Usted está aquí: jueves 9 de febrero de 2006 Espectáculos Instituto de artes impulsado por Paul McCartney festejó 10 años

El histórico inmueble, vieja escuela del ex beatle, fue rescatado de las ruinas

Instituto de artes impulsado por Paul McCartney festejó 10 años

Forma actores, músicos y técnicos en varias disciplinas enfocándolos hacia una carrera sustentable

SARAH CASSIDY THE INDEPENDENT

Cuando Paul McCartney hizo una excursión sentimental a los lugares de su infancia, en 1985, descubrió con horror que su vieja escuela en Liverpool estaba en total abandono. El ex beatle tenía gratos recuerdos de los años que pasó en el Instituto Liverpool, donde conoció a George Harrison, y resolvió salvar el histórico edificio.

El fin de semana pasado, Paul experimentó de primera mano su éxito vuelto realidad. La tarde del domingo fue invitado de honor en una celebración de la singular "academia de fama" que contribuyó a crear en ese sitio.

El Instituto Liverpool de Artes Escénicas celebró sus 10 años, en los cuales ha impulsado la carrera de miles de actores, danzarines, músicos y técnicos. Los 3 millones de libras esterlinas (4.8 millones de dólares) que McCartney aportó para el proyecto -cuyo costo ascendió a 20 millones- fueron vitales, pero no más que su apoyo en promoción, el cual impulsó a celebridades como Jane Fonda, David Hockney, Billy Joel, Elton John y Eddie Murphy a hacer donaciones.

"El sueño de salvar mi vieja escuela y convertirla en algo de veras valioso se ha vuelto realidad", declaró Paul el día del festejo. "Siempre siento mucho orgullo por el instituto, por sus estudiantes y su talento."

El singular instituto de educación superior fue idea de McCartney y Mark Featherstone-Witty, educador y ex actor, quien se inspiró en la película Fama para crear un nuevo estilo de capacitación de intérpretes y técnicos.

La historia comenzó en 1980, cuando Featherstone-Witty vio por primera vez la cinta de Alan Parker basada en la Escuela de Artes Escénicas de Nueva York. Tanto lo inspiró la enseñanza artística mostrada en el filme, donde los personajes aspiran a dominar el canto, la danza y la actuación en vez de una sola disciplina, que tomó la decisión de abrir una institución similar en Gran Bretaña.

"No creo que nadie haga lo que nosotros", comenta. "Si pensamos que 80 por ciento de los actores están desempleados y sólo 4 por ciento ganan un salario razonable, la noticia de que alguno de nuestros hijos quiere ser actor o actriz nos descorazonaría. Yo quería ayudar a los jóvenes a hacer una carrera sustentable. La forma de hacerlo es diversificar los talentos, y al mismo tiempo adquirir algunas habilidades de negocios."

El instituto ofrece diversos diplomados y combina la enseñanza práctica y académica, con énfasis en obtener empleo. Los aspirantes a actores, músicos y cantantes estudian junto a futuros técnicos en sonido, escenógrafos y administradores, y todos los estudiantes deben tomar cursos de otras disciplinas.

Featherstone-Witty está feliz con el desempeño del instituto en preparar estudiantes para el trabajo. Cuando se sondeó a egresados, hace tres años, se descubrió que 75 por ciento trabajaban en la industria del espectáculo. "No tengo nada contra las escuelas que enseñan una sola disciplina -comenta-, pero aquí a los músicos los ponemos a estudiar tecnología del sonido.

"Cuando tuve la idea de fundar la escuela -agrega-, George Martin (el productor de los Beatles) me dijo que era vital que los integrantes de grupos de música pop entendieran los parámetros con los que trabajan los técnicos de sonido, para que se les escuchara bien. Pero es igualmente importante que los técnicos entiendan a los artistas."

El enfoque ha funcionado: la popularidad del instituto ha ido en aumento. El año pasado hubo 4 mil 500 solicitantes para los apenas 180 lugares disponibles.

La escuela ha marcado su primera década con la publicación de un lujoso libro en el que reseña la evolución de edificio en ruinas a próspero colegio de artes. Pero en los próximos 10 años Featherstone-Witty quisiera crear una red de colegios de artes escénicas. "Se nos han acercado personas de Barcelona, Japón, Texas y Colombia para ayudarnos a fundar nuevos institutos. Me gustaría empezar escuelas hermanas en otros países."

Featherstone-Witty teme que programas de televisión como El Factor X (equivalente británico a La Academia o Cantando por un sueño) den a los jóvenes falsas expectativas de volverse famosos de la noche a la mañana. "El factor X envía el mensaje de que cualquiera puede lograrlo y no se requiere estudiar. Hay personas que no lo necesitan, pero es algo excepcional. La mayoría tiene que aprender. Hasta para aparecer natural en un ambiente no natural hace falta verdadera destreza."

© The Independent

Traducción: Jorge Anaya

 
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