''En poco tiempo'' el mal aquejará a uno de cada tres mexicanos, alerta Alejandro Mohar
Urgente, expandir Cancerología; el plan afectaría al siquiátrico infantil
El titular del centro oncológico niega que se pretenda despojar de sus terrenos al Juan N. Navarro
El combate a la enfermedad, asunto de ''seguridad nacional''; cada año llegan 5 mil nuevos pacientes
Ampliar la imagen Inconformes con la reubicación del Juan N. Navarro frente a oficinas de la Ssa, el 31 de enero Foto: José Antonio López
Cada año llegan 5 mil nuevos enfermos al Instituto Nacional de Cancerología (Incan), el doble de lo que sus instalaciones pueden recibir, por lo que es urgente su ampliación, aseguró Alejandro Mohar Betancourt, director del organismo, pese a que esa expansión supondría ocupar terrenos del siquiátrico infantil Juan N. Navarro, amenazado de desalojo.
Los tumores malignos, expuso el especialista, son ya un problema de seguridad nacional, pues en ''poco tiempo afectarán a uno de cada tres mexicanos''.
Ante ello, dijo al inaugurar el programa de conferencias organizado por la Red contra el Cáncer, es urgente y necesario que se cuente con un óptimo servicio médico para la prevención, el diagnóstico temprano, el tratamiento y los cuidados paliativos de los enfermos.
Así, sin referirse directamente a la amenaza de desalojo que se cierne sobre el hospital siquiátrico infantil Juan N. Navarro, a causa del proyecto para ampliar la infraestructura del Incan, Mohar Betancourt insistió en la necesidad de modernizar el instituto.
Aunque el funcionario rechazó que exista la intención de despojar a trabajadores y pacientes del siquiátrico infantil, lo cierto es que la posibilidad de que así ocurra está latente, luego de que a más de dos semanas de que los trabajadores del Juan N. Navarro fueron informados de que esta unidad se trasladaría a otro sitio, ninguna autoridad ha dado una respuesta oficial a los empleados.
Versiones extraoficiales señalan que existe el proyecto para el cambio de sede del siquiátrico infantil, pero la Ssa carece de los recursos económicos para llevarlo a cabo.
Por su parte, Mohar Betancourt explicó a La Jornada que el Incan fue diseñado para atender a enfermos de tuberculosis y hoy ya resulta insuficiente.
Resaltó que 60 mil personas mueren anualmente por algún tumor maligno y en ese lapso se reportan 100 mil nuevos casos. En el mismo periodo, la demanda de atención médica aumenta entre cinco y siete por ciento, y todavía habría que agregar el subregistro de pacientes, que el funcionario calculó entre 5 y 10 por ciento.
La saturación física del Incan es evidente en todas sus áreas, incluidos pasillos y salas de espera, donde, por el elevado número de pacientes, apenas quedan reducidos espacios para transitar.
Mohar Betancourt comentó que, por ejemplo, en la consulta externa, las salas de espera tienen capacidad para albergar a 58 individuos, pero resulta que en un consultorio se atiende a 29 pacientes, quienes, acompañados por un familiar, rebasan, nada más ellos, la capacidad del área.
El Incan, que en noviembre próximo cumplirá 60 años, proporciona 800 consultas diarias, entre 130 y 140 sesiones de radioterapia, y unas 100 de quimioterapia, además de que al año se hospitalizan 7 mil personas. Estas cifras van en constante aumento. De hecho, en las dos décadas pasadas la prevalencia de cáncer en el país se cuadruplicó. En los años 80 era la séptima u octava causa de muerte, y ahora ocupa el segundo lugar, comentó el funcionario.
Uno de los retos principales del instituto, señaló el especialista, es que a los pacientes ''nunca se les da de alta'', salvo aquellos que se curan, los cuales son una mínima parte. En cáncer de mama, por ejemplo, las lesiones in situ, que son curables, no existen en el Incan. La mayoría de las mujeres llegan en etapas avanzadas de la enfermedad. Son pacientes que requieren radioterapia, cirugía, quimioterapia, hormonoterapias y cuidados paliativos durante toda su vida, dijo.
