Realiza WWF protesta en la sede del foro
La coalición de organizaciones no gubernamentales y de ciudadanos de todo el mundo, conocida como la Red de Desarrollo Sustentable (RDS), afirmó ayer que las protestas callejeras realizadas en la ciudad de México, en el contexto del cuarto Foro Mundial del Agua, son un ejemplo del sufrimiento de amplios sectores de la población, como los mazahuas, que se han visto despojados del recurso sin ningún tipo de compensación.
Por otra parte, el Fondo Mundial para la Naturaleza (WWF, por sus siglas en inglés) realizó una protesta en la sede del foro por la falta de respuesta de los políticos a las recomendaciones de la Comisión Mundial de Presas de 2001 y el desinterés por el futuro de cerca de 269 ríos en todo el mundo. Seguidores de la organización mostraron pancartas y figuras de calaveras en cruces de cartón con los nombres de diferentes ríos, incluyendo el Lerma y el Bravo.
Los inconformes recorrieron todo el pasillo exterior del salón de exposiciones y la sala de prensa, siempre bajo la atenta mirada de los elementos del Estado Mayor Presidencial.
"A pesar de que cada día resulta evidente que los ríos se están secando debido a deficiencias en su manejo, los gobiernos continúan ignorando que, con menos agua en sus cauces, inclusive las infraestructuras más modernas representarán una pérdida de tiempo, espacio y dinero. Las grandes presas raramente reducen la pobreza en las comunidades rurales", dijo Jamie Pittock, director del Programa Global del Agua de la WWF.
Despojo sin compensación
Antes, Douglas Southgate, profesor de la Universidad Estatal de Ohio, participante en el foro y miembro de la RDS, sostuvo que las protestas de diversos grupos de la sociedad, particularmente los indígenas, son fruto de la actitud del gobierno, ya que, explicó, "nunca se puede justificar la apropiación de los recursos naturales sin ninguna compensación. Es como quitarle un dulce a un niño robarle el agua a las comunidades indígenas".
El académico estadunidense sostuvo que el principal problema con el manejo del agua en varios países latinoamericanos está relacionado con la falta de derechos de propiedad comunal, corporativa o individual, bien definidos, respaldados por el ejercicio de la ley.
Sostuvo que los representantes de las comunidades marginadas "han perdido en la batalla por el agua a manos de los gobiernos y de las elites bien conectadas", y lamentó que hayan sido atraídos hacia las protestas "por activistas contra el libre mercado, en contra de las únicas reformas específicas que protegerían sus intereses: establecer y hacer cumplir los derechos sobre el recurso".
Consideró paradójico que las constituciones de algunos países latinoamericanos sostengan que el acceso al agua es un derecho universal cuando, prosiguió, "esas garantías no son más que retórica, y ciertamente no remplazan los derechos sobre el líquido ni otros aspectos del ejercicio de la ley".