Ojarasca 107  marzo 2006



San Pedro de Michoacán, Chiapas

Las voces de la libertad

 
Gloria Muñoz Ramírez

­El municipio nació en diciembre de 1994, el mero 19 de diciembre, cuando de por sí se declararon los municipios autónomos zapatistas. Se llama así por nuestro compañero subcomandante insurgente Pedro, que murió al lado de nosotros cuando la guerra.

En San Pedro ocupamos los lados izquierdo y derecho de la carretera que sale de Margaritas y llega hasta el Río Euseba. Y también toda la cañada donde corre el mismo río. Tiene una parte que le dicen suburbana que está pegada a Margaritas y otra indígena que atraviesa la ruta que va a San Quintín. Somos 56 comunidades, la mayoría tojolabal, pero también hay tseltal y tsotsil.

Aquí en el Consejo tenemos nueve miembros, cada uno con una tarea diferente, o sea con una comisión diferente. El presidente ve que las funciones que les tocan se estén cumpliendo y si no se puede resolver un problema del municipio es el encargado de llevarlo a la Junta de Buen Gobierno.

Tenemos nuestra Comisión de Asuntos Agrarios que se encarga de todo lo de la tierra, como las peleas por los linderos que de por sí es lo que más se ve. Por ejemplo, en la comunidad de Santa Lucía, donde todos son priístas, los dueños de unas tierras cruzan el lindero de otro. Ellos, aunque no son de la organización, reconocen la autoridad del municipio autónomo y lo vienen a plantear el problema.

Otra cosa que ve esta comisión es la falta de tierra de las bases de apoyo zapatistas. Si alguien no tiene tierra entonces viene la autoridad ejidal a poner una solicitud. O sea que hacemos reparto agrario con la gente que lo necesita. Es función pues de la comisión agraria.

Cuando hay tierra recuperada nos ponemos de acuerdo con la gente de todos los pueblos para ver si hay algún proyecto de ganadería o de milpa, y se les concede. Sacamos propuestas de cada pueblo para ver cómo lo ven.

Aquí en San Pedro tenemos como 3 575 hectáreas de tierra recuperada en San Caralampio, Rizo de Oro, en Nueva Virginia y en Horizonte Maravilla. Son tierras que se recuperaron desde 1994 a los ricos finqueros y se les fueron dando a compas de Guadalupe Tepeyac, San José del Río, Buenavista Pachán, Emiliano Zapata, Espíritu Santo. De por sí los finqueros salieron con la guerra y dejaron sus tierras. También en la guerra se recuperaron las tierras de las fincas La Floresta y otras del cabrón de Absalón Castellanos.

 

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­A mí por mi parte me toca la Comisión de Justicia. Me llamo Gerardo y aquí vemos las investigaciones para arreglar los problemas de justicia, las amenazas y las violaciones. Una vez se dio una denuncia de violación en Las Margaritas, donde no son zapatistas, y vinieron a presentar la denuncia el papá de la muchacha con la muchacha. Lo que se hizo es que el Consejo le mandó un citatorio al acusado que se lo llevó el papá de la muchacha. Y ya cuando se presentó se carearon entre ellos delante de nosotros.

Se llamó también a la muchacha solita, sin su papá. Y ella dijo que la violaron cuando tenía cinco años y luego nos dice que no, que fue a los 14 años. Entonces se ve que está mintiendo y que puede ser una venganza personal y entra la duda. Entonces se vuelve a hacer la investigación hasta dar con la verdad.

Cuando se descubre que se trata de una mera violación se puede castigar con seis meses de trabajo en el municipio. El culpable trabaja todo el día en beneficio del pueblo y en la noche duerme en la cárcel. Pero no todos los casos se resuelven igual, cada uno es diferente, dependiendo de la conformidad. Muchas veces los castigos los pone la comunidad y su tarea del Consejo es dar cumplimiento a lo dispuesto por la comunidad.

La justicia zapatista atiende más casos de personas y comunidades que no están en la organización. Pensamos que hasta el 60 o 70 por ciento de los casos son de priístas o de perredistas. Cuando se presentan casos entre zapatistas y priístas aquí vemos quien tiene la razón. Si el zapatista tiene la culpa a él se le castiga porque aquí la justicia es pareja.

 

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­Nosotros los de Guadalupe Tepeyac nos juntamos de tres partes: Guadalupe Mexiquito y Vicente Guerrero y de El Carmen Xaxalá, esta última que está en el municipio de Altamirano. Somos los más viejos en el pueblo pero nos venimos cuando éramos jóvenes. No había tierra bastante y pensamos salir a buscar donde hay terreno libre en la selva, por ahí de 1955. Me llamo Dionisio.