Ante este panorama, el Incan tiene el reto de proporcionar un servicio médico de calidad, acorde con las necesidades del paciente oncológico. Sin embargo, en las actuales circunstancias, para lograr este objetivo se tendría que reducir a la mitad el número de usuarios del instituto, y eso, subrayó Mohar Betancourt, "es imposible; no lo podemos hacer".
De ahí la necesidad de pensar en ampliar la infraestructura, principalmente lo más urgente, que es el área de hospitalización. Actualmente se cuenta con 141 camas y se buscaría tener un espacio que responda a las necesidades del tratamiento moderno e integral para combatir el cáncer. El proyecto para las nuevas instalaciones, listo desde el año pasado, prevé un espacio más confortable para los pacientes y, en principio, contar con 200 camas censables.
Mohar Betancourt comentó que el plan original consistía en ampliar las instalaciones ante la dificultad que implica trasladar al Incan a otro sitio más grande. Lo anterior porque se tendrían que mover los seis búnkeres donde se ubican los equipos de alta tecnología para el tratamiento de los diferentes tipos de tumor. Son espacios especiales que tienen un costo de 15 millones de pesos. La sola movilización de estas áreas implicaría una erogación de 90 millones de pesos, además de que habría necesidad de suspender temporalmente los servicios; eso es impensable, indicó.
Por eso es que se pensó en ampliar el Incan a las áreas vecinas, en particular al espacio aledaño, que ahora ocupa el hospital siquiátrico infantil Juan N. Navarro. Mohar Betancourt rechazó que se pretenda despojar del servicio a los pacientes del siquiátrico.
La idea, dijo, era que hubiera una mejora para ambas unidades clínicas. "Si no hay eso, por supuesto que no queremos arrebatarle el terreno y dejarlo en condiciones más limitadas. Queremos que se optimice el servicio que presta el Juan N. Navarro y, al mismo tiempo, el del Incan. Todos somos médicos, pertenecemos al mismo sistema de salud y tenemos el mismo compromiso social con los más pobres del país", apuntó.
Si no es posible, agregó, "tendemos que seguir con lo que tenemos y pensar en otras opciones para mejorar nuestros servicios, pero sin llegar a ninguna confrontación''. Mencionó que una posibilidad, que de cualquier manera se tendrá que explorar, es el fortalecimiento de la descentralización de los servicios clínicos. Actualmente existen entre 22 y 24 centros oncológicos estatales.
Sin embargo, dado que, según ha informado la Secretaría de Salud, existe una partida presupuestal para mejorar la infraestructura del Incan y del siquiátrico infantil, ''si hay los recursos y el talento para mejorar los servicios para la población más pobre, lo tenemos que hacer'', señaló.
La Ssa reserva información
En tanto, los trabajadores del siquiátrico infantil Juan N. Navarro siguen a la espera de que las autoridades de la Ssa les informen si existe el proyecto para reubicar esta unidad clínica.
Ayer los empleados realizaron una segunda movilización a las oficinas de la Ssa en la Torre del Caballito. Se suponía que ahí se reunirían con Gabriel García, coordinador de la Unidad de Vinculación y Participación Social, y con Víctor Garay, director general adjunto de Relaciones Laborales y Recursos Humanos de la Ssa, quienes les presentarían el proyecto de la dependencia para el Juan N. Navarro.
Sin embargo, sólo fueron recibidos por Garay, quien dijo no contar con ninguna información y que en los próximos días les darían una nueva cita. Los empleados decidieron, en asamblea efectuada ayer mismo, que no acudirán más a la Ssa, y "si nos quieren decir algo tendrán que venir a vernos al hospital". Los empleados también ratificaron su rechazo a cualquier posibilidad del cambio de sede del siquiátrico infantil.