ENTORNO TECNOLOGICO
Las nuevas armas de destrucción masiva
La historia de la tecnología ha estado vinculada desde siempre a la creación de armas, y esta carrera armamentista ha impulsado nuevos desarrollos tecnológicos, actuando como un potente catalizador para nuevos descubrimientos y aplicación de todo tipo de técnicas a la destrucción del enemigo. Pero es en esta época cuando el delirio por la dominación ha llevado al desarrollo de nuevas armas de destrucción masiva, mediante las más sofisticadas tecnologías disponibles hoy día. Y en este campo, Estados Unidos marca hoy la pauta en un escenario delirante de destrucción y parafernalia, con el objetivo de preservar sus intereses como la única superpotencia mundial.
Las bombas convencionales actuales se parecen más y más en poder destructivo a pequeñas bombas atómicas. La primera superbomba de Estados Unidos fue (y es) la Blu-82, un monstruo de 5 mil 700 kilogramos de químicos explosivos, más conocida como Daisy Cutter o "cortamargaritas". Cuando detona incinera todo en un radio de 500 metros. Fue usada en Vietnam, 11 veces en la guerra del golfo Pérsico (1991) y varias veces en Afganistán, causando muchos "11 de septiembre".
Ahora Estados Unidos ha desarrollado una más grande, de 9 mil 500 kilos, llamada "MOAB"(Munición Masiva de Efecto Expansivo), bautizada Mother of all bombs (la madre de todas las bombas) para aterrorizar a los iraquíes. Washington tiene además otras superarmas: la Bomba E, lanza una descarga masiva de ondas electromagnéticas, destruyendo los circuitos eléctricos de sistemas de comunicaciones. Hace al enemigo "ciego y sordo", dejando fuera de funcionamiento todo aparato eléctrico o de computación. Tiene un radio de alcance de cientos de kilómetros. Tal arma en manos de terroristas paralizaría todo Estados Unidos. Bombas de racimo (actúan en el suelo como minas antipersonales): en 1991 se arrojaron 80 mil sobre Irak, y según la Unicef, matan también niños a diario en Afganistán, porque se asemejan a juguetes o raciones alimenticias.
El modelo CBU-71 contiene 650 submuniciones; el estrago es equivalente a las armas químicas. Blu-114/b, la bomba "del apagón", de grafito, que ataca la infraestructura de la corriente eléctrica. Utilizada contra Serbia el 2 y 7 de mayo de 1999 y contra Irak. Al detonar sobre el blanco dispersa un numero enorme de filamentos finos de carbón de sólo centésimas de pulgada de gruesa que flotan como nube densa en el aire provocando cortocircuitos en transformadores y otros equipos de alto voltaje, paralizando las transmisiones radiales y televisivas, etcétera.
Entre las bombas de penetración subterránea (diseñadas especialmente para ser dirigidas contra blancos reforzados y ubicados en el subsuelo) se destaca la GBU-28 (láser dirigida), que tiene 5.84 centímetrtos de largo, 370 milímetros de ancho y 2.1 kilos de peso; una de ellas mató el 28 de febrero de 1991 a 408 mujeres y niños que se escondían en un refugio antiaéreo en Bagdad. Una versión actualizada (guiada satelitalmente-GPS) es la GBU-37, dotada de cabezas mejoradas BLU-113 Penetrator (de uranio empobrecido).
FAE-bomba (Fuel Air Explosives), causa enormes tormentas de fuego. Usadas por orden del general Norman Schwarzkopf sobre las tropas iraquíes que se retiraban -con bandera blanca en alto- de Kuwait en 1991. Una variante de ella -la MK-77- (versión más potente del napalm), fue usada masivamente al sur de Bagdad. Thermobaric Blu-118s, con cabeza penetrante recubierta de uranio, usada en Afganistán.
Irak fue el último polígono de pruebas para las armas de Estados Unidos. A pesar que el protocolo adicional de la Convención de Ginebra, que prohíbe las armas que dañan el ambiente, éstas y otras armas , como las basadas en uranio empobrecido (DU), un residuo del proceso de enriquecimiento del uranio que se utiliza para la fisión nuclear con fines energéticos o armamentistas (básicamente es el uranio 238 -isótopo de uranio no fisionable-, y que tiene 60 por ciento de la radiactividad del uranio natural), son usadas por Estados Unidos en gran escala (se dice que en la actual invasión a Irak, Estados Unidos empleó más de 2 mil toneladas de DU).
Luego de más de medio siglo se han acumulado en Estados Unidos 700 mil toneladas de este desecho radiactivo. Al descubrirse sus posibilidades bélicas (como blindaje en tanques, y la fabricación de municiones antitanque, misiles y proyectiles) y para ahorrar dinero y vaciar sus depósitos, los departamentos de Defensa y de Energía regalan el DU a empresas de armamento nacionales y extranjeras.
El DU contiene normalmente 99.8 por ciento de U-238, un 0.2 por ciento de U-235 y 0.0006 por ciento de U-234, según la masa (el material que se utiliza en la industria civil y militar nuclear es el isótopo 235).
