ONG tendrán acceso irrestricto a documentos militares
Abre Argentina archivos secretos de la dictadura
Imágenes y testimonios sobre el golpe se esparcen por todo el país
Buenos Aires, 22 de marzo. Treinta años después del golpe militar del 24 de marzo de 1976, nadie puede decir en la sociedad argentina que ''no sabe" lo que sucedió desde esa fecha hasta finales de 1983.
La conmovedora sucesión de imágenes que la televisión argentina está reproduciendo en estas horas, las exposiciones que circulan por todo el país, las mesas de debates, la rememoración en sindicatos, escuelas, fábricas, hasta en los lugares más lejanos, están actuando como una catarsis colectiva.
Sólo en esta capital y la provincia de Buenos Aires se calculan unas 5 mil actividades, por lo que el 30 aniversario del golpe militar habrá producido uno de los más fuertes impactos en la recuperación de la memoria, en el no olvido, y ayudará a que la sociedad en su conjunto entienda que la impunidad debe ser desterrada para siempre.
Si aquel 24 de marzo cambió la historia argentina y la imagen posterior fueron esos rostros de miles y miles de jóvenes y niños que miraban desde las fotografías extendidas a lo largo de varias calles -tantas (30 mil) eran las víctimas del horror-, este aniversario será un parteaguas donde la recuperación de la cultura de la memoria se convierta en un acto de resistencia por sí solo.
''La dictadura sembró el terror, paralizó, mató a nuestros hijos, quiso matar las voces, la música, la cultura, la creación, el propio país como tal, la independencia, la vida en su mejor acepción, pero esto que está sucediendo ahora, en estos días, es una respuesta que ellos nunca creyeron que podía darse a nivel de la cultura de la dignidad.
Este 24 de marzo les decimos que el terror hizo que buscáramos en los sótanos de nuestra imaginación para volver mejores". Así está escrito debajo de una pintura colectiva de un grupo de jóvenes pintores y poetas del interior del país.
La carta de Walsh, otro símbolo
Testimonios, documentales, imágenes inéditas, lo que dejó la dictadura, la voz de los sobrevivientes, de los hijos, madres y familiares de los desaparecidos, todo está reproducido por diversos canales de televisión, en radios y en teatros.
Este jueves, el premio Nobel de la Paz Adolfo Pérez Esquivel hablará ante cientos de presos comunes en la Unidad 9 de La Plata, donde estuvo detenido y fue torturado.
Los más de 100 mil ejemplares de La carta a la junta militar, escrita por Rodolfo Walsh pocas horas antes de ser desaparecido por las fuerzas de la dictadura, que se distribuye como ''acto de libertad" en todo el país, ha sido reproducida en universidades y distintos lugares, y se habla ya de que hay más de 500 mil copias espontáneas que circulan de mano en mano, como el escritor y periodista hubiera querido.
Esa acción convierte a la carta de Walsh en símbolo de la resistencia, como la agencia que creó, la clandestina Ancla, y además lleva al recuerdo de anónimos ''correos" que llevaban grabadas en la memoria las denuncias y la historia del terror escrita día a día para que se conociera en el mundo. Así pudo existir la solidaridad exterior.
Las Madres de Plaza de Mayo, en sus dos expresiones, siguen allí como otro símbolo, de haber sido vanguardias de la resistencia, el primer gran desafío a las juntas militares de la dsictadura.
O como dice el escritor Osvaldo Bayer, ''las únicas que pueden ostentar méritos (de haber desafiado tan expuestamente a la dictadura) son las madres de Plaza de Mayo, esas mujeres que desnudaron para siempre a los sayones de la sevicia".
