Usted está aquí: domingo 12 de marzo de 2006 Estados Prevén expertos alta abstención en las elecciones de hoy en el Edomex

Hay hartazgo y decepción entre los pobladores, dice consejero del IEEM

Prevén expertos alta abstención en las elecciones de hoy en el Edomex

Los resultados no serán necesariamente reflejo de lo que ocurrirá en julio próximo, señalan

ISRAEL DAVILA Y FABIOLA MARTINEZ CORRESPONSAL Y ENVIADA

Ampliar la imagen Los niños fueron participantes importantes para diversos partidos políticos en los 125 municipios del estado de México, donde hoy tendrán lugar las elecciones Foto: Mario Antonio Ñúñez López

Ampliar la imagen Los niños fueron participantes importantes para diversos partidos políticos en los 125 municipios del estado de México, donde hoy tendrán lugar las elecciones Foto: Mario Antonio Ñúñez López

Toluca, Mex., 11 de marzo. Entre los mexiquenses hay "fatiga, hartazgo y decepción", concluye Bernardo Barranco, uno de los consejeros del Instituto Electoral del Estado de México (IEEM), cuando se le pregunta cómo será la participación en la contienda de este domingo para elegir alcaldes y diputados locales.

Prueba de esto es que el gobernador Enrique Peña Nieto -priísta- triunfó en una jornada con alto abstencionismo: el 3 de julio pasado votó 42 por ciento de los empadronados. En 2003, el promedio de participación fue de 46 por ciento, pero en Naucalpan (el municipio más rico de esta entidad) sólo acudió a las urnas 35 por ciento de los ciudadanos inscritos en la lista nominal.

Según sondeos del IEEM, hace tres semanas, casi 70 por ciento de los ciudadanos no sabía cuándo era el día de la votación y, la víspera de la contienda, tres cuartas partes lo saben, pero ello no garantiza que salgan a votar.

"Si el abstencionismo rebasa el nivel de la elección anterior (58 por ciento) habrá que repensarlo todo. Habrá una crisis institucional en términos de participación social y política en el estado. Significará que el desencanto es mayúsculo, porque no necesariamente hablar de abstencionismo significa apatía o carencia de cultura política sino que el ciudadano considera que con o sin su voto las cosas van a seguir igual. Eso es gravísimo", advierte Barranco, también presidente de la comisión de Radiodifusión y Propaganda del IEEM.

Esos cambios deben ir más allá de una reforma electoral, pues debe haber una enmienda del propio sistema político, en el que haya nuevos equilibrios entre los actores, "porque no podemos seguir viendo un IEEM tan marcado por la acción gubernamental y de los partidos políticos", señaló.

Una vez más, las campañas se sustentaron en la imagen más que en los proyectos o los debates de altura. No es casual, precisa el consejero, que 70 por ciento de los gastos de campaña fueron destinados para gallardetes.

El resultado: miles de imágenes y fotografías colgadas en todos los rincones de la entidad donde aparecen candidatos "rejuvenecidos por arte de los procesadores de fotografía; a otros se les endulza la mirada o se les ponen dientes bellos"; la gente percibe una clase política mercantilizada, con dimensiones insospechadas de corrupción y manejo inapropiado de los recursos, aspectos que sin duda marcarán el ánimo de los electores, dijo.

Nelson Arteaga, profesor e investigador de la Facultad de Ciencias Políticas de la Universidad Autónoma del Estado de México (UAEM), prevé que este 12 de marzo el abstencionismo será similar al de 2003, porque hay un distanciamiento entre las instituciones políticas y la ciudadanía.

Otra vez, advierte, ganará las elecciones aquel partido con mayor capacidad de movilización de sus estructuras, es decir, el llamado voto duro, cautivo y con "hilos" corporativos.

Aquí, donde pareciera que no ha transcurrido el tiempo y las luchas entre los grupos de poder continúan al estilo de los años 70, la falta de interés del ciudadano común de participar y acudir a las urnas es, en sí mismo, una expresión política.

Agrega el investigador que, el hecho de que la gente no salga a votar no debe entenderse como falta de información o ignorancia, sino como una forma de expresar que la política no funciona. Las formas tradicionales de movilizar el voto no han cambiado. Son las mismas estrategias que se utilizan desde hace 30 años.

Barranco y Arteaga coinciden en afirmar que los comicios mexiquenses no son el laboratorio de las elecciones federales o la prueba de ácido de algún partido, y quien afirme tal cosa desconoce el comportamiento veleta del proceso local.

Tampoco se descarta -aun cuando no sea elemento determinante- que el PRI pierda espacios como consecuencia de los escándalos de personajes del tricolor (el ex gobernador Arturo Montiel es investigado por presunto enriquecimiento ilícito) o como una muestra de la desafortunada campaña de su abanderado a la Presidencia de la República, Roberto Madrazo. El mismo análisis puede aplicarse en el caso del PAN si éste no conserva, por lo menos, el llamado corredor azul, la franja de municipios aledaños al norte del Distrito Federal, con alto nivel de industrialización.

En sentido inverso, un eventual avance del PRD podría significar que la campaña del candidato presidencial perredista, Andrés Manuel López Obrador, está siendo exitosa, pero ninguno de los elementos anteriores es garantía de que el comportamiento de las elecciones mexiquenses de hoy sean un espejo de lo que ocurrirá el 2 de julio en el ámbito federal, agregan los expertos consultados por La Jornada.

Por ejemplo, en 1988 -con el empuje del Frente Democrático Nacional- el PRI no ganó en los comicios intermedios en el estado de México, aunque dos años después la aplanadora tricolor volvió a llevarse carro completo. Lo mismo ocurrió hasta 1993, cuando la fuerza de los grupos clientelares afianzó al priísmo en la inmensa mayoría de los municipios del estado.

Y, contrario a lo que esta tendencia pudiera asegurar para ese partido, en 1996 el PAN le arrebató ayuntamientos de la zona conurbada y el PRD empezó a arraigarse en el oriente del estado, especialmente en Nezahualcóyotl, con un millón 300 mil habitantes, aproximadamente.

En 2000, el PAN afianzó su avance hasta convertirse en la primera fuerza, básicamente por el llamado efecto Fox; cuando se creyó que la oposición podría derribar la fuerza histórica del PRI en el estado de México, los electores decidieron en julio pasado refrendar al tricolor en la gubernatura, con una victoria de dos por uno.

 
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