No descarta que los cuerpos de sus "compañeros" queden sepultados en Pasta de Conchos
Gómez Urrutia acusa a Minera México de "homicidio industrial" y mentir a deudos
Ampliar la imagen La esposa de uno de los carboneros desaparecidos en la mina, durante el minuto de silencio que se guardó ayer en todas las canteras de América Latina Foto: Marco Peláez
San Juan de Sabinas, Coah. 27 de febrero. Según la tradición religiosa, hoy se cumpliría el novenario de los mineros muertos, pero todavía no hay a quién velar. Sólo un altar que poco a poco crece en imágenes religiosas que se mezclan con las fotos de los difuntos en tiempos menos amargos.
Lo peor para quienes continúan esta interminable espera es que hoy, de nuevo, no pasó nada. La totalidad de los barrenos siguen sin instalarse y, si hay suerte, en la madrugada podría comenzar el proceso de desgasificación para que, nadie sabe bien a bien cuándo, se reinicie la recuperación de los cuerpos.
Hoy son momentos más bien de duelo. Hacia el mediodía se convoca a un minuto de silencio que, según algunos familiares, se reprodujo en todas las casas de la región. Por ahora es lo único que se puede hacer, pues sin los cuerpos no hay espacio para los rituales católicos.
Hace ya días que no se paran los curas por esta zona siniestrada. Tampoco hay ya funcionarios federales; los que estaban ya se fueron y los que se prometió que llegarían no lo han hecho. Tan pronto decretó la muerte de los mineros, el secretario del Trabajo, Francisco Javier Salazar, "se volvió a México", y al director de Inspecciones todavía lo esperan las familias.
Quien reapareció por fin fue el dirigente sindical Napoleón Gómez Urrutia. Se mostró irritado por las "calumnias" de Industrial Minera México, la cual dejó entrever que hace unos meses la organización que conduce la familia Sada desde hace décadas recibió 55 millones de dólares para los trabajadores, que no se sabe dónde quedaron.
Lejos de la mina, sin la presencia de los familiares, Gómez Urrutia convocó a conferencia para lanzar encendidas respuestas. Rodeado de sus allegados acusó a la empresa carbonera de haber cometido "homicidio industrial" y engañar, "quizá por miedo", a las familias de las víctimas con esperanzas de vida, aun cuando los directivos ya sabían que abajo los 65 trabajadores murieron desde el principio.
Pero este lunes, ocho días después de la tragedia, Gómez Urrutia no descartó la posibilidad de que los cuerpos de quienes él llama "mis compañeros", sepultados en Pasta de Conchos, no se rescaten, y de que el complejo industrial termine por convertirse en camposanto.
"Originalmente la postura del sindicato es que hasta el último momento se trabaje en el rescate de todos los compañeros..."
-¿Pero hasta cuándo es el último momento? -se le interrogó.
-"Lo que pasa es que si las condiciones de la mina siguen siendo inadecuadas por el riesgo para los rescatistas, pues entonces ya tendríamos que ver" -anotó.
De hecho advirtió que a quienes trabajaron en la exploración de la mina en un intento por encontrar a las víctimas se les permitió el acceso a la excavación, no obstante que era inminente que perdieran la vida, "pues el gas subió hasta 104 por ciento".
Pero familiares de los mineros fallecidos no abordan ni siquiera como remota la hipótesis de abandonar en las entrañas de la tierra los restos de quienes murieron tras la explosión y los derrumbes de la madrugada del domingo 19.
"Eso no está a discusión. Tienen que sacar a todos o si no nosotros nos metemos y los sacamos", advirtió Juan José Rodríguez, quien tiene a su cuñado y a dos sobrinos debajo de la tierra.
Pero esta tarde Gómez Urrutia viene cargado de cuestionamientos y acusaciones contra Industrial Minera México, y pide se castigue "a los responsables con todo el peso de la ley, pues ya sea por negligencia, por omisión o por lo que sea, pero según los estándares internacionales a lo que pasó aquí se le llama homicidio industrial".
Acompañado de su séquito, Gómez Urrutia anticipó que su agrupación sindical, hará una investigación paralela a la de las autoridades del trabajo, pues dijo que los mismos sobrevivientes de la tragedia apercibieron a la empresa sobre riesgos que simplemente se omitieron.
"Son fallas ligadas al sistema eléctrico, y también los trabajadores pidieron a la empresa que no se cortara ni se soldara con sopletes debajo de la mina. Tampoco funcionaban los carros de transportación y algunas fallas eléctricas se corregían con simple cinta", aseguró.
Las autoridades deben "ir a fondo" en las indagatorias sobre los motivos de la explosión en la mina, pues "el accidente ocurrió por una serie de irregularidades", insistió el dirigente minero.
Gómez Urrutia consideró que la Secretaría de Trabajo y Previsión Social debe "castigar con una multa por negligencia" a la empresa, ya que no corrigió con oportunidad riesgos advertidos por los mineros; señaló que los 750 mil pesos ofrecidos por la empresa a los deudos como indemnización deben ser "por lo menos lo doble".
De las encendidas bravatas verbales de Napoleón poco se sabe en el lugar del siniestro. Arsenio Aguilar fue minero casi 30 años, pero su presencia en la mina es para esperar el cadáver de su yerno Fermín, quien a los 35 años terminó su vida.
"No se vé ni para cuando se haga el rescate, falta que terminen lo de los barrenos. Dicen que todavía sale mucho gas y eso peligrosísimo", señala.
Poco a poco va desahogando los recuerdos de la vida dedicada a la extracción de carbón: "Mírenos aquí, todavía muertos de hambre. Pagan una miseria, aquí en esta mina están los más explotados Ese Larrea nada más gana y gana dinero que nosotros le damos y para uno nada. Eso que echan el carbón va p'afuera del país. En los últimos años que trabajé, nos daban 20 pesos de utilidades, se lo juro".
-¿Y el sindicato no pelea?
-Son la misma cosa.