"No puede darse el lujo" de omitir una reacción enérgica por el desalojo de cubanos

Iruegas: Fox pagará un costo muy alto si no hace cumplir las leyes nacionales

BLANCHE PETRICH

El gobierno del presidente Vicente Fox "no va a poder darse el lujo" de omitir una fuerte reacción legal ante la flagrante violación de varias leyes del país -constitucionales y secundarias- cometida por la cadena hotelera estadunidense Starwoods Hotels and Resorts Worldwide, que aplicó extraterritorialmente órdenes de Washington contra una delegación oficial cubana, señaló ayer el embajador Gustavo Iruegas.

Al acatar en México una ley interna estadunidense, la transnacional dueña del hotel María Isabel Sheraton provocó en este país un conflicto "de alcances legales y políticos", señaló el ex subsecretario de Relaciones Exteriores, hoy catedrático. En consecuencia, agregó, este nuevo foco de tensión tendrá que desembocar, necesariamente, en la aplicación de varias sanciones a la empresa hotelera, "si es que el gobierno de Vicente Fox decide actuar en congruencia con las leyes nacionales, el interés del país y su propia postura frente a las leyes que -como la Helms-Burton o la Ley de Comercio con el Enemigo- Estados Unidos aplica para aislar al gobierno cubano".

Esta toma de posición, que corresponde a la Presidencia de la República, "debería definirse al margen de las buenas o malas relaciones" que el gobierno mexicano ha sostenido en los últimos años con el régimen de La Habana, agregó Iruegas.

El ex funcionario, que a lo largo de su trayectoria diplomática fue actor central en muchos episodios de la relación con Cuba, refutó las primeras reacciones que salieron de la cancillería mexicana ante la crisis provocada por el Sheraton: "Ni es un problema entre particulares ni es un problema menor. Esa afirmación es una tontería. Es un asunto donde está en juego la obediencia de leyes mexicanas por parte de una empresa extranjera. Es un momento de definiciones. El gobierno mexicano tendrá que demostrar si la llamada ley antídoto -Ley de Protección al Comercio y la Inversión de Normas Extranjeras que Contravengan el Derecho Internacional, en vigor desde octubre de 1996- se hizo para ser cumplida o para dar atole con el dedo".

En principio, la embajada estadunidense en México indicó que el hotel, que expulsó a 16 funcionarios cubanos y además confiscó el dinero que habían pagado por su estadía en el María Isabel Sheraton, actuó en correspondencia de la llamada Ley contra el Comercio con el Enemigo. No mencionó la Helms-Burton.

Pero aunque la ley antídoto mexicana se elaboró concretamente para contrarrestar los efectos extraterritoriales de la Helms-Burton, en su texto prohíbe a personas físicas o morales, nacionales o extranjeras, someterse a cualquier ley extraterritorial de terceros países que afecten el comercio o las inversiones en México. Esta norma, iniciativa del gobierno de Ernesto Zedillo respaldada por todos los partidos, incluido el ahora gobernante PAN, prevé multas hasta de 25 mil salarios mínimos a quien acate leyes extranjeras por encima de las nacionales.

"Es un asunto de interés nacional el que el presidente Fox muestre firmeza en este caso, que no tiene precedentes", comentó Iruegas. "El gobierno tiene la opción de hacer respetar las leyes nacionales ... o mirar para el otro lado. Si opta por lo primero, tiene a la mano muchos argumentos políticos y jurídicos para reprochar a Estados Unidos su conducta. Por tratarse de un asunto público, las notas diplomáticas que se intercambien en este caso no podrán ser privadas; tendrán que ser públicas".

El acatamiento de una ley estadunidense en México, explicó el especialista, violó leyes federales, de comercio, de prestación de servicios turísticos federal y local. Corresponde tomar medidas a la Procuraduría de Protección al Consumidor (Profeco), a la Secretaría de Turismo y de Relaciones Exteriores y al Gobierno del Distrito Federal.

Iruegas advirtió que si Fox y la cancillería optan por una respuesta anodina en este caso, "van a pagar un costo político muy alto; más aún por encontrarnos en un momento de efervescencia política, por la carrera electoral".

Este nuevo episodio que afecta el triángulo Washington-México-La Habana ratifica, en opinión de Iruegas, una dinámica que se repite sexenio tras sexenio y de la que ningún presidente mexicano se ha podido salvar: "Durante los primeros dos años de gobierno México intenta demostrar buena voluntad y amistad con Estados Unidos. Los dos años siguientes ponen a prueba esta lealtad. Los dos últimos años son de desengaño: los conflictos dominan la agenda bilateral".