El gobierno dio luz verde para organizar las protestas, asegura estudiante islámico
Siria se deslinda de los ataques a las embajadas de Dinamarca y Noruega
Presidentes europeos llaman a "respetar creencias" pero rechazan violencia y amenazas
Ampliar la imagen Policías antidisturbios contienen a manifestantes turcos que protestan frente a la sede del consulado de Dinamarca en Estambul por la caricaturización del profeta Mahoma. A la derecha, cientos de daneses participaron, ayer en Copenhague, en una marcha por la paz y en favor del diálogo para resolver el conflicto desatado con la población musulmana Foto: Reuters
Ampliar la imagen Policías antidisturbios contienen a manifestantes turcos que protestan frente a la sede del consulado de Dinamarca en Estambul por la caricaturización del profeta Mahoma. A la derecha, cientos de daneses participaron, ayer en Copenhague, en una marcha por la paz y en favor del diálogo para resolver el conflicto desatado con la población musulmana Foto: Reuters
Damasco, 5 de febrero. El gobierno sirio se distanció hoy de los ataques del sábado contra las embajadas de Dinamarca y Noruega en esta capital, pero según testimonios de manifestantes que publica The Independent este lunes, las protestas fueron convocadas por religiosos islámicos alentados por autoridades sirias.
"Fueron espontáneas" las protestas por la publicación de caricaturas del profeta Mahoma en la prensa de Dinamarca y otros países europeos, dijo el ministro para las Fundaciones Islámicas Religiosas, Ziad Din Ayubi.
En contraste, un estudiante del conservador Instituto Islámico Abu Nour de Damasco, que pidió el anonimato, dijo que "las autoridades dieron luz verde para organizar la reunión pública y participar en ella".
"Los jeques nos pidieron enviar cinco mensajes a cada musulmán auténtico que conociéramos, pidiéndoles que participaran" en la manifestación del sábado, agregó el estudiante islámico entrevistado por The Independent en Damasco.
Al responder al alud de críticas que cayeron hoy sobre el gobierno sirio, Ayubi declaró que "es nuestro derecho protestar y expresar nuestra furia después que algunos periódicos europeos ofendieran a nuestro Profeta, pero no tenemos derecho a sobrepasar en nuestro reclamo los límites que nos impone el Islam".
El origen de la polémica se remonta al 30 de septiembre de 2005, cuando el Jyllands-Posten publicó 12 dibujos satíricos titulados Los rostros de Mahoma, que volvieron a aparecer el 10 de enero en la revista noruega Magazinet. Para los musulmanes está prohibido elaborar representaciones del Profeta.
Desde las primeras horas del domingo, los gobiernos de Dinamarca y Noruega reiteraron la condena a los ataques del sábado contra sus sedes diplomáticas y procedieron a tomar medidas de protección a ciudadanos de esos países europeos residentes en Siria.
El sábado por la noche unos 70 daneses salieron de Damasco vía aérea, según la cancillería danesa. Y de los 90 noruegos residentes en Siria, sólo 12 decidieron salir del país, de acuerdo con el gobierno noruego.
El primer ministro de Noruega, Jens Stoltenberg, anunció que su gobierno pedirá una "compensación" por los daños causados a su embajada y advirtió que "llevaremos el caso a Naciones Unidas", sin dar precisiones.
"Los actos en Siria y Líbano son incomprensibles y totalmente inaceptables", dijo a su vez el ministro de Relaciones Exteriores de Dinamarca, Per Stig Moeller.
Estados Unidos, que tiene fricciones con Siria por su presunto respaldo a la resistencia iraquí, acusó a Damasco de no haber protegido las misiones danesa y noruega -incendiadas el sábado- y aseguró que también hubo daños en las embajadas de Chile y Suecia.
"El fracaso del gobierno de Siria en proveer protección a los predios diplomáticos, sabiendo que estaban planificando actos de violencia, es inexcusable", dijo el vocero de la Casa Blanca, Scott McClellan.
"Haremos responsable a Siria de dichas manifestaciones de violencia, ya que no suceden en ese país sin que el gobierno las conozca y las apoye", agregó el vocero presidencial.
Pero en Siria, nuevos intentos de protesta fueron sofocados este domingo por fuerzas gubernamentales de seguridad.
Elementos policiales chocaron este domingo con un grupo de islámicos en las afueras de Damasco, con saldo de un muerto, el arresto de dos personas y la incautación de armas y explosivos.
En Auckland, Nueva Zelanda, unos 700 musulmanes -muchos de ellos con una banda negra en el brazo- realizaron una marcha de protesta en el centro de la ciudad.
Unas mil personas, la mayoría musulmanes, se manifestaron en París contra la publicación de las caricaturas en los diarios France Soir y Liberation. En el centro de Bruselas, otro millar de individuos se congregó con el mismo motivo.
En Estambul, unas mil personas fueron interceptadas y dispersadas por la policía cuando se dirigían al consulado danés. En El Cairo, unas tres mil personas demandaron en las calles la ruptura de relaciones diplomáticas con Dinamarca y Noruega.
A la vez, en Irak, el ministro de Transporte, Salam Maliki, anunció la congelación de contratos con entidades de Dinamarca y Noruega en ese rubro y dijo que la dependencia "rechazará toda ayuda" proveniente de Copenahague.
En diversas partes del mundo hubo además condenas a la violencia y llamados al entendimiento.
En Washington, el Consejo para las Relaciones Estadunidenses Islámicas -la mayor organización musulmana de ese país- censuró los actos de violencia ocurridos en varios países árabes en la última semana, y sugirió que las reacciones contra las caricaturas de Mahoma se realicen pacíficamente.
Los presidentes de siete países europeos (Italia, Portugal, Hungría, Austria, Finlandia y Letonia), reunidos por invitación del jefe de Estado alemán, Horst Koehler, instaron al "respeto a las creencias", pero señalaron que "el combate y las amenazas son inaceptables".
Heinz Fischer, el mandatario de Austria -país que ostenta la presidencia semestral de la Unión Europea-, señaló de su lado la necesidad de que la comunidad "hable con una sola voz sobre este asunto".
Al cierre de esta edición se informó que el ministro del Interior de Líbano, Hassan Sabeh, renunció ayer tras los incidentes ocurridos en Beirut.
En una reunión del gabinete -celebrada con carácter de urgente este domingo- Sabeh fue criticado por no haber actuado con fuerza, pero el funcionario respondió: "no quise ser responsable de un baño de sangre" y ofreció su dimisión al primer ministro, Fuad Siniora.