Usted está aquí: sábado 4 de marzo de 2006 Cultura El capitalismo ''exalta la diversidad cultural'' para profundizar su dominio

Héctor Díaz Polanco recibió premio internacional de ensayo, en Minería

El capitalismo ''exalta la diversidad cultural'' para profundizar su dominio

En su libro ''desarrolla con gran calidad el problema de la multiculturalidad'', dijo el jurado

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ARTURO GARCIA HERNANDEZ

Ampliar la imagen El capitalismo aprendió a hacerse, entre comillas, cultural, en el sentido de que cada vez maneja más símbolos, concepciones del mundo, imágenes, manifestó Héctor Díaz Polanco, quien saluda a Jaime Labastida, director de Siglo XXI Editores. Atestiguan José Angel Pescador, del Colegio de Sinaloa, y Gerardo Estrada, coordinador de Difusión Cultural de la UNAM Foto: José Antonio López

La actual exaltación a escala mundial de la diversidad cultural no es más que una estrategia del capitalismo globalizado para profundizar su dominio como sistema económico.

Se trata, en el fondo, de una simulación que tiene como objetivo extender el dominio del capital. En ese contexto, el impulso a las industrias culturales debe verse como parte de dicha estrategia de dominio.

Las tesis anteriores forman parte del libro Elogio de la diversidad (globalización, multiculturalismo y etnofagia), con que el antropólogo y sociólogo Héctor Díaz Polanco obtuvo el Premio Internacional de Ensayo convocado por la Universidad Autónoma de Sinaloa, el Colegio de Sinaloa y Siglo XXI Editores. El galardón fue entregado el jueves en el contexto de la Feria Internacional del Libro del Palacio de Minería.

El jurado -integrado por Fabianne Bradú, Federico Alvarez y Ricardo Pozas Horcasitas- decidió por mayoría entregar el premio a la obra de Díaz Polanco por considerar que ''se trata de un ensayo que desarrolla con una gran calidad el problema de la multiculturalidad como expresión contemporánea de la globalización del mundo actual".

Identidad alienada

En entrevista posterior a la ceremonia de premiación, Díaz Polanco aclaró que su tesis no postula que el capitalismo en su etapa globalizadora renuncie a su propósito homogenizador: "Lo que planteo es que esa homogenización se concentra ahora básicamente en la uniformidad del dominio del capital.

''Los capitanes del capital han descubierto que pueden lograr más fácilmente e incluso más profundamente su dominio económico usando la diversidad, aprovechándola."

Al contrario de etapas anteriores del capitalismo -imperialismo, colonialismo- en que ''la homogenización se realizaba en términos de aplastamiento y eliminación de los sistemas culturales".

Ahora el capitalismo ''ha aprendido a sustentarse en la diversidad, a manipularla, y es la razón por la que surge la llamada corrientre multiculturalista, que es aparentemente una exaltación, una defensa de la diversidad cultural".

En esta etapa, ''el capitalismo aprendió a hacerse, entre comillas, cultural, en el sentido de que cada vez maneja más símbolos, concepciones del mundo, imágenes".

¿Qué es lo qué está provocando el capitalismo con este nuevo método? ''El desarrollo de una identidad alienada. Por un lado exalta las identidades y por otro destruye las comunidades que son el fundamento de esas identidades y las sustituye por una falsa identidad, una identidad 'individualizada' que no se funda en la colectividad.

''Por un lado crea falsas colectividades, comunidades -como algunos las han llamado- de percha, de guardarropa o de carnaval, que duran mientras dura el espectáculo."

El capitalismo ''construye el espectáculo, construye comunidades de esos espectáculos, que terminan cuando cada uno vuelve a su individualidad, recoge su gabán en el guardarropa y sale a la calle como un individuo más".

Son comunidades -sostuvo el autor de Etnia, nación y política- ''en las que no hay realmente integración social, cohesión, identidades. Entonces el capitalismo encuentra en estas comunidades formas de evitar el colapso del sistema, ofreciendo a los individuos una falsa, ilusoria, sensación de pertenecer a algo, de integrarse, de identificarse con algo''.

La cultura no es mercancía

-¿El concepto de industrias culturales está relacionado con este fenómeno?

-Sí, porque lo que quiere el capitalismo es justamente empujar todas las manifestaciones de la creación cultural hacia el terreno de las industrias culturales y que sus resultados sean los así llamados productos culturales, y luego controlar esas industrias. Ese es el gran debate, a escala internacional, entre la posición de que las creaciones culturales son mercancía y que deben tener el mismo tratamiento que cualquier otra mercancía.

''Esta es la posición de Estados Unidos y el grupo de países que lo apoyan, en cambio hay países de Europa y América Latina que sostienen el planteamiento de la llamada excepción cultural, que sostienen, en síntesis, la idea de que cultura no es un objeto o un producto; que no es del mismo tipo, rango o calidad que las demás mercancías y, por tanto, no plantea que no debe estar sometida a los mismos principios de liberación del mercado.''

De acuerdo con Díaz Polanco, la consecuencia de ese esquema ''sería la concentración inmediata de esas industrias culturales en manos de grandes capitales y la destrucción de los sistemas que corresponden a los países subordinados, como es el caso de México".

 
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