Fue defensora de la Amazonia y de los pueblos indios
Homenaje en Brasil a Dorothy Stang, ambientalista asesinada hace un año
Brasilia, 12 de febrero. La religiosa de origen estadunidense Dorothy Stang, asesinada hace un año en la Amazonia brasileña, fue recordada hoy por campesinos sin tierra y ambientalistas en el norte de Brasil.
Defensora de la selva y de la población originaria, Stang tenía 74 años cuando fue acribillada por dos pistoleros, quienes fueron condenados a 17 y 27 años de prisión, junto con dos hacendados del estado de Pará, en el norte del país, acusados de ser los autores intelectuales.
Nacida en Ohio, Estados Unidos, pero naturalizada brasileña, Stang vivía en Brasil desde los años 70 y trabajaba en la Comisión Pastoral de la Tierra en la promoción de un proyecto ecológico a cargo de pueblos indígenas que incomodaba a grileiros, como se denomina a los invasores profesionales de tierras públicas a gran escala.
En Belén, capital de Pará, y en Anapú, en el mismo estado, decenas de personas participaron en una manifestación para protestar por el asesinato y por otros crímenes cometidos en la región que, a diferencia del caso Stang, no han sido resueltos por las autoridades policiacas y judiciales.
La organización ecologista Greenpeace colocó 772 cruces de madera pintadas de blanco y 48 cruces rojas frente a la tumba de Dorothy, cerca de Anapú.
"Las cruces blancas representan a los trabajadores rurales asesinados en conflictos por la tierra en los últimos 33 años solamente en Pará, y las rojas simbolizan a los líderes comunitarios amenazados de muerte en ese estado", indicó Greenpeace.
Según datos de la Comisión Pastoral de la Tierra y otras ONG, sólo fueron juzgados nueve de los 772 asesinatos ocurridos en los últimos 33 años.
Los manifestantes en Anapú y en Belén exigieron respetar los derechos humanos, acelerar la reforma agraria -como ofreció Luiz Inacio Lula da Silva durante su campaña electoral- y aplicar proyectos de desarrollo sustentable en la Amazonia.
Tras el asesinato, el gobierno de Lula ordenó el traslado de tropas a la región amazónica, para tratar de acabar con la idea arraigada de que la zona es "tierra de nadie".
En la víspera del aniversario el ejército brasileño comenzó un programa de destrucción de 34 pistas de aterrizaje clandestinas, que han sido utilizadas para llegar a regiones clasificadas como "reserva ecológica".
La primera pista fue destruida en la denominada Tierra del Medio, el norteño estado de Pará. Las otras 33 quedarán fuera de uso en los próximos dos meses.
Según fuentes oficiales, el índice de deforestación de la Tierra del Medio, que estaba creciendo a un ritmo de 500 por ciento al año, tuvo en 2005 su primera reducción, de 80 por ciento.
El gobierno de Lula tiene proyectos para recuperar unas 140 propiedades rurales en Pará, mediante indemnizaciones a sus actuales ocupantes, dedicados a la ganadería.