Una familia de entre diez personas del ranchito de El Carmen Xaxalá salió a buscar y se concentraron en este rumbo. Los mero primeros fueron los compas Isidoro, Alejandro, Nicolás, Francisco y Cayetano. Fueron ellos los que escamparon en un filetillo que se llama San Bartolo, aquí nomás, y ahí levantaron sus casas y de ai' hicieron sus milpas. Pasando el tiempo nos dijeron a los demás que si queríamos venir a vivir con ellos y les dijimos que sí nos arriesgamos y de ai' bajamos toda la familia.

Fue un 25 de abril de 1957 cuando venimos el primer grupo de El Carmen Xaxalá, que son tojolabal; luego ese mismo año bajaron los de Vicente Guerrero, mestizos; y al final los de Guadalupe Mexiquito, que también son tojolabal.

Era pura montaña cuando llegamos pero hicimos el descampe para hacer el poblado. Nos costó pues, porque había otro grupo de gente de Margaritas que también lo quería. A mi padrino Isidoro le metieron un balazo, pero al fin se tuvieron que ir y nosotros levantamos la relación del número de ejidatarios. Se juntaron 27 ejidatarios y una parcela escolar. Todo Guadalupe son 16 hectáreas de zona urbana, así se dice pues.

Cuando hicimos el censo del ejido nos ayudó una persona y él mismo fue el que buscó el nombre de Guadalupe Tepeyac y así se quedó. Ahorita ya somos 63 ejidatarios y una parcela escolar. No, aquí la tierra no se vende. Cosechamos café, milpa y frijol, aunque ya se casi se acabó el cafetal.

 

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­Yo por mi parte antes de venir a Guadalupe era criada de las mujeres de los patrones allá en las fincas de El Porvenir, La Petema y La Prudencia. Allá llegamos a hacer tortillas, a limpiar, o moler con piedra, lavar ollas, cargar leña. No había paga, sólo un cuartillo de maíz, como cinco centavos.

Éramos peones, esclavos pues. Los hombres le dábamos de comer a los caballos, limpiábamos los potreros, cargábamos leña. El día empieza en las fincas a las 6 de la mañana y termina a las 6 de la tarde. En ese tiempo nos daban diez centavos al día, pero en ficha no en moneda. Y ahí te los gastabas en la tienda del patrón. Y luego ahí mismo comprabas posh o aguardiente y ya te endrogaste hermano y entonces a trabajar gratis para pagar la deuda. Es tienda pa' pedir lo que quieres y ya luego ni quien te saque de la finca.

 

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­Aquí es Arroyo Nacimiento, también de San Pedro. De por sí es la misma cañada del Euseba. Venimos de El Porvenir, o sea que somos un anexo de esa comunidad. Los primeros que llegaron venían de las fincas de allá de Altamirano. Mi abuelo sí conoció patrón. Se levantaba a las tres de la mañana a trabajar en la casa grande y de ahí todo el día dándole. Si un hermano quebraba un palo de café lo colgaban de los pies en el morillo y el puto patrón le atravesaba una barreta y ahí se quedaba como pollo. Y luego a latigazos se lo llevaban para hincarse delante del puto patrón para pedirle perdón.

Mi abuelo decía que ya éramos libres cuando tuvimos la tierra, pero no era cierto porque nos dimos cuenta que sólo cambiamos de patrón y nos quedó un gobierno que era igual o peor de mandón que el patrón. De por sí no se logró cabal lo de Zapata, porque él luchó por la tierra. Por eso luego nosotros le seguimos.

  Francisco Mata-9

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­Ahora en San Pedro de Michoacán tenemos una Comisión de Tránsito y Transporte, que se encarga de controlar la ruta Margaritas-San Quintín. Nosotros llevamos el control de todos los 33 vehículos que transportan pasaje, los que son de nosotros y los que no, para que nos organicemos y no haya problemas. Los permisos de ruta no se cobran, pero todos los vehículos, zapatistas o no, tienen que prestar el servicio cuando lo necesita la organización, como por ejemplo para las marchas y otras movilizaciones.

Ahorita de por sí hay un problema con el transporte, porque unos de la cioac, que son del prd, quieren meter veinte combis en esta ruta. La presidencia municipal de Margaritas es la que les está dando el permiso. Pero nosotros no lo vamos a aceptar porque no es acuerdo, o sea que no nos tomaron en cuenta y ya no se puede hacer nada que no nos tome en cuenta.

¿De la salud? Sí, también lo vemos y hay tres personas que se encargan de coordinar este trabajo, como los cursos de promotores de salud de los pueblos, las campañas de salud preventiva y la vigilancia de la limpieza de las comunidades. También vemos lo de la educación, o sea lo de los cursos de promotores y lo de las escuelas.

Otra cosa es la organización del comercio, eso lo ve otra comisión que busca precios favorables para los productos de los pueblos y organiza intercambios entre los pueblos, por ejemplo maíz por frijol o frijol por café.

