Presentan en Bellas Artes libro de Verónica Flores sobre el director de orquesta
Con Eduardo Mata las partituras cobraban vida prodigiosa: Lavista
El volumen, bien escrito y narrado, constituye una fotografía viviente, dice Pablo Espinosa
Ampliar la imagen El pianista Mauricio Náder, el compositor Mario Lavista, el violinista Arón Bitrán, los periodistas Verónica Flores y Pablo Espinosa, y el pianista Alberto Cruzprieto durante la presentación del libro Eduardo Mata a varias voces. A la derecha, Bitrán y Cruzprieto interpretan Improvisaciones No. 3, de Mata Foto: María Luisa Severiano
Ampliar la imagen El pianista Mauricio Náder, el compositor Mario Lavista, el violinista Arón Bitrán, los periodistas Verónica Flores y Pablo Espinosa, y el pianista Alberto Cruzprieto durante la presentación del libro Eduardo Mata a varias voces. A la derecha, Bitrán y Cruzprieto interpretan Improvisaciones No. 3, de Mata Foto: María Luisa Severiano
Eduardo Mata fue uno de los grandes maestros del tiempo, definió el compositor Mario Lavista al referirse a la premisa del extinto director de orquesta, quien aseguraba que "la música no existía hasta que sonaba".
Durante la presentación del libro Eduardo Mata a varias voces, de Verónica Flores, Lavista parafraseó al citado director ayer en la sala Manuel M. Ponce del Palacio de Bellas Artes al expresar: "en realidad la música no existe hasta que suena, es decir, hasta que el intérprete la realiza en el tiempo; la responsabilidad del intérprete se convierte entonces en una forma de creación".
Al evocar la trayectoria y la relación que lo unió con Mata, el compositor aseguró que en sus manos "los sonidos encerrados en una partitura cobraban vida de manera prodigiosa", además de que poseía, agregó, un inmenso conocimiento musical aunado a su técnica y oficio de primer orden, incluida su amplia cultura humanística.
Acompañado por la autora y por el periodista Pablo Espinosa, Lavista, quien compuso Cinco preludios enlazados en honor del director de orquesta, subrayó ante una serie de fotografías que se proyectaban sobre el músico, compositor y director de orquesta:
"Durante toda su vida Mata reflexionó sobre las cuestiones intepretativas; sabía perfectamente que el intérprete es el verdadero amo del tiempo, ya que se da a la tarea que hace posible que la música transcurra en el elemento que le es propio, me refiero a la dimensión temporal, a esa sustancia de la que está hecha la música."
Dado que el compositor "imagina sonidos que transcurren en el tiempo, de cómo tiene que representarlos, fijarlos en un papel pautado por medio de una escritura convencional y de cómo, al llevar a cabo esta operación, congela el tiempo musical en una partitura".
Sobre el volumen que integra la colección Periodismo Cultural, editado por el Consejo Nacional para la Cultura y las Artes, Verónica Flores, quien entrevistó a 76 personas entre familiares, amigos, músicos y directores de orquesta del prestigiado músico fallecido hace 11 años, puntualizó:
"Mata, con su música, era capaz de impactar positivamente a los seres humanos. Y si ahora tras ésta investigación me preguntan: ¿quién es?, diría que es toda disciplina, rigor, excelencia y sobre todo pasión en todos los ámbitos de su vida."
La trayectora musical y el hito en la cultura musical que marcó Eduardo Mata a escala nacional e internacional lo ejemplifica así la periodista: "En alguna ocasión Carlos Chávez le comentó a Jaime García Terrés que, si Mata quisiera, sería el mejor preparado de sus continuadores. Y Eduardo Mata se convirtió en mucho más que una promesa: en el director de orquesta mexicano más importante del siglo XX y uno de los 10 mejores del mundo".
A su vez, Pablo Espinosa, jefe de la sección cultural de La Jornada, con su texto Las varias voces en las salas de alumbramiento se refirió a la genialidad de Mata, quien "al empuñar la batuta hacía sonar maravillas y quien las escucha es entonces una de las personas más afortunadas del planeta".
Así, añadió, "además de seres humanos, en las salas de concierto nacen ideas, sueños, ilusiones, utopías y proyectos valederos".
Este libro, agregó Espinosa, "tiene una estructura polifónica y sus materiales están ordenados con una semblanza completa del músico desde su infancia hasta sus proyectos finales".
El trágico vuelo en que Mata perdió la vida, las disyuntivas entre la dirección de orquesta y la composición, la construcción de la sala Nezahualcóyotl y el Centro Sinfónico Morton H. Meyerson en Dallas, entre otros muchos detalles "pueblan este coral bien estructurado, escrito y narrado, que constituye una fotografía no fija sino viviente".
Tras los comentarios de los ponentes, los invitados -entre familiares, amigos y músicos- escucharon también la interpretación de los maestros Arón Bitrán y Alberto Cruzprieto de la pieza Improvisaciones No. 3, de Eduardo Mata, y del pianista Mauricio Náder, quien ejecutó Cinco preludios enlazados, obra compuesta por Mario Lavista; así se complementó el recuerdo por el extinto director de orquesta.
La voz de Pilar Ixquic, hija de Eduardo Mata, culminó la presentación al puntualizar que "este libro no sólo es el testimonio comprometido de un artista, sino también un ejemplo de cómo su presencia se manifiesta de formas misteriosas, amorosas e inimaginables.
"Y con este volumen -concluyó- se festeja, su vida y la huella luminosa que nos sigue dejando todos."