Jesús Ochoa debuta como director y apadrina una nueva generación del CUT
Operación amén, crítica graciosa y delirante de Iglesia, narco y gobierno
La obra es una "versión libérrima y herética" de una obra del premio Nobel Darío Fo
Ampliar la imagen Aspecto de la obra Foto: María Luisa Severiano
La doble moral de la Iglesia católica, el narcotráfico y sus nexos con la política, el intervencionismo estadunidense; la venta de la justicia al mejor postor; la ineptitud y la corrupción policiacas son objeto de implacable y gozoso escarnio en Operación amén, "versión libérrima y herética de José Ramón Enríquez inspirada en Darío Fo", estrenada antenoche en el Centro Universitario de Teatro (CUT). Con este montaje debuta como director teatral el actor Jesús Ochoa.
El punto de partida de la obra es el secuestro de un alto jerarca de la Iglesia católica, un cardenal al que el espectador le puede poner el primer nombre que le venga a la mente. El religioso se ve envuelto en una serie de situaciones rocambolescas. En una de esas sufre un accidente a causa del cual pierde la cara. Mediante una milagrosa operación le restituyen el rostro, pero ya no es el que tenía: ahora se parece a un delincuente de poca monta, lo cual aprovecha para tratar de pasar desapercibido.
En el transcurso de Operación amén desfila por el escenario un conjunto de personajes contrahechos, grotescos, que parecen extraídos de una cinta de Federico Fellini: un delincuente con músculos sintéticos y acento de barrio bravo de la ciudad de México; un jefe policiaco con los hombros por encima de la cabeza que habla como Tin Tán; un "cirujano médico sin fronteras" de origen chino que camina sobre ruedas; un espía disfrazado de burro de planchar; la esposa y la amante del delincuente, una abnegada y "malcogida", y la otra "indecente" e interesada; dos oficiales de policías tan ineptos que parecen verdaderos.
De acuerdo con lo que anota Enríquez en el programa de mano, "la obra de Fo que inspiró esta versión libérrima trataba del secuestro del dueño de Fiat, jefe de una familia que ha manipulado la vida italiana a lo largo de muchas generaciones".
Llena de las situaciones grotescas y delirantes que caracterizan el teatro del premio Nobel de Literatura, la versión de Enríquez, sitúa la obra en la actualidad política y social mexicana: "En nuestro país, la jerarquía eclesiástica ha sido una gran familia que ha manipulado la vida mexicana (inclusive la vida de la Iglesia) desde la Colonia, y que ha decidido acabar hoy cuanto huela a laicismo en nuestra sociedad".
La obra "quiere ser alegre pero también contundente en su crítica, como alegre y contundente es la voz del juglar que ríe y lucha al mismo tiempo. Reír y luchar para vencer, para recuperar aquello que al pueblo le ha sido arrebatado. Entre otras cosas, la voluntad de reír".
Sobre Darío Fo y las características de su teatro y sus posiciones políticas, Enríquez contextualiza: "Nació hace ya 80 años en el norte de Italia, cerca del lago Mayor, y desde siempre ha sido un radical. Así lo declaró hace unos meses al lanzarse como candidato para alcalde de Milán.
"Precisamente en torno al lago Mayor, y desde su infancia, descubrió la esencia del teatro en la voz de los juglares. Lo cuenta en las memorias de sus primeros 10 años: 'era muy consciente de que la realidad de los fabuladores del lago era vista como en un espejo deformante'.
"Con esas palabras definió Valle Inclán al esperpento. Y es que el esperpento habita en lo más profundo del teatro de cualquier latitud y en cualquier tiempo. Por eso Fo es tan actual y es tan nuestro. Por eso hacer teatro a la manera de Fo es recuperar una memoria perdida y aprender de nuevo a recorrer los escenarios y las calles y las plazas, con la alegría del juglar, pero también con la dureza brutal de su crítica".
Al aparecer como adaptador y como director, respectivamente, José Ramón Enríquez y Jesús Ochoa apadrinan a una nueva generación de actores del CUT, protagonistas de Operación amén: Adrián Aguirre, Paulo Sergio Galindo, Darwin Enahudy, Dayana Tellerías, Octavio Michel, Marcela Feregrino, Lizette Aguiñaga, Dettmar Yáñez e Israel Islas.