Ayer el juez le notificó los autos de formal prisión
Imputan a Juana Barraza otros 3 asesinatos de ancianas
Juana Barraza Samperio enfrentará otros tres procesos penales como presunta responsable de igual número de homicidios de adultos mayores. Al escuchar los autos de formal prisión, la presunta asesina serial -aprehendida el pasado 25 de enero por elementos de la policía preventiva- rompió en llanto.
Luego de que el juez Enrique Juárez Saavedra le informó que se iniciaban en su contra las causas penales 32/06, 33/06 y 34/06, la dama del silencio aseguró que fue obligada en la Procuraduría General de Justicia del Distrito Federal a plasmar sus huellas digitales para inculparla. "No se vale. Pero hay un Dios y todos recibirán su castigo", sentenció.
Vestida de beige, detrás de la rejilla de prácticas del juzgado 67 del Reclusorio Femenil de Santa Martha Acatitla, Barraza Samperio reiteró su confesión en el homicidio de Ana María de los Reyes, ocurrido minutos antes de su detención, pero negó ser la responsable de los otros asesinatos que la representación social le imputa.
El juez penal determinó que existen elementos de prueba suficientes para investigarla en torno a la muerte de María Imelda Estrada Pérez, ocurrida el 17 de noviembre de 2004 en el domicilio de la calle Imperial 74, colonia Industrial, en la delegación Gustavo A. Madero.
La causa penal 33/06 se refiere al homicidio de Emma Armenta Aguayo, de 80 años de edad, cometido el 20 de julio de 2005 en el departamento 307 del edificio 5 de la unidad Villa Coapa. El expediente 34/06 da cuenta del asesinato de María de la Luz González Anaya, cometido en la colonia Alianza Popular Revolucionaria, de la delegación Coyoacán.
Durante su declaración ministerial de la madrugada del 26 de enero, la procesada señaló que no elegía con anterioridad a sus víctimas, sino que se apostaba en inmediaciones de mercados públicos, centros comerciales o jardines y observaba a las ancianas solas. Luego se ganaba su confianza para poder entrar a los domicilios.
Juana Barraza, de 48 años, quien dice que no sabe leer ni escribir, permanece en una área restringida del penal femenil, con la finalidad de salvaguardar su integridad física.