Ustedes no son criminales, son trabajadores, dice a indocumentados el gobernador de Illinois
Protestan decenas de miles en Chicago contra la Sensenbrenner
Organizadores de la marcha calcularon en 130 mil el número de personas que se unieron para rechazar la construcción de muros en la frontera con México
Nadie se va, sentenció el alcalde
Ampliar la imagen Migrantes protestan durante la marcha de ayer en Chicago, que según autoridades fue la más concurrida desde las manifestaciones obreras de finales del siglo XIX Foto: Reuters
Ampliar la imagen Migrantes protestan durante la marcha de ayer en Chicago, que según autoridades fue la más concurrida desde las manifestaciones obreras de finales del siglo XIX Foto: Reuters
Chicago, 10 de marzo. En una de las mayores protestas en la historia reciente de Estados Unidos, decenas de miles de personas marcharon hoy por las calles de Chicago hasta la Plaza Federal de la ciudad, en demanda de leyes migratorias más humanas y para protestar contra la iniciativa del congresista Jim Sensenbrenner, quien propone la construcción de muros en la frontera con México y penalizar a quienes ayuden a los indocumentados.
Mientras la policía estimó entre 75 mil y 100 mil el número de participantes, los organizadores calcularon más de 130 mil. Lo cierto es que decenas de miles inundaron el centro de esta ciudad con banderas de Estados Unidos y pancartas en las que se leía: "No a la criminalización del sueño americano" o "Conserven a nuestras familias unidas".
Los manifestantes, principalmente mexicanos, irlandeses y polacos, caminaron pacíficamente desde un parque cercano al consulado de México al grito de: "¡Sí se puede!", "¡Sí se puede!". Ya en la Plaza Federal, escucharon a congresistas y autoridades locales que se oponen a la ley Sensenbrenner y apoyan una legislación en favor de los migrantes.
"Como hijo de migrante y padre de familia, entiendo la importancia de trabajar duro y mantener a la familia unida", dijo en español el gobernador del estado, Rod Blagojevich.
"Ustedes no son criminales, son trabajadores", dijo el gobernante, lo que arrancó aplausos y vítores de la multitud proveniente de esta ciudad -considerada uno de los bastiones de la migración mexicana en Estados Unidos- y sus zonas aledañas, así como de los estados vecinos de Indiana y Wisconsin.
Explicó que el trabajo de los migrantes es lo que ha hecho grandes a Illinois y a Estados Unidos. El país tiene que reconocer su contribución y esfuerzo por mantener a sus familias unidas, puntualizó Blagojevich. "¡Alcen esas banderas americanas!", gritó el representante Luis Gutiérrez. "Este es nuestro país y es donde permaneceremos", resaltó.
La marcha fue convocada por un centenar de organizaciones comunitarias, clubes y federaciones de indocumentados, y el éxito que tuvo provocó sorpresa entre los mismos asistentes.
Abigail Márquez, originaria de Guadalajara, dijo, por ejemplo, que ella no esperaba que participara tanta gente en la movilización. "Me siento muy feliz, porque esto muestra que estamos todos unidos", enfatizó.
Tom Bonk, trabajador, señaló que en términos de una protesta, nunca había visto algo de este tamaño. "Estoy impresionado por la magnitud de la multitud".
Por su parte, el senador demócrata por Illinois, Dick Durbin, aprovechó el foro para poner a votación popular el que habrá de ser su voto sobre la reforma migratoria que se debate en Washington. Señaló que aceptaba el "mandato de la multitud", y ofreció que, en su calidad de segundo líder demócrata del país, votará en contra de la propuesta de ley Sensenbrenner, la cual convertiría en criminal a todo indocumentado, entre otras cosas.
Puntualizó que apoyará también la propuesta bipartidista de los senadores Ted Kennedy (demócrata) y John McCain (republicano), que contempla una vía para la legalización eventual de quienes ya están en el país. "Esta es la mayor concentración política desde las luchas obreras, también de migrantes, de finales del siglo XIX", agregó el legislador.
A lo largo del mitin hicieron uso de la palabra casi dos docenas de oradores, entre los que destacaron activistas, líderes religiosos, personalidades de medios y políticos. En sus discursos, demandaron una reforma integral que ordene el flujo migratorio, ofrezca opciones legales a quienes ya viven en Estados Unidos y permita la llegada de los nuevos migrantes que la sociedad reclama.
Según estimaciones oficiales la población indocumentada creció de 8.4 millones, en 2000, a cerca de 12 millones a la fecha.