ENTRE DOS GRANDES | 27 de febrero de 2006 |
Jonathan
Wheatley, Sao Paulo
Los amantes de la comida india la pasan mal en Brasil. En Sao Paulo, por ejemplo, entre la enorme variedad de restaurantes de las comunidades de inmigrantes que ofrecen platos japoneses, árabes, italianos, portugueses y otros, hay sólo un puñado de lugares indios. El consulado de ese país lista solamente cuatro de ellos en esa ciudad; en Río de Janeiro dos y uno en Porto Alegre. La casi ausencia de una de las tradiciones culinarias más grandes del mundo en una ciudad que se precia de ser la capital de la cocina en América del Sur es una expresión legítima del poco nivel de reconocimiento de India y de las cosas de allá entre los paulistas. Pero eso empieza a cambiar. Las empresas indias han ido penetrando en la economía brasileña en los años recientes y el comercio y las inversiones bilaterales aumentan. La mayor y más reciente transacción económica ocurrió en enero al anunciarse que la firma estatal india Oil and Natural Gas Corporation (ONCG) aceptó pagar 1.4 mil millones de dólares por la participación de ExxonMobil en 30 por ciento de la explotación petrolera de Campos Basin. El acuerdo está previsto para concluirse a finales de febrero. ONCG se convertirá en socio de la compañía estatal brasileña Petrobrás y del grupo de energía anglo-holandés Royal Dutch Shell, que tienen cada uno 35 por ciento de participación en ese campo. Para el gobierno indio, esto debe señalar el inicio de una amplia colaboración con Petrobrás. Es verdad que el trato con ONCG puede ser visto como caso aparte en el marco de la competencia de grupos petroleros de India y China para controlar activos en el mundo. Pero también se añade al constante incremento de las corrientes de comercio e inversión entre India y Brasil. Un seminario de negocios sobre las relaciones de los dos países, hace unas semanas en Sao Paulo, destacó la relevancia de esta tendencia de acercamiento. Los asistentes supieron, por ejemplo, que hay unas 32 inversiones conjuntas en operación entre compañías indias y brasileñas en este último país, de las cuales 16 son en el ramo farmacéutico, siete en proyectos de ingeniería, seis en programas de cómputo y tecnologías de la información y tres en petroquímica. Sergio Rodrigues –presidente de TATA Consultancy Services Brazil, que forma parte del TATA Group, con más de 90 compañías, y genera 3 por ciento del producto interno bruto de India– dijo que mediante las empresas de tecnología de la información se habían creado ya 600 empleos en Brasil y que se esperaba llegar pronto a 2 mil. Anand Sharma, secretario de Estado indio para Asuntos Extranjeros, estuvo presente en cada acto, al igual que el embajador en Brasil, H.S. Puri, y el cónsul general, Yogeshwar Varma. Poco antes, funcionarios indios charlaron con Celso Amorim, canciller brasileño, con quien discutieron el potencial para expandir el comercio y la cooperación, en especial en aeronáutica, minería (sobre todo en el cobre), azúcar, farmaceútica, tecnología de la información y agricultura. “India y Brasil están en la etapa de acercarse mutuamente”, dijo Shrama, y añadió que India, como Brasil, estaba pasando por una transición irreversible, en la que las reformas económicas desataban las capacidades empresariales. Esto es cierto para ambas naciones. Su perspectiva común sobre la economía global los ha convertido en socios naturales y soporte de sus respectivas aspiraciones dentro del Grupo de los 20 países en desarrollo que ha pugnado fuertemente por un mayor acceso a los mercados de los países ricos, en especial para los productos agrícolas. Pero también comparten una tradición de fuertes burocracias y se necesitará una reforma de mayor alcance en ambos, si es que el comercio y la cooperación han de alcanzar su potencial. Uno de los más brillantes prospectos está en la producción y uso del etanol proveniente de la caña de azúcar. Los productores brasileños tienen los menores costos en la industria global. Brasil es, igualmente, líder en la tecnología llamada “combustible flexible” (flex fuel), actualmente 70 por ciento de los automóviles vendidos en el país consumen gasolina o etanol, o bien, una mezcla de ambos. Anand Sharma señaló que India ha estudiado la experiencia brasileña y que pronto tomará una decisión sobre un posible programa para alentar una expansión de tecnologías similares. “Estamos finalizando los estudios de viabilidad”, declaró. “La aplicación de un programa de etanol en India depende ahora de la decisión política del gobierno.” El comercio bilateral crece rápidamente. De casi 200 millones de dólares hace siete años, ahora es de 2.5 mil millones al año, según el cónsul Varma. Las exportaciones indias comprenden aceite diesel, productos químicos orgánicos y farmacéuticos y las de Brasil incluyen azúcar, aceites vegetales, aviones, alcohol y etanol. Si esta tendencia continúa, los paulistas pronto podrán disfrutar del rogan josh y mutar paneer para el placer de sus paladares § |