ISSSTE: noqueado antes de la lid
Sólo 56 días después de golpear torpemente el avispero al presentar ante el Senado una iniciativa que ni "reforma", ni "integra", ni "resuelve", pero sí amputa derechos a los asegurados por el ISSSTE; sólo 56 días después, despojado de cualquier consenso, sin integrar un solo argumento coherente y sin disparar un solo obús, el senador priísta Joel Ayala Almeida -presidente de la FSTSE- abandonó la faena completamente noqueado.
En calidad de títere del secretario de Hacienda, Ayala se había prestado a defender una pretendida reforma "espejo" -de la que Zedillo impuso al IMSS en 1995- anunciada por Francisco Gil Díaz -propalada por Eduardo Sojo desde Los Pinos- y multipublicitada por sus tecnócratas subordinados Alonso García Tamés y José Antonio González, así como por Benjamín González Roaro -representante de la "maestra" Elba Esther Gordillo en el ISSSTE-, con el condicionado apoyo de la Conago.
La iniciativa Ayala, una calca de la "propuesta" de Gil Díaz, recibió el inmediato rechazo casi unánime de todos los intereses legítimos presentes en la arena de la política pública. El propio SNTISSSTE comunicó que provoca "más confrontación que acuerdo, más polaridad que convergencia". Las descalificaciones, cuestionamientos movilizaciones, paros y protestas en su contra crecieron como planta de estufa. Y frente a esa nutridísima movilización de trabajadores, el "reformista" senador se asustó.
El documento remitido al Senado y algunas de sus comisiones portaba, al menos, dos fallas estructurales. La primera (atribuible al secretario de Hacienda) consiste en que -a diferencia de lo que ocurrió en el IMSS- no permite que los afiliados al ISSSTE opten entre la ley vigente y la "nueva". Además de que la cuantía de la pensión ya no alcanzará el equivalente del 100 por ciento del promedio salarial del último año laborado, sino que resultará de la cantidad que se haya acumulado en la cuenta individual de la Afore. De ahí que el SNTISSSTE indicara que "representa la peor opción: por sus altos cobros, bajos rendimientos y que sólo sume recursos aportados por los trabajadores y no por la parte patronal". Los trabajadores la rechazaron porque les amputa el derecho a una pensión digna que, por la ley vigente, es responsabilidad del Estado.
La segunda (atribuible al aprendiz de tecnócrata Pedro Vázquez Colmenares, subdirector general de Finanzas del ISSSTE) es que carecía por entero de propuesta médica alguna, aunque González Roaro acababa de reconocer que para que el ISSSTE "funcione" se requieren 10 mil plazas de médicos y enfermeras, ocho hospitales nuevos, dos regionales, ocho centros de diagnóstico y 140 unidades de primer nivel.
A las primeras andanadas en su contra, Ayala respondió con un hueco desplegado en que destacaba -como vil zanahoria de su "reforma"- la presencia de un "acuerdo para regularizar a los empleados en lista de raya, por contrato y eventuales", universo que estimó en 320 mil trabajadores (21/12/05). Pero, sintiendo pasos más recios, intentó "conciliar" y, en conferencia de prensa (27/1/06), "invitó" a los dirigentes de sindicatos opositores "a que hagan sus propuestas para enriquecer la iniciativa" (!). Cuando ya se vislumbraba un auténtico paro nacional y, por boca de representantes sindicales, se empezó a exigir un "juicio político" en su contra, Ayala pagó otro desplegado desprovisto de pólvora y asaz confuso: "el ISSSTE se consolida como entidad pública, totalmente alejada de cualquier intento de privatización" (2/2/06).
Finalmente, viéndose vituperado y vencido, envió en calidad de vocero a su sobrino Marco Antonio García Ayala -secretario general del SNTSSA, diputado federal priísta y secretario de Acción Política de la propia FSTSE- para que declarara que "más de 300 mil trabajadores burócratas están contratados de manera irregular, sin prestaciones y con esquemas totalmente fuera de la legislación laboral". Por tanto, al decir de este clarividente sobrino y legislador, la "reformita" Ayala podría representar una señalada "oportunidad" para establecer mecanismos que "normalicen" esta situación "injusta" (7/2/06). ¡Olé!
Ese fue su último respiro. Veinticuatro horas después, Ayala capitulaba vergonzantemente. Con su peculiar lenguaje, en nuevo desplegado estableció por sus pistolas "un compás de espera, un puente en tiempo razonable" (sic) que "permitirá obtener los consensos en el sentido de hacer partícipes a todos los involucrados en la materia. La FSTSE se pronuncia por establecer un receso" (8/2/06). ¡Noqueado antes de la lid!
Y no era para menos: como la "propuesta" original de Francisco Gil Díaz había nacido muerta, el repudiado títere sólo pudo disfrutar 56 días de "estrellato", mal enfundado en su disfraz rentado de "reformador". Pero fueron los trabajadores movilizados quienes se lo arrebataron, exhibiendo el cuerpo entero del títere que en él pretendía envolverse. Para ello sólo animaron una sencilla pero elocuente demanda histórica: "ni reforma grande ni chica: ¡auditoría integral al ISSSTE!" Ya noqueado, Ayala recibió dos impactos más: los trabajadores exigieron que la iniciativa sea "definitivamente desechada y se abra un debate plural", porque, advirtieron, la "movilización continuará". Simultáneamente, diputados del PRI solicitaron su expulsión "por haber promovido esa reforma".
De ahí y de la impostergable evaluación de la ley que Zedillo impuso al IMSS en 1995 debe partir el gobierno que gane las elecciones de 2006. Ninguna reforma puede afectar más de lo que beneficia. Ayala jamás logró comprenderlo y rodó desplomado. ¿Lo registraron Fox, Sojo, Gil Díaz y Benjamín González Roaro? ¿Lo aprenderá el gobierno entrante?
* Universidad Autónoma Metropolitana-Xochimilco