobierno argentino a Cárdenas, al ex embajador en Argentina y ex gobernador nayarita Celso Delgado y al ex director de la primera comisión para refugiados, Luis Ortiz Monasterio, representado por su hijo.
Pero el gesto quedó a medias porque el diplomático riojano, recién desempacado en México, reconoció no haber estado al tanto de la normatividad mexicana que establece que un mexicano no puede recibir una condecoración de un gobierno extranjero si antes no lo aprueba la Cámara de Diputados. De modo que las bellas medallas se quedaron guardadas en sus estuches hasta que llegue el momento, lo que no le restó emoción al homenaje.
También recibieron reconocimientos Carmen Lira, directora general de La Jornada, Carlos Payán, director fundador de este diario, y el extinto Manuel Becerra Acosta, ex director del antiguo unomásuno.
Asimismo fueron homenajeadas instituciones académicas que recibieron en sus aulas a miles de argentinos, entre ellos la UNAM, el CIDE, el Colegio de México, el Instituto Politécnico Nacional, el Instituto Luis Vives y el Colegio Madrid.
En uso de la palabra, el diputado federal Miguel Bonasso habló de aquellos años del destierro: "Llegamos golpeados y aferrados a nuestra cultura porteña. Poco a poco aprendimos a querer a México". Y admitió que fue aquí, en este país, donde los argentinos de la diáspora entraron en contacto con la realidad mexicana, con los procesos revolucionarios de Centroamérica de los años 70 y 80 y con la problemática de otros países andinos y del Cono Sur".
Por su parte, Celso Delgado, quien era embajador de México en el segundo periodo de Juan Domingo Perón hasta la caída de su viuda, Isabel Perón, recordó el privilegio que tuvo, como diplomático, de haber vivido "esa breve primavera" del triunfo peronista, hasta su corte abrupto. Y habló de los centenares de argentinos y chilenos que pasaron por la Casa de los Arcos, en Belgrano, para salvar la vida y salir al exilio.
El ingeniero Cárdenas abundó, en su discurso, sobre los principios de la política que hicieron de México tierra de asilo, como legado de los grandes liberales que los plasmaron en la Constitución de 1827, que se retomaron en la de 1917 y que se han preservado en todos los tratados y convenciones sobre protección y asilo.
Al referirse a la sintonía que existe entre los pueblos de México y Argentina, Cárdenas también se remontó al pasado, hasta las luchas de independencia, al referir la participación de marinos argentinos en la Alta California al lado de insurgentes mexicanos.
Hizo un reconocimiento al proceso que se vive hoy intensamente bajo el gobierno de Néstor Kirchner, de recuperación de la memoria del genocidio que barrió Argentina hace tres décadas, "no para recrudecer rencores, ni por revancha", sino para evitar la amnesia colectiva y la disolución de la justicia en responsabilidades anónimas.
Finalmente, en el acto de rencuentro con el exilio, Cárdenas recordó otra comunidad de desterrados, los españoles republicanos.