Usted está aquí: sábado 4 de marzo de 2006 Política HSBC amplía su historial negro al cancelar cuentas de apoyo al EZLN

La decisión se suma a los escándalos que la institución protagonizó en 2001 en España

HSBC amplía su historial negro al cancelar cuentas de apoyo al EZLN

Aumentan las protestas internacionales contra la institución financiera

HERMANN BELLINGHAUSEN ENVIADO

Ampliar la imagen En Querétaro, el delegado Zero convocó a una multitud que escuchó los planteamientos de la otra campaña Foto: Víctor Camacho

Tepeji del Río, Hgo., 3 de marzo. Crecen las protestas y la indignación internacional contra el banco HSBC, cuya sucursal mexicana en San Cristóbal de las Casas canceló cuentas que recibían aportaciones a las comunidades zapatistas y pagos por sus productos. La firma financiera se promueve en el mundo con una imagen contraria a la de bloquear el desarrollo de comunidades indígenas, como lo hace ahora en las montañas de Chiapas. Por un lado promueve todas las salvaciones ambientales y de conocimiento local que quepa imaginar (en China, Nueva Zelanda, Brasil, Canadá, México), y por el otro incurre en escándalosos fraudes y lavado de dinero, como en aquel sonado caso del gobierno español hace cinco años, en tiempos de José María Aznar.

Las cinco juntas de buen gobierno (JBG) han denunciado en semanas recientes el hecho, y su gravedad para los fines de desarrollo y sobrevivencia de las comunidades mayas del sureste mexicano que, sucede, están en resistencia. También el delegado Zero lo hizo ayer con un comunicado. El banco, de origen británico, presume en su ingeniosa publicidad: "Nunca subestime el conocimiento local".

BBVA Bancomer, el antecedente

En una acción idéntica, BBVA Bancomer canceló en mayo de 2005 las cuentas de Enlace Civil, asociación civil que recibe legalmente los depósitos de y para las comunidades autónomas zapatistas. La protesta internacional, particularmente en el Estado español, pero también en México y Argentina, hizo que el banco se arrepintiera profundamente. A raíz del escándalo, la matriz de BBVA buscó un "arreglo" con los zapatistas con tal de detener el problema. Quiso ofrecer la reapertura de las cuentas, y hasta hacer cuantiosas aportaciones materiales para las escuelas. El banco nunca recibió respuesta de las JBG, y se tragó el ruido y la voluminosa cancelación de cuentas de ciudadanos y organizaciones inconformes.

Ahora, mientras la otra campaña recorre el país, y la presencia del subcomandante Marcos va revelando una multitud de desastres sociales, ambientales, políticos, laborales y agrarios a lo largo del amenazado territorio nacional, HSBC "se suma a la lista de actores públicos y privados que continúan la guerra, acosando y dañando económica y socialmente a los pueblos indígenas de Chiapas", como denunció Enlace Civil AC.

En 2005 no quedó claro el motivo de las inusuales cancelaciones de cuentas por parte de BBVA Bancomer. Lo mismo ocurre ahora con el ataque de HSBC contra las comunidades zapatistas. Se especuló entonces sobre posibles presiones de la cancillería mexicana o las autoridades hacendarias del gobierno foxista, pero BBVA Bancomer nunca dio más explicación que un vulgar "por así convenir a nuestros intereses" sacado del manual del buen gerente. Lo llamativo fue la extrañeza de la matriz ibérica, que no fue notificada de lo que ocurría en la lejana provincia americana del sureste, y se tuvo que enterar por los periódicos y las pintas en las fachadas de sus oficinas en Madrid y el País Vasco. Entonces brotaron los historiales negros de BBVA, con ingredientes de tráfico de armas, fraudes y lavado de dinero en Italia, Africa y Sudamérica.

Ahora, el Colectivo de Solidaridad con la Rebelión Zapatista de Barcelona reconstruye la historia de cuando HSBC estuvo en las primeras planas de los periódicos españoles en 2001, "no precisamente por sus buenas prácticas bancarias". Sus directivos estuvieron implicados en un sonado affaire financiero de la última etapa del gobierno de Aznar: el escándalo Gescartera, "una agencia de valores implicada en una enorme estafa por la que se evaporaron 18 mil millones de pesetas y cuyas ramificaciones forzaron la dimisión del secretario de Hacienda y de la presidenta y la vicepresidente de la Comisión Nacional del Mercado de Valores".

Las aguas negras alcanzaron al mismísimo vicepresidente del gobierno, Rodrigo Rato, actual presidente del Fondo Monetario Internacional, "quien se encontró en el ojo del huracán al conocerse un conflicto de intereses, ya que una empresa de su familia (Muinmo) mantenía un crédito de más de 3 millones de euros con HSBC. Según afirmaron entonces los medios de comunicación y los analistas, la actuación de los directivos de la filial española de ese banco, con la colaboración de la filial suiza, demostraba "que no tienen ningún reparo para establecer sistemas que permitan el blanqueo de dinero y la evasión de impuestos".