El uranio "empobrecido" es un metal pesado tóxico (que tiene una densidad 1.7 veces mayor que el plomo), y un veneno radiactivo. El uranio empobrecido -a pesar de que su uso es calificado de delito de lesa humanidad- es usado para recubrir municiones antitanques desde 25 hasta 120 milímetros (disparadas principalmente desde tanques Abrams M1, vehículos Braley M2, los helicópteros Apache y Cobra, y los aviones antitanques A-10) y cabezas de misiles penetrantes "bunker-búster", etcétera. Se emplean porque son compactas en extremo, pesando el doble que el plomo (19 gr./cm3) y son disparadas a extrema velocidad, de más de 5 mil km/hora contra objetivos duros y reforzados (aceros blindados de carros de combate, casas y edificios de hormigón, etcétera).
Pequeño destructor
Este material piróforo espontáneo (origina temperaturas de entre mil y 3 mil grados) perfora gruesos Panzer generando tanto calor al chocar el proyectil, que provoca su reacción formando principalmente óxidos de uranio, que aniquilan a los que están dentro. Cuando el proyectil impacta un objetivo (no estalla en el impacto superficial, sino que lo hace dentro, luego de haber penetrado), de 10 a 70 por ciento del uranio se quema, oxida y evapora en aerosol de pequeñas partículas microscópicas: un polvo altamente tóxico y radiactivo, éste puede volar a muchos kilómetros de distancia.
La mayor parte del uranio -entre 60 y 96 por ciento, según la Organización Mundial de la Salud- se puede inhalar profundamente en los pulmones (sus partículas son de 1-5 milésimas de milímetro, es decir: micras).
Se dice que cuando una munición de 120 milímetros impacta en su objetivo, produce de uno a tres kilos de óxido de uranio pesado. Se afirma que, depositado en los pulmones o riñones, este uranio y los productos de su degradación emiten partículas tipo alfa, que son 20 veces más peligrosas que otras formas de radiación, como las partículas beta y los rayos gama, y que ellas bombardean nuestras células desde dentro, provocando muerte celular y mutaciones genéticas que ocasionan cáncer y anomalías genéticas en los descendientes.
En el 2001, el doctor Goodheart, del Medical Research Council, de Harwell, afirmaba: "las radiaciones alfa emitidas internamente por una sola partícula de uranio empobrecido alteran el genoma humano. Provocan una inestabilidad genética, base del cáncer".
Según Alfredo Embid: "Estados Unidos y Gran Bretaña deben ser acusados de crímenes contra el patrimonio genético de la humanidad. Crímenes mucho más graves que los nazis, ya que afectan a las generaciones futuras para siempre".
Los primeros que utilizaron uranio con fines militares fueron los nazis. Su ministro de armamentos, Alberto Speer, ordenó la utilización de cabezas de uranio (1943) para los obuses (fuente: Alfredo Embid).
El uranio empobrecido (DU) habría sido utilizado experimentalmente por los israelíes en la guerra del Yom Kipur (1973) y la de los Seis Días (1967). A partir de 1970 comenzó en Estados Unidos la fabricación de municiones de DU; en 1991 lanzó más de 300 toneladas de este material sobre Irak, ocasionando que entre 1991 y 1994 la incidencia del cáncer en esa nación aumentara 700 por ciento.
En 1999 los aviones de la OTAN dispararon 31 mil DU-proyectiles contra objetivos serbios terrestres, y 10 mil en la agresión a Bosnia, en 1994-95. En 1995 la aviación estadunidense disparó 944 mil DU-proyectiles, y los tanques 4 mil DU-granadas. Contra Irak se usaron colosales cantidades de este material contra objetivos militares y edificios.
Según los científicos, el DU es altamente tóxico, tanto desde el punto de vista radiológico como químico, causa alteraciones genéticas, deformaciones fetales, problemas neurológicos, daños cerebrales, esterilidad (se ha encontrado restos de uranio en el semen de los veteranos del Golfo en 1991, y muchos de sus hijos han nacido con horribles monstruosidades), leucemia, cáncer y un crecimiento violento de los casos de nacimientos con graves malformaciones en el sur de Irak.
El tiro por la culata alcanzó también a los soldados británicos y estadunidenses a causa de la contaminación con DU. A cerca de 200 mil soldados de Estados Unidos se les había reconocido diversos grados de incapacidad debido a enfermedades relacionadas con el "síndrome de la guerra del Golfo".
La nueva estrategia nuclear de Washington está en manos de locos. El cerebro tras la nueva estrategia atómica de la administración Bush es Keith B. Payne, más conocido por el loco doctor Strangelove (en referencia a la conocida película de Stanley Kubric Doctor Insólito.
Payne opina que a Estados Unidos le es posible vencer en una guerra atómica. Donald Rumsfeld, titular de Defensa de Estados Unidos, lo designó en el puesto como líder civil supremo del programa atómico de su país.
Payne escribió en 1980 un artículo titulado Victory is possible (la victoria es posible): "una inteligente ofensiva estratégica atómica estadunidense deberá limitar las bajas nuestras en sólo 10-20 millones de personas (...) un nivel compatible con nuestra supervivencia nacional y recuperación"(sic). Este doctor escribió además, el 7 de mayo de 1999, un reporte: Nuclear weapons: ours and theirs (Armas atómicas, ellos y nosotros) como presidente del National Institute for Public Policy. Allí alienta el a acomodar y actualizar la estrategia atómica al periodo posterior a la guerra fría. El quiere bombas atómicas más pequeñas para usarlas en el campo de batalla en la misma línea que las armas convencionales.
Se borra así el límite o frontera entre las armas convencionales y las atómicas. Una nueva generación de armas atómicas pasa a engrosar el arsenal común.