Presentaron el volumen Muestra de dramaturgia contemporánea mexicana
Hace falta documentar la historia del quehacer teatral en la UNAM
En la universidad se genera mucho material escénico, pero no se registra, deplora Mónica Raya, titular de la Dirección de Teatro
El libro incluye ocho obras de jóvenes dramaturgos
Aun cuando el teatro que se ha realizado durante décadas en la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) ha sido y es reconocido por ofrecer una alternativa en el ámbito nacional, a la fecha ''no existe una historia documentada, impresa'', de ese quehacer, afirmó Mónica Raya, titular de la Dirección de Teatro de la institución.
Tras la presentación este miércoles de la antología Muestra de dramaturgia contemporánea mexicana, en el Centro Cultural Universitario, la funcionaria reconoció y deploró la falta de esa memoria teatral.
En la UNAM, manifestó, ''se genera una enorme cantidad de material escénico, el cual ha quedado sin registro, por lo que se debe encontrar la manera de dejar un testimonio, algo más que un texto".
Sin el director, el teatro no existe
Ante tal ausencia documental, se ''intenta hacer una especie de crónica o testimonio -sin ponernos muy académicos-, sobre el teatro universitario. Va a ser una labor titánica hacer ese libro y ahí nos tendremos que poner de acuerdo con la Dirección de Publicaciones de la UNAM", expresó Raya.
Aunque existe una ''monografía estupenda" que da cuenta de los 25 años del Centro Cultural Universitario, realizada en la gestión de Antonio Crestani, anterior titular de la Dirección de Teatro, ahora la idea es impulsar un proyecto, el cual incluiría testimonios de diversos creadores escénicos que han pasado y conocen lo que se ha hecho teatralmente durante décadas en la UNAM, así como el mayor número de imágenes que se pueda recopilar.
Editado por la UNAM, Muestra de dramaturgia contemporánea mexicana integra ocho obras de jóvenes dramaturgos: La rata bastarda amarilla, de Alejandro Román; El _ de los espejos, de Denisse Zúñiga; Ultimas simientes: una visión, de Enrique Olmos de Ita; Constantina, de Hugo Abraham; Música para el fin del mundo, de Luis Ayhllón; El Anticristo, de Mario Cantú Toscano; Los prohombres, de Noé Morales Muñoz, y Cada quien su Clitemnestra, de Edgar Chías.
Trabajos que primero se dieron a conocer en el contexto de una serie de lecturas dramatizadas, realizadas en la Casa del Lago.
En el acto de presentación, Mónica Raya, el crítico Fernando de Ita y Gerardo Kleinburg, titular de la Dirección de Literatura de la UNAM, debatieron sobre si una obra impresa es teatro o éste lo es sólo hasta que se verifica escénicamente el texto.
Raya celebró la publicación. No obstante, reprochó, sin mencionar nombres, que algunos jóvenes dramaturgos no permitan ni que se cambie una coma a sus textos. Sostuvo que el teatro es un trabajo colectivo, ''que no basta con que alguien escriba (una obra), sino que debe haber un director que la ponga en escena. Una obra escrita no es teatro, el teatro no puede existir sin el director, se hace en el escenario".
Más cerca de Tarantino que de Sófocles
Antes de reseñar cada una de las obras del volumen, De Ita, por su parte, apuntó que la nueva camada de dramaturgos a la que pertenecen los autores incluidos, ''denota más influencia del cine y la tira cómica que de los griegos.
''Sus historias están más cerca de Tarantino que de Sófocles, y su manera de contarlas le debe más a la caricatura que a la tragedia.
''Con ellos se terminó el teatro realista que sustenta su cuerpo dramático en los rasgos sicológicos de los personajes, en la veracidad de sus actos y en la progresión del conflicto que encarnan.
''Estos autores son hijos de la fragmentación del tiempo y el espacio que permite la simultaneidad de los hechos."