El debate legislativo avanza en sentido contrario a las marchas, foros y debates en el país
Se intensifica en EU la batalla sobre posibles reformas a la ley migratoria
Nueva York, 8 de marzo. La gran batalla entre los promotores de un amplia reforma migratoria y quienes temen que los migrantes podrían ser la mayor amenaza que enfrenta Estados Unidos se intensifica, mientras el Senado por primera vez en dos décadas intenta elaborar una propuesta sobre este tema que ha polarizado al país, y que es fundamental para la relación bilateral con México.
Migrantes se manifiestan en la capital, Chicago, Nueva York, Los Angeles y Miami, la Iglesia católica, los sindicatos nacionales, la Cámara de Comercio, organizaciones latinas nacionales y más demandan una reforma amplia e integral de las leyes migratorias y denuncian medidas antinmigrantes por todo el país, hay foros, comunicados y grandes discursos, pero a pesar de esta curiosa amplia y variopinta coalición -una de las más formidables en la historia reciente- el debate legislativo parece avanzar en sentido contrario.
Las fuerzas antinmigrantes han logrado contaminar el debate explotando el clima de inseguridad social y económica en este país y, por supuesto, inyectar el tema de la seguridad nacional post 11-S al centro del debate, y por el momento han puesto a la defensiva a coalición pro reforma.
Mientras que el Comité Judicial del Senado avanza en su debate con el objetivo de producir un proyecto de ley para finales de este mes, promotores y opositores de una reforma real se enfrentan alrededor del país.
Hoy, cientos de migrantes y sus simpatizantes se manifestaron frente al Capitolio, mientras que hay manifestaciones programadas en Los Angeles y Chicago, otras ya se han realizado en Nueva York y Florida, y desde grandes ciudades a pequeños pueblos, este debate se intensifica cada día.
A la vez, continúan las maniobras políticas para abordar el tema desde varias trincheras. La gobernadora de Arizona, Janet Napolitano, ha ordenado a sus tropas de la Guardia Nacional apoyar esfuerzos para controlar su frontera con México. A la vez, rechazó propuestas legislativas para obligarla a mantener tropas en la frontera. "No estamos en guerra con México", afirmó, e insistió en que la idea no era "militarizar la frontera", sino sólo apoyar los esfuerzos federales de control fronterizo.
Por otro lado, la senadora Hillary Clinton, quien está considerando su candidatura a la presidencia, por primera vez hoy ingresó al debate sobre la migración declarando: "apoyo el ofrecer a trabajadores indocumentados una oportunidad para ganarse la legalización en este país". También expresó su oposición al proyecto de ley promovido por el representante James Sensenbrenner, aprobado por la cámara baja que busca criminalizar a los indocumentados y aquellos que les ofrezcan asistencia humanitaria.
A todo esto, continúan reportándose actos antinmigrantes por el país, con políticos y funcionarios locales, estatales y federales usando la ira e incertidumbre sobre la economía y los servicios sociales para nutrir el clima antimigrante. A su vez, sindicatos, la Iglesia católica, la Cámara de Comercio y otros actores nacionales continúan promoviendo una reforma amplia e integral, tratando de movilizar a sus filas para presionar a los legisladores y a la opinión pública.
En el Senado
Esta semana el Comité Judicial continuó atrapado entre los "restriccionistas" y los "liberalizadores". Los primeros buscan abordar el tema sólo con un enfoque en el control de la frontera y medidas de seguridad para expulsar a los indocumentados, construir muros y criminalizar a los inmigrantes; del otro lado están los promotores de una reforma que aborde tanto el tema del control fronterizo como el asunto económico fundamental, la necesidad de la mano de obra inmigrante.
Los "liberalizadores" consideran que se necesitan fórmulas para ofrecer vías de legalización a los casi 12 millones de indocumentados en el país, como también formas de regularizar el flujo futuro de inmigrantes a través de un programa de trabajadores huésped, entre otras medidas.
El debate ahora avanza con senadores ofreciendo diversas enmiendas a lo que ahora es el proyecto de ley central, propuesto por el presidente del Comité Judicial Arlen Specter, el cual tiene elementos de ambos lados del debate, pero que al fin se inclina hacia el lado de los restriccionistas.
Pero al iniciar esta etapa, lo que domina es el pesimismo en las perspectivas para una reforma real y amplia. "Las perspectivas para una reforma sensata en Washington nunca han estado peor", afirmó el periódico Los Angeles Times en un editorial hace un par de días al evaluar el debate inicial en el Senado. Tras afirmar que ya existía un proyecto de ley racional, patrocinado por los senadores John McCain y Edward Kennedy, el diario opinó que lo que está ocurriendo con nuevas propuestas "es un desperdicio de tiempo". Criticó al presidente George W. Bush por su falta de liderazgo sobre el tema, y señala que ahora su debilidad política posiblemente anula su influencia, y con ello considera que será "decepcionante" si el Senado no logra avanzar de manera racional en el asunto.
El Washington Post, en un editorial publicado el 2 de marzo, ofreció críticas similares al Los Angeles Times, señalando en particular que la propuesta de Specter, al centro del debate ahora, tiene un grave problema ya que "crearía una enorme clase de trabajadores huésped permanentes", ya que ni los indocumentados en este país ni nuevos inmigrantes en un programa de trabajadores temporales podrán tener la oportunidad a la residencia permanente o la ciudadanía. Por lo tanto, el rotativo se pregunta que si después de este debate y la consideración de diversas enmiendas, todo resultará en un proyecto de ley que no valdría la pena ver aprobado. "Seguramente, la peor solución posible es aceptar que Estados Unidos será sede de una subclase permanente de trabajadores extranjeros sin derechos políticos, viviendo en temor permanente de toda autoridad legal", concluyó.