Usted está aquí: domingo 12 de marzo de 2006 Cultura En América nunca ha habido indios, sino pueblos con nombre: Montemayor

Presenta el libro Las lenguas de América. Recital de poesía, del que es compilador

En América nunca ha habido indios, sino pueblos con nombre: Montemayor

En los idiomas originales está la resistencia, es nuestro deber mantenerlos vivos, afirma

ANGEL VARGAS

Ampliar la imagen Carlos Montemayor, durante la presentación del libro Foto: Yazmín Ortega Cortés

De acuerdo con el escritor Carlos Montemayor, en sentido estricto nunca ha habido indios ni indígenas en el continente americano. "Han habido -precisó- pueblos y existen pueblos con sus propios nombres".

Durante la presentación del libro Las lenguas de América. Recital de poesía, del cual es compilador, el también ensayista, traductor e investigador chihuahuense recurrió a la historia y la etimología con el fin de demostrar que es incorrecto utilizar ese par de vocablos para denominar a los pueblos originarios de este continente.

El término indio, explicó, nació de una equivocación de Cristóbal Colón de creer que llegó a India y, por lo tanto, de nombrar indios a los habitantes de estas tierras, error que nunca alguien se ha preocupado por corregir.

Indígena, en tanto, proviene de una estructura arcaica del latín con la que los antiguos escritores romanos, entre ellos Plinio, Virgilio y Tito Livio, denominaban a los originarios de Lazio, es decir, a los verdaderos latinos, aclaró.

En el acto, efectuado la noche del viernes en la Casa Universitaria del Libro, el poeta indígena guatemalteco Roberto Ak'abal, por su parte, reiteró que en las lenguas originarias está cimentada la identidad de los habitantes del continente americano.

"Esa es -dijo- la América a la que todos tenemos derecho, a la que todos debemos acceder. Nunca es tarde para aprender estas lenguas; son nuestra riqueza, nuestro orgullo, en ellas está nuestra identidad como un solo pueblo de América Latina, porque las divisiones políticas las han hecho los políticos egoístas. Las lenguas nunca han reconocido esas fronteras; lo que han hecho es florecer, y ésa es la belleza de cada una de ellas".

Ante una numerosa asistencia que obligó a los organizadores a acondicionar una sala extra para transmitir la sesión vía circuito cerrado, el vate invitó a "no tener miedo a nuestras lenguas", y subrayó como éstas fueron despreciadas durante la Colonia, y como lo siguen siendo por algunos incluso hoy.

"Sin embargo allí (en ellas) está la resistencia; allí seguimos vivos. Por lo tanto es nuestro deber mantenerlas vivas", enfatizó. "Si nuestros padres, nuestros abuelos, nuestros antepasados murieron defendiendo el valor de la palabra, no vayamos a ser nosotros los responsables de asesinarlas a estas alturas del tiempo.

"Es nuestro deber, nuestra obligación mantenerlas floreciendo, y la poesía es la que ha servido para que pase esto".

Al término de las participaciones de la poeta indígena mexicana Briceida Cuevas y del propio Ak'abal, Carlos Montemayor se remontó a la historia con el fin de encontrar el origen de la palabra indio para denominar a los pueblos originarios de América.

Así se refirió al error de Colón de creer que había llegado a la India, y mencionó que no obstante que con el tiempo se demostró que estas tierras eran en realidad un nuevo continente, nadie se ocupó por corregir tal equivocación en cuanto a la forma de nombrar a los habitantes de las mismas.

"Desde este punto de vista indios nunca ha habido en América. Pero, curiosamente, no aparece el término indio en ningún diccionario de lengua española sino hasta el año 1600 y curiosamente ya está integrado en una constelación semántica de otros términos, como aborigen, salvaje, bárbaro, antropófago, tonto, inhumano y cosas así", señaló.

"Y en el primer diccionario de autoridades de la Real Academia aparece otro sentido que todavía se conserva en la edición actual. Esta expresión de 'acaso somos indios' se ilustra con el sentido de gente tonta o crédula".

En cuanto al vocablo indígena, indicó que comenzó a circular en 1798, a partir de su aparición en la locución Los indígenas de América en la edición del Diccionario de Lengua Francesa.

