"Es necesario hacer a un lado la fantochería, el aceptar cargos para enriquecerse"

Ofrece López Obrador un Ejecutivo sin injerencia en los otros poderes

KARINA AVILES Y JOSE ANTONIO ROMAN

Ante legisladores de PRD, PT y Convergencia, el candidato de la coalición Por el Bien de Todos, Andrés Manuel López Obrador, se comprometió a que, de llegar a la Presidencia, no tendrá una actitud injerencista en los poderes Legislativo y Judicial.

Además, ofreció que no dará línea a los legisladores de estos tres partidos para que actúen en función de lo que se les ordene desde el Palacio Nacional.

Al inicio de la administración foxista, sostuvo, el Ejecutivo federal tuvo condiciones inmejorables para llegar a acuerdos y, pese a ello, el gobierno federal no hizo su trabajo, por lo que ahora culpa al Congreso de todo su fracaso: "Nosotros no vamos a caer en lo mismo del actual gobierno", enfatizó.

La cooperación entre el Ejecutivo y el Legislativo, dijo, se dará en función de un proyecto, para "no llegar hasta la ignominia de proponer iniciativas de ley contrarias al proyecto que defienden los partidos" y que se aprueban por disciplina.

En el marco de la posibilidad que tuvo el presidente Vicente Fox para lograr consensos, recordó que tanto el PAN como el PRI coinciden en la privatización de la industria eléctrica y el petróleo, pero "ahora no se descaran por completo. En el caso del PAN, sí; en el caso del PRI, sigue una política robalera".

Los priístas, acusó, son muy proclives a la negociación y no están acostumbrados a enfrentar al poder: "a ellos les gusta el arreglo y los enjuagues".

En un hotel ubicado en el centro de la ciudad, donde se dieron cita los dirigentes de los tres partidos, Leonel Cota, Dante Delgado y José Narro, así como el presidente del PRD capitalino, Martí Batres, y diputados locales de esos institutos políticos en todo el país que conformarán un Frente Nacional de Legisladores en apoyo a su candidatura, López Obrador aseguró que existen las condiciones para inaugurar una nueva etapa en la vida pública de México.

"Es el momento de hacer a un lado las viejas estructuras y hay que crear algo nuevo. Nos toca vivir un momento similar al que se vivió a mediados del siglo XIX, con la Reforma; nos toca vivir un momento en el que podemos establecer una nueva convivencia social, una nueva economía, una nueva forma de hacer política; hacer una revisión del comportamiento de la llamada clase política mexicana."

El país, insistió, no saldrá adelante con cambios "cosméticos", porque ya no está para "maquillaje". No se puede caer en el gatopardismo, que es lo que se ha vivido en la administración foxista. En 2000 se generó toda una expectativa que a final de cuentas resultó más de lo mismo y en "algunos casos hasta peor", manifestó.

Expresó que sería "muy miope" construir este movimiento sólo para ganar la Presidencia de la República o para centrarse únicamente en la lucha del poder por el poder.

Por otro lado, añadió, se requiere una "nueva legalidad", por lo que se respetará la división y el equilibrio de poderes. Desde el porfiriato, dijo, se concluyó que las leyes "se respetaban nada más en la forma para violarse en el fondo", y en la realidad el poder de poderes era el Ejecutivo, al que el Legislativo y el Judicial estaban subordinados. Esta práctica se terminará, enfatizó.

Por ello, señaló que de llegar a la Presidencia se utilizará el instrumento de la política: "hay que convencer, hay que persuadir, nada por la fuerza, todo por la razón y el derecho, como decía el presidente Juárez".

Reiteró que es necesario hacer a un lado el viejo estilo de hacer política, la fantochería, la prepotencia, la corrupción, "el tomar cargos para enriquecerse, el encaramarse a cargos públicos para sacar provecho en lo personal".

Desde su arribo, el candidato se negó a contestar preguntas a la prensa. "Hoy no", insistía rodeado de reporteros, a quienes invitó a la gira que realizará mañana en la tierra hidalguense. "Nos vamos en microbús", decía con una sonrisa en el rostro.