Como parte de nuestra autonomía llevamos ahora hasta el Registro Civil, levantamos actas de nacimiento, de defunción y de separaciones de pareja. El registro sólo es de zapatistas, o sea que los de otra organización no vienen a registrarse. Antes se nacían y se morían y no se enteraba, o sea que no existían. Pero ahora ya no. Hasta el día de hoy hay 2 024 nacimientos registrados hasta febrero de 2006.

El Consejo de San Pedro se organiza en tres turnos de 15 días cada uno. No hay paga, sólo un apoyo de 30 pesos diarios para la comida. Y también hay un acuerdo con los transportistas para que no nos cobren el pasaje. Tampoco los priístas nos cobran. Cuando trabajamos aquí no hay quien trabaje nuestra milpa, o sea que son días de trabajo que nosotros le damos a la lucha. Tres años es el periodo. Este es el cuarto Consejo y se inició el 10 de septiembre de 2005. Así es que apenas estamos aprendiendo este trabajo.

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­En Porvenir y en toda esta cañada del río Euseba entró la organización Unión de Uniones en los ochentas. Primero llegó el pri y dijo que iba apoyar como campesinos pobres. Y entonces metió eso del Inmecafé y nos dijeron que nos iban a pagar bien el café pero pagaban bien barato la cosecha y nada de contado. Llegaban asesores y asesores que nos venían a conquistar. Así entró la Unión de Uniones y nos dijeron que si nos uníamos nos iban a mandar avionetas para sacar el café. Pero ahí nomás se quedó atascado el avión en Benito Juárez y nosotros sacamos nuestra cosecha en bestias.

Así estaban, que si el pri o que si el prd y hasta el pan, pero puro engaño. No hay nada de lo que vienen a decir. Los viejitos hasta se nos acabaron de pura enfermedad por la pobreza.

Ya luego de Unión de Uniones conocimos pues a los zapatistas. Llegaron las explicaciones de la lucha y nos dimos cuenta del daño que hace el trago porque provoca peleadoras entre nosotros. Nosotros de por sí le estábamos buscando por dónde y cuando llegaron los zapatistas nos encontramos, porque ellos también nos buscaban.

Antes se nos moría la gente porque la picaba una culebra y no había clínica. Y en la educación estábamos igual, los maestros del gobierno sólo venían a echar trago y traían a los niños de criados. Así estaba la situación cuando llegó la organización. Nos hicimos pues zapatistas y ahí anduvimos en la clandestinidad por muchos años, hasta que empezó la guerra.

Nosotros en Tepeyac estábamos buscando a unos que se organicen con las armas y de repente supimos de los zapatistas. El que ahora se conoce como el Teniente Coronel Moisés vino a ayudarnos a descascarar café y una tarde nos soltó a unos lo de la organización. Estuvimos primero cinco compañeros clandestinos y ya luego poco a poco toda la comunidad. El gobierno de por sí sabía que había guerrilla y por eso mandó un chingo de programas en 1993. Nosotros aceptábamos el proyecto y se lo damos a los compañeros de la montaña para comida. Y los créditos los usábamos para nuestras armas.

 

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­Tengo nueve años. Me levanto en la mañana, doblo mi cobija, lavo mi pie, doy de comer a las gallinas, tomo café y ya que dan las siete me voy a la escuela. Cuando no hay escuela me voy al cafetal o a rozar milpa. Vivo en Rosario Río Blanco y mi escuela se llama General Emiliano Zapata.

­Yo soy de La Realidad. Cuando me duermo sueño que ya lo agarré una gallina.

­Y yo sueño que me comí un cuche.

­Y yo que viene el soldado y nos mata.

­Yo tengo ocho años y cuando me levanto le voy a dar de comer al marrano, luego torteo y lavo traste y cuido mi hermanito. Junto basura y desgrano maíz. Ya luego me voy a la escuela. Juego a correr y trepamos en el palo.

­Ser zapatista es que luchamos por agua, paz y comida. Yo juego a ¿lobo estás ahí?, a corridas de relevos, el juego del pañuelo. También a la pelota.

­Yo sueño con espanto cuando veo película de espanto y cuando no, pues no sueño.

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­Para nosotros la autonomía es que nosotros mismos ejerzamos nuestro derecho a resolver en nuestras comunidades. Ya no queremos que otros arreglen nuestros problemas. Nosotros podemos gobernarnos porque el pueblo sabe. Mi nombre es Carlos y soy el presidente del Consejo Autónomo.

La autonomía se logra con el trabajo propio. Ahora tenemos nuestros maestros autónomos, nuestras clínicas, nuestros transportes. No, no reconocemos más gobierno que nosotros. A veces nos sale un poco desorganizado el trabajo, de por sí hay que reconocer.

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