Auxiliado por la etimología, abundó que aquella palabra se deriva de una estructura arcaica del latín que, al dividirse, su primera parte significa en o de, mientras que la segunda engendrado o producido.

"En otras palabras, indígena es un término clásico y reverencial con que los escritores latinos se referían a los originarios de Lazio, a los verdaderos latinos, para oponerlos a los advenedizos".

Más adelante, sostuvo: "Resulta que en estricto sentido no ha habido indios ni indígenas en América. Ha habido pueblos y existen pueblos con su propio nombre.

"Le costó mucho trabajo al mundo entender qué era nuestro continente. Cuando apareció la locución de los indios de América, el capitán Bering descubrió que éste no era una isla ni un apéndice de Asia, y hasta ese momento descubrimos que éste era otro continente

"Se descubrieron otras especies, otra fauna y otra flora, otra geografía, otro mundo, pero no hemos descubierto todavía a los pueblos de este continente. Ese proceso no ha concluido. Y esos pueblos tienen su nombre propio (...) En algún momento no habrá indios ni indígenas en México ni en el continente; habrá pueblos con sus nombres propios".

En cuanto a la diferencia entre idioma y dialecto, Montemayor apunto que resulta falso creer que los idiomas son las lenguas desarrolladas y los dialectos las subdesarrolladas. Y puntualizó que, en lingüística, dialecto es solamente la variación que una lengua o un sistema lingüístico que se aplica regionalmente.

Por lo tanto, agregó, "cuando decimos qué bonitos son los dialectos de los indios, ni hablamos con corrección lingüística, ni estamos hablando con verdad de los nombres".

Acerca del libro Las lenguas de América. Recital de poesía, editado por el Programa México Nacional Multicultural de la Universidad Nacional Autónoma de México, recordó que el volumen tuvo su origen en un recital de poesía efectuado el 12 de octubre de 2004 en la máxima casa de estudios, en el que participaron poetas de distintas lenguas desde Alaska hasta Tierra de Fuego.

Se trata de un texto excepcional porque, hasta donde tiene entendido Montemayor, no existe otro en el que se encuentren y convivan las lenguas de América --tanto las cuatro venidas de Europa que se han asentado en el continente (español, portugués, francés e inglés) y las de los pueblos originarios--"con toda su dignidad estética, artística y cultural, su peso real, natural y cotidiano".

El escritor aprovechó el acto para anunciar la realización del segundo encuentro de Las Lenguas de América, aunque no dio fechas ni pormenores.

Por otra parte, la participación de Briceida Cuevas estuvo enfocada a resaltar la valía del citado volumen. En tanto que Humberto Ak'abal, además de lo ya mencionado, también hizo un recorrido, a grandes saltos, por los 500 años de la presencia indígena en la literatura del continente.

De tal manera, se refirió a los pocos vestigios que los conquistadores dejaron de la palabra, la escritura y la poesía de los pueblos originarios; de cómo la visión de los españoles sobre los habitantes de estas tierras fue la misma que para los animales, al llamarlos salvajes.

El poeta guatemalteco resaltó cómo el indio es inexistente en la literatura durante varias centurias hasta que a principios del siglo XX aparece en la llamada literatura indianista o indigenista, pero sólo como parte del paisaje.

"Luego llegamos a 1940 y entonces aparece lo que se ha llamado el realismo mágico, con Alejo Carpentier, Carlos Fuentes, Miguel Angel Asturias, Gabriel García Márquez. Qué ocurre aquí, estos escritores toman de nuevo las leyendas, los mitos que hay en los pueblos indígenas, los retrabajan, les dan un carácter y entonces allí surge esa otra nueva novelistica".

El recorrido de Ak'abal llegó hasta finales del siglo pasado, donde, dijo, hubo quienes "nos negaron o hablaron en nombre de nosotros o hablaron de nosotros según su parecer, pero no habíamos tenido la oportunidad de volver a tomar la palabra, de volver a retomar nuestra voz y expresarnos así como pensamos y somos".

Finalmente, destacó, en la última década del siglo XX y lo que va del actual "a lo largo de América comienzan a parecer nuestras voces de forma escrita. Estamos forzando los carácteres latinos para darle forma escrita y manifestándonos mediante los pensamientos que surgen en las diversas lenguas que todavía florecen a lo largo de América".

 
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