Circundan la Ciudad Universitaria de Puebla cantinas protegidas
Mario Marín, tolerante con giros negros e implacable ante la prensa
El gober, un resentido que traicionó a su clase y a su cultura, opinión generalizada
Ampliar la imagen Kamel Nacif, el rey de la mezclilla Foto: Pedro Pardo
Puebla, Pue., 25 de febrero. Desde que el gober precioso asumió su cargo, un año atrás, se han multiplicado los antros alrededor de la Ciudad Universitaria (CU), entre las avenidas 18 Oriente y Valsequillo, donde una reja blanca delinea el perímetro del conglomerado que concentra a buena parte de los planteles de la Benemérita Universidad Autónoma de Puebla.
Entre rótulos que anuncian con letras de colores "Copias", "Internet" y "Tortas", proliferan establecimientos de aspecto semiclandestino en algunos casos, o de antiguas discotecas en otros, donde en punto del mediodía, de lunes a viernes, comienza la venta sobre todo de cervezas para los estudiantes que salen de las facultades en algún receso y ya no vuelven, atrapados por las ofertas del dos por uno y la necesidad inconsciente pero imperativa de divertirse que prolonga en los jóvenes las pulsiones de la infancia.
"Antros como éste siempre ha habido, pero desde que entró Marín se dispararon", explicó un conocedor que accedió a guiar al reportero alrededor de la CU poblana, en la que se alternan los bebederos de elíxires con negocios que prestan servicios indispensables, como xerografía, computadoras conectadas a la red y alimentación. Uno de esos changarros exhibe en su entrada un mostrador que pregona la palabra "copias", pero en realidad despacha tortillas, carnitas y salsas.
Las cantinas, según fuentes entrevistadas in situ, son de "amigos del gobernador" con las cuales éste paga el apoyo que recibió durante su campaña electoral, y la sospecha de que están protegidas desde arriba es que "cuando las clausura el gobierno municipal, a los pocos días las reabren".
Un profesor que solicitó el anonimato explicó que en el último semestre el índice de asistencia a sus clases bajó de 60 a 10 por ciento, "porque los chavos prefieren quedarse afuera a chupar". Son negocios, agregó, pensados para explotar a los jóvenes: venden cerveza, la bebida alcohólica más barata, y tragos accesibles como brandy o ron; abren a las 12 del día y cierran entre 10 y 11 de la noche, "cuando los chavos ya están ahogados, pero se van porque tienen que regresar temprano a casa".
Con Marín, dijo una periodista local, "Puebla se ha vuelto Sin City (la ciudad del pecado), como la película de Robert Rodríguez. Los bares están obligados a cerrar a las dos de la madrugada, pero si quieres abrir hasta más tarde necesitas dar mordida", ilustró. "Otro bisnes que está en auge son los moteles, porque las poblanas somos mochas pero no conservadoras; el peligro es que hay una mafia en los hoteles de paso que filma a las parejas y luego vende las cintas como videos porno."
Si la administración de Marín es tolerante con los giros negros, en cambio se ha mostrado implacable ante la prensa. Diversos reporteros coincidieron en afirmar que su táctica es la siguiente: "primero te demanda, luego hace que te corran, después te congela la demanda y ablanda a tu jefe para que te vuelva a contratar y con eso muchos colegas se ponen como seditas, porque viven zurrados de miedo", explicaron.
Marín Torres, afirma la opinión más generalizada, es un "resentido" por su origen. Hijo de campesinos analfabetos, creció en las calles de la capital del estado sometido a las burlas racistas debido a su origen indígena; fue vendedor de chicles y logró ascender la pirámide poblana mediante el estudio y el trabajo, hasta llegar adonde está. "Lo que hizo fue admirable, es verdad, no cualquiera lo consigue, pero en el camino se convirtió en un 'indio remediado', que es lo mismo que le pasó a Michael Jackson, que era negro pero se talló la piel hasta sentirse blanco; ese es el problema de Mario, que traicionó a su clase y a su cultura."
Poco antes del escándalo por el encarcelamiento de Lydia Cacho que ordenó a petición del empresario textilero Kamel Nacif, el gober precioso acudió a la preparatoria Emiliano Zapata, donde terminó el bachillerato, y donó 200 millones de pesos con un solo propósito: "Que de aquí salgan muchos Marios Marín", según dijo. Los directivos del plantel que le recibieron el cheque y le disculparon el exabrupto narcisista de aquel discurso, estaban ayer distribuyendo volantes para invitar al pueblo a la manifestación de mañana (hoy a partir de las 11 de la mañana) contra él.