Desde sus rincones de la memoria, Nora Cortiñas, de Madres Fundadoras de Plaza de Mayo, recuerda que el ''primer encuentro de las madres fue el 30 de abril de 1977. Y los pañuelos surgirían en 1980, cuando desesperadas por denunciar participábamos en todo lo que pasaba, como la procesión que se hace hacia el santuario de la Virgen de Luján todos los años en octubre. Es una marcha larga, muy larga desde Buenos Aires hacia allá, más de 60 kilómetros, creo. Las madres decidimos reunirnos para participar el sábado de la primera semana de octubre en esa procesión que es multitudinaria. Nos reunimos el jueves y entonces pensábamos que iba a ser difícil encontrarnos entre tanta gente y necesitábamos estar juntas en algunos momentos. En esa ocasión alguien dijo: 'nos podemos poner un pañuelo blanco en la cabeza', y otra madre recordó que no íbamos a poder conseguir todas ese pañuelo.
"Y en ese coro de mujeres desesperadas a otra se le ocurrió la idea: podemos usar un pañal, de esos que son como triángulos, y como todas teníamos nietos o guardados algunos pañales de nuestros hijos, los llevamos. Yo conservo aún el pañal que llevé además para atar en la punta de un bastón; todas llevábamos un bastón de palo de escoba para sostenernos en esa larga y difícil marcha. Así nos llamábamos con el pañal atado al bastón y entramos con ellos en la cabeza todas juntas y entonces no nos quisieron dar la comunión. En esos tiempos sólo algunos curitas desafiantes nos daban la comunión, porque para algunos obispos éramos las madres comunistas".
Por estas horas ellas están reconstruyendo y grabando todo lo que hubiera quedado perdido en algún recoveco de su historia, para que ''todo quede en la memoria, como canta León Gieco".
El exilio, baluarte de la resistencia
Y desde otros países llegaron muchos de los sobrevivientes del horror que no pudieron volver por diversas razones. Un exilio muy largo. ''Lo que se produjo en el exilio fue también una acción de resistencia contra la dictadura. Creció otro cine argentino, que ahora enriquece el de adentro. Mutuamente se enriquecen, y el regreso del exilio, el rencuentro entre unos y otros está produciendo algo muy fuerte, algo que jamás los asesinos pudieron imaginar", dice Fernando Pino Solanas, reconocido director de cine de fama internacional.
Por estas horas miles de jóvenes argentinos pueden ver por primera vez las imágenes de los juicios a las juntas militares, en 1985, Y allí hay testimonios vivos, como aquel desgarrador de la madre que relataba a los jueces cómo era llevada desde las oscuridades de su encierro después de que sus compañeras desesperadas habían logrado que la atendieran cuando estaba a punto de parir. Su hija nació en el mismo automóvil policial donde ella creía que iba a ser llevada hacia la libertad.
Y luego fue el encuentro con el médico policial que cortó el ombligo y le robó a su niña, que sólo pudo tener un momento en sus brazos. Es un desgarramiento, pero un sinceramiento social sin antecedentes.
La señal televisiva Ciudad Abierta dedica esta semana y la próxima programas sobre el golpe y sus consecuencias. Y pasan ante los ojos azorados programas de entrevistas como La creciente o los documentales Corondaes, Esma, una institución argentina, Historias de aparecidos, Flores de septiembre, Nietos, los rubios, Sol de noche, Garage Olimpo y tantos otros.
Durante toda la semana, el oficial canal 7 pone en pantalla el ciclo titulado Del horror a la esperanza, en que se hace un recorrido histórico desde el 24 de marzo de 1976 hasta nuestros días, y en otros canales se verá El golpe, memoria del horror, Lo que el golpe se llevó y Una larga noche, entre tantos otros filmes.
La señal de música MuchMusic se sumó a esta jornada con un programa, Mejor hablar de ciertas cosas, que emitirá videos inéditos del rock nacional grabaciones del tema Sin cadenas (Los Pericos), que fue parte de la banda de sonido del filme Botín de guerra, sobre las Abuelas de Plaza de Mayo, y una serie de canciones que marcaron la resistencia musical. No será el único.
''Memoria que amarísima de muerte
amarillea al pie de tu otoñar/
memoria que morís con cada viva
recordación/ dulce que fue tu mano".
Así dicen algunos de los versos de un poema de Juan Gelman, gran poeta argentino homenajeado estas semanas aquí como otro símbolo de aquellos y estos tiempos.