Usted está aquí: sábado 4 de marzo de 2006 Cultura Escuchar en colores

Escuchar en colores

Además de una belleza física fuera de serie, la belleza interior de la pianista Hélène Grimaud ilumina con miríadas, haces de luces variopintas: el conocimiento como pulso vital, el amor como fortaleza, la capacidad de expresar sentimientos, emociones e ideas.

La aparición de su nuevo disco, Reflection, amerita insistir en su obra anterior, Credo, que ya glosamos en este Disquero pero que recuperamos ahora porque es una de las grabaciones más intensas y bellas que se hayan producido en los años recientes.

El concepto alrededor del cual hace gravitar Elena partituras de John Corigliano (1938), Ludwig van Bee-thoven (1770-1827) y Arvo Pärt (1935), es la iluminación. Y sabemos que la iluminación se alcanza mediante la reflexión, la meditación y el trabajo espiritual.

Y todas esas intensidades están en este disco prodigioso donde Arvo Pärt, al igual que Elena, glosa a Bach y, por tanto, a lo divino. Hélène Grimaud, o bien: Elena, posee entre sus muchas virtudes el don de la sinestesia, que consiste en escuchar colores. Las obras de este disco se oyen, de acuerdo con su poder sinestésico, así: la Fantasía Coral de Beethoven es una espiral en negro, verde, rojo y amarillo; la sonata La tempestad es definitivamente negro y azul; la obra de Corigliano sucede en rojo, y la de Arvo Pärt en negro y verde.

Y todo esto nació de su iluminación con Bach, que suena en una brillantez entre el rojo y el naranja. Este disco, además, lo grabó la bella Elena sumergida en la poesía de Novalis.

 
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