Llaman a impulsar contrato mundial del líquido

Integrantes del movimiento italiano por el Contrato Mundial del Agua aseguraron que con la aprobación de un acuerdo por el Parlamento Europeo, el pasado 15 de marzo, en el que se reconoce el recurso como un derecho humano y como un bien público, "se da un paso muy importante para que organismos internacionales como la Organización de las Naciones Unidas (ONU) impulse un verdadero contrato mundial del agua, en el que se comprometan los gobiernos a respetar y entregar líquido suficiente a los pueblos".

Tras participar en la inauguración del Foro Internacional en Defensa del Agua, indicaron que la resolución no sólo reconoce el recurso como un bien común, "también es una crítica al cuarto Foro Mundial del Agua, que consideramos no es el espacio legítimo para la discusión y aprobación de las políticas mundiales sobre el líquido".

El texto, aprobado por unanimidad por los parlamentarios europeos, señala que la ONU debería ser el espacio natural para discutir los temas del agua, y además, establece la necesidad de que se cuente con un tratado internacional y un órgano que tome decisiones.

Si bien reconocieron que las resoluciones del Parlamento Europeo no tienen autoridad fuera de la comunidad, "sí tendrá un fuerte impacto sobre la Comisión de la Unión Europea (UE), es decir, en todos los países de la comunidad habrá repercusiones y también para el pronunciamiento que deberá presentar el comisionado para la UE al cuarto Foro Mundial del Agua".

Emilio Molinare, integrante de la organización, afirmó que "creemos que habrá un impacto en los países de América Latina, ya que Europa es el continente donde se ubican las grandes trasnacionales del agua, como Suez, Danone y Vivendi, lo que puede ocasionar importantes cambios".

Agregó que los principales obstáculos para alcanzar un contrato mundial del recurso sería la discusión en torno a la soberanía nacional del líquido, como en el caso de Brasil, Ecuador o Bolivia, ante el temor de que vengan las trasnacionales a robar las aguas nacionales.

Laura Poy Solano