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COMERCIO JUSTO |
20
de febrero de 2006 |
El
intercambio entre redes de productores y consumidores de México
y
Europa ha consolidado la idea de que es posible que los primeros
reciban una retribución adecuada por su trabajo y los segundos
un
producto de calidad. En esta iniciativa participan ya 50 mil familias
mexicanas. En las últimas tres décadas, de manera paralela al fortalecimiento de las organizaciones de consumidores, se desarrolló un movimiento mundial en favor de una economía solidaria, con mayor equilibrio en las relaciones comerciales, que permita al productor y al consumidor beneficiarse mutuamente. Comercio Justo es el nombre de tal iniciativa, que apuesta por que los consumidores ejerzan su derecho a elegir, optando por alimentos y otros productos de calidad certificada con el sello de Comercio Justo, que se comercializan sin intermediarios, en puntos de venta independientes. Las mercaderías involucradas en el comercio justo, desde alimentos hasta ropa y artesanías, son elaborados por pequeños productores en condiciones que no deterioran el ambiente y su costo, además de cubrir una retribución para aquéllos, subsidia un premio social que se reinvierte en obras de desarrollo comunitario. Una red mundial de organizaciones, denominada Fair-Trade Labeling Organizations etiqueta y garantiza el proceso de comercio justo en el plano internacional. En México, la organización responsable es Comercio Justo, creada en 1999 con el objetivo de abrir el mercado nacional a los pequeños productores, que cuenta con sello propio de identificación. LA RED DEL COMERCIO JUSTO
México es el primer exportador de café de Comercio Justo
(y orgánico) certificado para el mercado nacional y a escala
mundial. Además, comercializadores de Quintana Roo exportan miel
certificada internacionalmente, lo mismo hacen con el jugo de naranja
productores de Sinaloa.Aunque en México solo el café, la miel y el jugo de naranja cuentan con sellos de Comercio Justo, la oferta en el plano mundial incluye cacao, plátano, azúcar, chocolate, bisutería, textiles y productos para el hogar. Las ventas de productos de comercio justo en Europa superan los 6 mil millones de euros anuales. En México, aunque marginal, este comercio llegó ya a los 100 millones de dólares. Los productos se comercializan mediante una red de tiendas establecidas por organizaciones de comercio alternativo, en las que participan los productores. Existen ya comercializadoras integradas por pequeños productores, solos o asociados con organismos civiles y/o empresas privadas § Los consumidores que participan en el comercio justo deciden comprar atendiendo no sólo a la calidad del producto, sino a las condiciones sociales y ambientales que están detrás, explicó Fabiola Osorio, responsable del área de difusión de la organización Comercio Justo México. El consumidor debe estar consciente de que el precio siempre corresponde a las características del producto, y saber que si el supermercado los vende a un precio menor alguien está pagando por ello y no son las grandes cadenas. “Eso es lo que queremos que el consumidor comprenda, que se dé cuenta de lo que está comprando, y que decida de manera responsable”, explicó. Comercio Justo México tiene 25 mil socios que representan a 50 mil familias de pequeños productores nacionales y, aunque sus puntos de venta crecieron de 10 a 50 en sólo dos años, Osorio consideró que todavía falta un largo camino por recorrer para que esta práctica mercantil se consolide en el país. Responsabilidad empresarial Además de promover el consumo solidario, Comercio Justo México impulsa la responsabilidad social entre las empresas, instándolas a participar del circuito de Comercio Justo, comprando y consumiendo productos para distinguirse de sus competidores por su compromiso social. Esta labor no descarta a las grandes cadenas de autoservicio y tiendas departamentales, con las que se negocia para establecer acuerdos, “siempre y cuando sigan los lineamientos del comercio justo”, aclaró Osorio. Hasta ahora ninguno de estos productos ha ingresado en las grandes cadenas, como sí lo han hecho los del llamado “comercio verde” u orgánicos. Estos productos, salvo el café, no tienen el sello ni las prácticas de Comercio Justo, aunque sí eliminan los intermediarios; por ello les resulta más fácil entrar en las grandes cadenas e incluso ser exportados, explicó Osorio. En cambio, los productos de comercio justo enfrentan obstáculos, como las políticas de precios de los grandes autoservicios, la resistencia del consumidor a pagar un poco más por un artículo de mejor calidad y las condiciones de la economía mexicana “que no permiten al consumidor darse lo que cree que son lujos”, destacó. Al respecto, Laura Mendo, integrante del Consejo Consultivo de Consumo de la Procuraduría Federal del Consumidor (Profeco), reconoció que una gran parte de los consumidores mexicanos no está familiarizada con el concepto del comercio justo. “Tan atrasados estamos que ni siquiera es un término común para los ciudadanos; no se ha planteado en el Consejo Consultivo, solo en la Asociación de Consumidores de Café, pero es un tema que tendremos que abordar, ya que pugnamos por relaciones equitativas proveedor-consumidor”, dijo § |