El artista italiano expone su obra en el Museo del Carmen, en San Angel
Al imprimir mis fotos voy quitando luz, ruido, para llegar al corazón de la imagen: Lattanzi
Ampliar la imagen Exploración para desvelar la complejidad oculta tras la realidad. En la imagen: Istos 5
Cada fotografía captada por el italiano Massimiliano Lattanzi (Roma, 1964) para su proyecto Aqva, es un poema, una reflexión filosófica, un pequeño tratado de física, una gran metáfora de las múltiples posibilidades estéticas de la sustancia que da vida al planeta.
Una gota de agua o un millón de ellas pueden ofrecer, por medio de la obra del artista, la idea de humedad o de silencio, y parecer la explosión de una estrella, fibras de una tela, una radiografía, un sudario o los trazos de un caligrafista japonés.
Es el agua y el aire amplificados por la lente de Lattanzi, quien señala, en entrevista con La Jornada, que el periplo realizado por su exposición Aqva desde Italia hasta México (donde se presenta desde ayer viernes 17 de marzo en La Casa del Acueducto del Museo del Carmen) ha sido un poco por azar.
Primero fue invitado a la celebración de los 30 años del Programa Hidrológico Internacional de la Organización de las Naciones Unidas para Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO). Luego, con motivo de la celebración del cuarto Foro Mundial del Agua, se le pidió traer al país una selección de sus imágenes, las cuales han entusiasmado al público de Venecia, Milán y Roma, donde se exhiben desde el año pasado en diversos museos de manera permanente.
Filósofía y un poco de física
Lattanzi es licenciado en literatura y filosofía, también tomó algunas clases de física y ha realizado trabajos de antropología. En los años 80 comenzó su incursión en la investigación visual, vinculada con la asistencia social a escala internacional.
Entre 1989 y 1991 el Instituto Pontificio para las Misiones Extranjeras le dio la oportunidad de publicar un libro con fotografías sobre la situación social en Bangladesh. Los recursos económicos captados por la venta de ese libro se destinaron, en su totalidad, a financiar centros de tuberculosis y lepra, escuelas y hospitales en ese país, así como para la reconstrucción de los pueblos bengalíes tras el tifón que azotó la zona en abril de 1991, cuando un millón de personas murió y otros 10 millones se quedaron sin techo.
A raíz de dicha experiencia, Lattanzi decidió trabajar, durante casi 12 años, para las Naciones Unidas, teniendo siempre cerca su cámara. A principios de 2004 abandonó el servicio civil internacional y decidió dedicarse de lleno a su labor fotográfica y literaria.
Escribió una novela, dos recopilaciones poéticas y culminó una serie de proyectos visuales calificados por la crítica de su país como obras de arte que reflejan la "búsqueda del instante puro", un "viaje a lo indescifrable", "visionarias", "pura abstracción", "incisivas y románticas", "ciencia y poesía".
En Aqva, Lattanzi ha tratado de llegar al corazón de ese elemento para mostrar, de ser posible, el corazón mismo de la vida. El lo explica así: "En física, cuando se quiere observar el sol, que es en realidad el fuego de una gran explosión, se utilizan aparatos para quitar la radiación, es decir, para ir quitando capas de luz hasta poder observar el centro del sol, su núcleo, su corazón.
"Utilizo más o menos la misma técnica, al imprimir las fotografías voy quitando luz, colores, ruido, hasta llegar al azul, a lo profundo, al centro, al corazón de la imagen. A veces es como situar al espectador en un universo oscuro, con apenas unos cuantos reflejos o destellos, para que se pregunte dónde estoy, qué es esto que me rodea. Al final, planteo un diálogo lírico, el cual espero que sea universal."
Hydros, Athmos e Istos
La exposición está dividida en tres espacios: Hydros, en el que se muestran obras que se centran en "la ambigüedad, la perspectiva desplazada y la representación fraccionada. Fluidez pura percibida como unión, epifanía de un mundo más allá del espejo. Es la oportunidad de ver, unidos en el eco de un reflejo, el todo y su contrario", explica el autor.
Luego sigue Athmos, serie que muestra las posibilidades imaginarias y metafóricas de las nubes "principio y fin del ciclo del agua, tan sólo una de las múltiples caras de la regeneración líquida de la eternidad".
La visita concluye con Istos, serie para la que el fotógrafo captó imágenes de mallas de pesca colocadas en una laguna, transformadas ahora en visiones oníricas, en un "horizonte donde se funde el agua y el cielo, divididos por un artefacto creado por el hombre. La malla es una superficie orgánica, incrustada entre el cielo y el agua, que genera un doble juego basado en el reflejo."
Son estas fotos las que han conquistado al público italiano, el cual ha dicho que se trata de obras "plenas de espiritualidad y romanticismo, ¡embriaguez de libertad!"
La exposición Aqva, de Massimiliano Lattanzi, se inauguró anoche en La Casa del Acueducto del Museo del Carmen, avenida Revolución 4 y 6, casi esquina con avenida de la Paz, San Angel.