Ojarasca 107  marzo 2007

El hermoso pájaro


Baltazar Silvestre Quiñónez

 
Hubo una vez un hombre muy codicioso que quería tener lo más hermoso, lo más curioso y especial para que todos lo envidiaran. Alguien llegó un día a decirle:

­Venden en el mercado un pájaro bellísimo. El más hermoso que haya visto en todo el mundo.

El hombre pensó:

­Debo conseguir ese pájaro inmediatamente.

Se fue corriendo al mercado y lo compró por una gran cantidad de dinero. Todos en el pueblo supieron que quien había comprado aquella preciosa ave extraña era poseedor de una gran fortuna.

Puso al pájaro que tenía plumas como de oro, en una gran jaula elegante de color amarillo. Pero el pájaro parecía enfermo. Pasaban los días y no comía ni cantaba: hasta las plumas se le empezaron a caer. No había nada ni nadie que lo pudiera curar. Entonces el hombre preguntó al mercader que se lo había vendido:

­¿Qué puedo hacer para que mi pájaro sea otra vez hermoso?

El mercader le dijo:

­Debes ir muy lejos, a la montaña azul. Ahí, en lo más profundo del bosque hay un pájaro que es su hermano, el único que queda en libertad. Ve y pregúntale qué puedes hacer para que tu pájaro vuelva a ser hermoso.

El afligido dueño se fue en busca del pájaro hermano. Después de muchos días de buscarlo, por fin lo encontró y le dijo:

­Amigo pájaro, tengo a un hermano tuyo en una bella jaula muy lejos de aquí. Cuando lo compré era muy hermoso, cantaba como ninguno y sus plumas brillaban como si fueran de oro. Pero de pronto empezó a enfermar, no quiso cantar más, sus plumas caen como hojas de un árbol, por eso he venido a pedirte que me digas que le hace falta para que pueda estar bien.

Aquel pájaro, que vivía libre en el bosque, quedó espantado ante la suerte de su hermano y murió tristemente ante el hombre... Después cayó del árbol en que estaba y quedó inmóvil, como si estuviera muerto.

El hombre muy extrañado por lo que había pasado, regresó a su casa. En la jaula estaba el triste pájaro que esperaba noticias de su hermano.

­Querido amigo --le dijo--, he ido muy lejos a buscar a tu hermano para preguntarle qué hacer para que estés bien. Pero después de contarle que vivías aquí en una jaula que brillaba de amarillo cayó al suelo y murió.

Al oír esta historia, el pájaro quedó muerto, como si sus palabras le hubieran causado la muerte. El hombre, desesperado, corrió a ver qué pasaba. Abrió la jaula y sacudió aquel pájaro que tanto quería para adornar su casa, pero el pájaro no se movía.

Con una enorme tristeza salió de la habitación llorando amargamente... y apenas hubo salido, el hermoso pájaro se levantó a toda prisa, escapó dichoso por la ventana y voló, voló por el cielo azul que por tanto tiempo había añorado.

La idea de hacerse el muerto, se la había enviado su hermano, y esto le permitió poder engañar a su verdugo y así poder obtener la ansiada libertad. El hermoso pájaro se fue volando hacia la montaña azul donde su hermano lo esperaba feliz.

 
 
Baltazar Silvestre Quiñónez, importante escritor jakalteco,
autor del notable poema "Soy jakalteco" y del libro de relatos bilingüe Tzet Ohtajbil (Talante de saber),
Unidad de Escritores Maya Zoque AC, San Cristóbal de Las Casas, Chiapas, 2005.


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