El comunicado del conocido grupo de solidaridad internacional describe: "El mecanismo era sencillo. La filial suiza del HSBC mantenía abiertas en la oficina madrileña del banco 138 cuentas. Es legal y normal que las filiales del mismo banco mantengan cuentas en las oficinas de otros países. Lo que no es normal es que sean 138. Según los peritos de la policía judicial, tras la titularidad de la filial suiza se escondían ciudadanos de nacionalidad española amparados por la opacidad del secreto bancario del país centroeuropeo. Según escuchas telefónicas autorizadas judicialmente, los mismos directivos del HSBC admitieron que eran Gescartera y la filial española del banco las que ponían en contacto a los clientes con la filial helvética". Lo que el argot financiero llama "operaciones cuádruples". Un fraude fiscal en forma.

La implicación de los funcionarios más importantes del gobierno aznarista permitió que "la presión de la oposición parlamentaria y el juego sucio de algunos sectores de su mismo partido, en ese momento en plena pugna por la sucesión de Aznar, se abriera una investigación que acabó con la imposición de una multa a la filial española del HSBC por 2.1 millones de euros. La razón: no identificar adecuadamente a los verdaderos titulares de las cuentas y no investigar, como es su obligación legal, actividades sospechosas de blanqueo de dinero".

En febrero, las autoridades autónomas zapatistas denunciaron: "Consideramos un atropello y violación de los derechos humanos de los pueblos indígenas la actitud de HSBC; las cuentas bancarias abiertas en ese banco eran para depositar apoyos nacionales e internacionales con el objetivo de proveer de agua a varias de nuestras comunidades que nunca en la vida han tenido el derecho ni la posibilidad de contar con agua entubada, y menos potable".

Las cinco JBG han hecho pública su protesta, señalando que ese dinero (una bicoca, comparado con los montos que manejan los verdaderos "clientes" de HSBC) se destinaba a la reconstrucción de las casas destruidas por el ciclón Stan en las comunidades de la frontera sur; a las cooperativas de mujeres en los Altos de Chiapas; a las escuelas primarias y secundarias; a los proyectos de salud comunitaria y otras cosas igualmente "sospechosas" y "criminales".

Los activistas catalanes, quienes promueven una protesta a la cual ya se ha unido el cantante Manu Chao y muchas otras personalidades, testifican: "Nuestra confianza está en la palabra de las autoridades de las comunidades, que han demostrado en los hechos que mandan obedeciendo. Han presentado cuentas de sus trabajos con claridad y no cobran ningún dinero por ello. Han demostrado transparencia y han dado una lección al mundo de cómo desarrollar las necesidades de las comunidades indígenas en resistencia. Lo han hecho con su propios medios, sin ayuda del gobierno y con el apoyo de la sociedad civil nacional e internacional. Y quien haya querido lo ha podido comprobar, como lo hemos hecho miles de personas de diferentes países".

Pero el historial de HSBC va más allá. Sostiene algunos de los proyectos de defensa de los recursos naturales más vastos y significativos del mundo. En Canadá, los lagos del río Yangtzé, el río Bravo entre México y Estados Unidos, Alemania e India. Su caudal científico, cargado de "buena onda", supera al de universidades enteras.

La teoría

Según la analista francesa Heléne Roux, "HSBC combina el sentido de los negocios con el concepto de responsabilidad social, gracias al cual se forja una imagen de empresa comprometida con la resolución de los grandes problemas de la época, imagen necesaria para seducir a sus clientes sensibilizados con la defensa del medio ambiente, el cambio climático y la 'etica' en los negocios".

HSBC ha ideado inclusive algo que nadie más se ha atrevido en la banca occidental: establecer criterios derivados de la doctrina coránica para realizar préstamos a inversionistas musulmanes (pues el Corán prohíbe el agiotismo con intereses). Esto asegura la captación de capitales musulmanes en Europa, Estados Unidos, Indonesia y los países árabes. La revista francesa L' Expansion habla de la "filial islámica" de HSBC.

Beneficiarios de la generosidad de HSBC son Worldwide Fund for Nature (WWF), Botanic Gardens Conservation International (BGCI) y Earthwatch. Según el propio banco, en 2007 se estima que 2 mil empleados del grupo HSBC habrán participado en investigaciones científicas de salvamento ambiental en el mundo, "y en proyectos de conservación que de otra forma, tal vez no se hubieran llevado a cabo".

A HSBC le preocupan el esturión canadiense, la emisiones globales de bióxido de carbono, las alternativas energéticas, el conocimiento botánico tradicional en el Amazonas y los desastres climáticos por venir. En su programa Invirtiendo en la naturaleza, HSBC contribuye "a la educación ambiental y el uso sustentable de plantas por comunidades locales". El agua es otra de sus prioridades, en particular en el "río Grande" en la frontera norte de México y en los Everglades de Florida.

Enlace Civil denunció hace una semanas que, "ante la incapacidad de las autoridades federales, estatales y municipales, de proveer los servicios públicos indispensables, la sociedad civil nacional e internacional ha respondido en numerosas ocasiones". Tal respuesta es obstruida ahora por HSBC, "que se suma los actores públicos y privados que continúan la guerra contra las comunidades indígenas de Chiapas".

 
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