Usted está aquí: jueves 9 de febrero de 2006 Cultura Rápida empatía de Ambrosio con el público en el Palacio de Bellas Artes

Estreno mundial de la tercera y definitiva versión de la ópera de José Antonio Guzmán

Rápida empatía de Ambrosio con el público en el Palacio de Bellas Artes

Tratamiento irreverente sobre el abuso de un religioso y la doble moral de los sectores conservadores

Su trama situada en la Colonia mantiene vigencia en el México actual

ARTURO GARCIA HERNANDEZ

Ampliar la imagen Escena de la ópera Ambrosio, la noche del martes, en el Teatro del Palacio de Bellas Artes. A decir de su autor, la obra ''propone una reflexión sobre el destino y la libertad, el eterno enfrentamiento entre el bien y el mal, y la fragilidad del amor ante la muerte'' Foto: Carlos Cisneros

Con calidez y entusiasmo fue recibida por el público la ópera Ambrosio, de José Antonio Guzmán, durante el estreno mundial de su tercera y definitiva versión, la noche del martes en el Teatro del Palacio de Bellas Artes.

El argumento de Ambrosio o La fábula del mal amor -obra en tres actos y dos interludios- está basado en la novela gótica El monje, de Matthew Lewis (1775-1818).

Trasladada por Guzmán a la ciudad de México de finales del siglo XVI, cuenta la historia de un prior franciscano que al mismo tiempo que predica contra el demonio y sus tentaciones, valiéndose de su investidura seduce y abusa de las mujeres de su feligresía.

Espectacular despliegue escenográfico

La primera versión de Ambrosio duraba tres horas; se estrenó en julio de 1990, en la Sala Miguel Covarrubias del Centro Cultural Universitario. La dirección escénica estuvo entonces a cargo de la actriz y dramaturga Jesusa Rodríguez.

La versión definitiva dura aproximadamente una hora con 40 minutos. En esta ocasión la dirección escénica estuvo a cargo del propio José Antonio Guzmán; el director concertador fue Eduardo García Barrios al frente de la Orquesta y Coro del Teatro de Bellas Artes.

Desde el principio la atención del público fue atrapada por el vistoso vestuario del elenco y por el espectacular despliegue escenográfico que, entre otros elementos, recupera los telones pintados ex profeso por Carlos Teja y Sergio Mandujano para la versión de 1990.

Aun cuando la trama se sitúa en el México colonial, por su referencia a un religioso abusivo y a la doble moral de los sectores conservadores de la sociedad, resulta de una actualidad innegable.

Con un tratamiento irreverente e incluso anticlerical del tema, mediante la parodia, el sarcasmo o la ironía, la ópera de Guzmán estableció una rápida empatía con la audiencia.

''De novela gótica a Gran Opera -escribe Guzmán en el programa de mano-, (Ambrosio) propone, escénicamente, una reflexión sobre el destino y la libertad, el eterno enfrentamiento entre el bien y el mal y la fragilidad del amor ante la muerte (...)

''En esta ópera, se mezclan elementos de la zarzuela española, del sarcasmo de la revista musical berlinesa de los años treinta (del siglo XX) y del dramatismo de la ópera clásica italiana, en un contexto ecléctico, posmoderno, netamente mexicano."

Ovación para Rosa Elvira Sierra

Los principales protagonistas de Ambrosio son el propio Ambrosio, interpretado por el tenor Alfredo Portilla; Matilde, una enviada del demonio para seducir a Ambrosio, es interpretada por la soprano Olivia Gorra; el bajo Rosendo Flores encarna al Demonio; el contratenor Héctor Sosa interpreta a la Abadesa, cómplice encubridora de Ambrosio; la soprano Irasema Terrazas hace el papel de Inés de Medina, una novicia que tiene un amante; la soprano Amelia Sierra protagoniza a Doña Elvira Dalfa, una mujer devota, madre de Antonia Dalfa, una joven seducida y ultrajada por Ambrosio.

Uno de los momentos que más agradaron al público, por su belleza plástica fue la interpretación del primer interludio, ''El minueto del Ajedrez", donde se representa una partida entre Dios y el Diablo, en la cual las piezas son los protagonistas de la historia.

En la partida ''se disputa el destino de los personajes; Ambrosio es puesto en jaque por la Lujuria, pero el juego termina en tablas, lo que enfurece a Satanás", explica el programa de mano.

Musicalmente, la parte más ovacionada por la audiencia fue un aria del tercer acto interpretada por Rosa Elvira Sierra en su papel de Antonia, cuando lamenta su deshonra a manos de Ambrosio.

Al final, a juzgar por la prolongada ovación que le otorgó el público, el autor parece haber cumplido su cometido: hacer una ópera -como manifestó en entrevista con La Jornada el pasado enero- en la que nos viéramos reflejados, porque siempre suceden en otras partes y otros idiomas, y ésta es en español, con giros plenamente mexicanos", tanto en los diálogos como en la parte musical (hay evocaciones de danzones, boleros y hasta de corridos).

Con el estreno mundial de la versión definitiva de la ópera Ambrosio empezó la Temporada 2006 de la Compañía Nacional de Opera. Las próximas funciones serán este jueves y el domingo 12.

 
Compartir la nota:

Puede compartir la nota con otros lectores usando los servicios de del.icio.us, Fresqui y menéame, o puede conocer si existe algún blog que esté haciendo referencia a la misma a través de Technorati.