En Bezares, la depredación dio paso a lujosas viviendas
Inmobiliarias acaban con flora y fauna de barranca
Recorrido de La Jornada confirma denuncia de vecinos
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Aspecto de la Barranca de Bezares, la cual ha sido invadida por el grupo inmobiliario Hábitat para la construcción de edificios de departamentos de lujo
Foto: Marco Peláez
Una década bastó para que los desarrolladores inmobiliarios arrasaran con la Barranca de Bezares, en la delegación Miguel Hidalgo.
Donde hoy se levantan lujosos conjuntos residenciales, con canchas empastadas de tenis y futbol, era fácil observar ardillas, tlacuaches, lagartijas, culebras, mariposas e incluso algún cardenal, pero hoy nada de eso existe, recuerda Ney Lizardi, presidente de la Asociación de Colonos de Lomas de Bezares.
Peor aún, el cauce de la barranca quedó sepultado diez metros abajo, por miles de metro cúbicos de tierra y cascajo extraídos de las laderas de esta reserva natural, donde se colocaron los cimientos de condominios residenciales.
Un recorrido efectuado por La Jornada a lo largo de esa barranca confirmó la denuncia de los vecinos, integrados en la Federación de Asociaciones de Colonias del Poniente, desde donde los afectados están luchando para defender ese espacio.
Mercedes Díaz, residente de muchos años de Lomas de Bezares, muestra las fotografías de lo que todavía en la década de los 90 eran unas bien dibujadas laderas, un largo cauce y una exuberante vegetación, que contrasta con lo que hoy se observa en el lugar.
Lo primero que salta a la vista en el nuevo panorama son dos construcciones que se extendieron hasta las laderas de la barranca y que forman parte del conjunto residencial Retama. No se sabe si consiguieron los permisos de la autoridad, pero ya están afectando esa reserva.
Metros arriba se observa un camino totalmente plano, y en lo que alguna vez fue su cauce se levantan grandes construcciones habitacionales, pero hay una que llama en especial la atención: es el desarrollo residencial conocido como Arbolada Lomas, que a decir de los vecinos construye el Grupo Habitat, propiedad de Rafael Aragonés Pardo.
La fachada da a Paseo de la Reforma, a la altura del número 2693, y pareciera una construcción de cinco pisos, pero al introducirse se trata de un conjunto de cuatro torres, y la que da hacia la Barranca de Bezares tiene 16 pisos de altura y cerca de 40 metros de largo.
Para Jorge López Curto, vecino de Contadero, en esta zona había asentamientos irregulares que luego le cedieron su espacio a las grandes inmobiliarias. Aquí Grupo Habitat extrajo miles de metros cúbicos de tierra para colocar los cimientos de la torre, material con el que se tapizó el cauce de la barranca, y aun cuando la Secretaría del Medio Ambiente la obligó a retirarlo, ya no se logró restituirle su estado natural.
En el recorrido, Arturo Becerra, Rafael Sotelo y María Ignacia Morán, integrantes de la federación, muestran cómo ese conjunto habitacional no cumplió con las normas ambientales ni de construcción, pues no sólo está pegada a Reforma, sino que invade la anchura de la barranca.
A su vez, Mercedes Díaz muestra los numerosos oficios girados a la delegación Miguel Hidalgo, a la Secretaría del Medio Ambiente del gobierno capitalino y a la Procuraduría Ambiental y de Ordenamiento Ambiental denunciando la impunidad con la que ha actuado el Grupo Habitat, que acabó con la flora y fauna del lugar, pero también con el cauce y el colector que se había instalado ahí y se debió restituir, provocando olores fétidos en algunos tramos.
Alega que en ocasiones Rafael Aragonés tramita permisos, pero o nunca los cumple o va más allá de lo solicitado, y en otros casos construyen sin trámite alguno.
Más adelante de esta torre, una malla ciclónica parte a la mitad lo que tendría que ser el cauce de la barranca, y del otro lado se ve el desarrollo residencial Punta Reforma, que no tuvo límite para extender sus canchas, precisamente en el cauce.