Usted está aquí: lunes 20 de febrero de 2006 Opinión CIUDAD PERDIDA

CIUDAD PERDIDA

Miguel Angel Velázquez

PRD: chantajes y deslealtades tribales

La fuerza de la sociedad civil

Ecatepec: panfletos en misa

CONTAR OTRO episodio sobre deslealtades entre las tribus del PRD parece de pronto como querer reseñar una historia de girasoles ciegos.

SIN HACER caso a la experiencia vivida, sin recuerdo alguno de la marginación a la que sometieron a toda la izquierda, desde la más blanda hasta la radical, durante décadas y décadas, las tribus se niegan a voltear hacia la posibilidad del triunfo electoral y miran sólo por sus intereses, aunque en ello les vaya la muerte política.

POR ESO el viernes pasado, reunidos para fijar las reglas del orden que permitan realizar un gran acto el domingo próximo en el Zócalo, donde se muestre la fuerza no sólo del candidato a la Presidencia de la República, Andrés Manuel López Obrador, sino del PRD en la capital, un jefe tribal decidió chantajear a su partido para buscar acomodo a algunos de sus lugartenientes en los espacios de gobierno de la capital.

PARA NUEVA Izquierda -una de las tribus perredistas-, que pactó con la CID de René Bejarano las posiciones de sus guerreros en algunos distritos electorales, no fue suficiente lograr la mayoría en las postulaciones a diputados locales y la senaduría para su jefe, el otro René (Arce).

LA AMBICION le lleva ahora a condicionar su participación amplia en el acto del próximo domingo si no le entregan posiciones dentro de lo que podría ser el gabinete de gobierno de la siguiente administración local.

ES BASTANTE sabido que Arce controla algunas delegaciones, como Iztapalapa, y que su poder de convocatoria, en todas, derivado, por ejemplo, de la entrega mensual de despensas, le permite llamar a la movilización con bastante facilidad, y que utiliza ese poder para presionar a favor de sus intereses.

LO QUE a René Arce no le ha quedado claro es que hoy el PRD es parte, importante, desde luego, de los apoyos que la ciudadanía otorga a ese partido, que la gente de la llamada "sociedad civil" ve con entusiasmo la candidatura de López Obrador y de Marcelo Ebrard, y que bien pudiera ser que su apoyo, el de su tribu, dejara de ser importante no nada más para el acto en el Zócalo, sino para el mismo PRD.

OJALA NUEVA Izquierda esté a tiempo y con voluntad para recomponer un camino que para todos en la izquierda, sea cual fuere esa izquierda, no resulta más que una historia de girasoles ciegos.

Los pecados de Onésimo

DICEN LOS habitantes del norte del DF, a los que les queda más cerca una iglesia en el estado de México, que para buena parte de los católicos el domingo es un día importante: el día de misa, y acuden con su fervor hasta la iglesia. Dicen también que para encontrar la "paz interna" necesaria para comenzar la semana.

PERO ESTO no es tan cierto para algunos jerarcas católicos que tratan de hacer del domingo en la iglesia un día de pregón político que sirva a su causa. Y esa causa, en el caso de Onésimo Cepeda, no es otra que la que a él le permita seguir, sin ningún problema, en el camino de sus excesos, los más caros, en términos monetarios.

POR ELLO este domingo, en la diócesis que controla el obispo de la soberbia, se leyó un panfleto político que busca descalificar a quienes pudieran atentar contra el poder que hoy tiene bien protegidos los excesos del obispo de Ecatepec.

FUE EN la iglesia del Carmen, en la colonia La Presa, donde se leyó el panfleto, que estuvo a punto de desatar un conflicto a golpes entre los asistentes a la misa, que en una buena mayoría, ya sea porque estaban en desacuerdo con lo leído o porque no querían que la misa se utilizara para esos fines, reclamaron al clérigo tal actitud.

EL MISMO panfleto, que habla de alguna de las fobias del sacerdote, se dio a conocer en la iglesia de la colonia Valle de Anáhuac, en Ecatepec, y en todo el territorio que controla el obispo, que se sabe bien protegido por el secretario de Gobernación, Carlos Abascal, uno de sus poderosos cómplices.

PERO EL asunto es que el sacerdote, que debería mantener unidos a los católicos bajo la doctrina de su Iglesia, hace de ese espacio un lugar para dirimir su diferencias con quienes lo critican, y divide a los creyentes por asuntos que nada tienen que ver con su fe.

SEGURAMENTE NO habrá, por parte de los jefes católicos, ningún llamado de atención para el obispo, pero sus feligreses deben tener cuidado cuando de la palabra de ese hombre se trate, porque desde luego, no es palabra de Dios ni de la Iglesia.

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