Sólo durante el año pasado el gasto fue superior a 3 mil millones de dólares: BdeM
12 mil 700 mdd, el costo de la reserva de divisas en cinco años
El acervo rebasa en más de 2 mil 300 mdd a la deuda externa neta
La política de ''sustituir un pasivo con otro'' elevó en más de 577 mil millones de pesos la deuda interna del gobierno
Los 69 mil 609 millones de dólares que México mantiene en el extranjero como reservas de divisas le cuestan al país 3 mil millones de dólares anuales, indican informes del Banco de México (BdeM).
Este costo está representado por la diferencia entre la tasa de interés que pagan los bonos del Tesoro de Estados Unidos, donde se encuentra colocada la mayor parte de las reservas, y la que ofrecen los principales títulos de deuda emitidos por el gobierno federal.
De acuerdo con informes del Banco de México (BdeM) y de la Secretaría de Hacienda, el costo de la acumulación de divisas en la reserva en los últimos cinco años ha sido de alrededor de 12 mil 700 millones de dólares, periodo en el que este acervo pasó de 36 mil 629 millones de dólares a 69 mil 609 millones.
El costo de incrementar la reserva de divisas, sin mayor objetivo que el de acumular para garantizar el pago a futuro del servicio de la deuda externa, ha representado 38 por ciento de los 33 mil 061 millones de dólares en que se ha elevado durante el gobierno del presidente Vicente Fox.
El monto actual de la reserva internacional de divisas de México rebasa en más de 2 mil 300 millones de dólares al saldo de la deuda externa neta, el cual se ubica en 67 mil 365.4 millones, el menor nivel observado desde junio de 1992 cuando el débito externo neto se ubicó en 66 mil 940 millones.
Deuda por más deuda
En esta administración, la política de acumulación de divisas fue acompañada de la estrategia de sustituir el financiamiento externo por deuda interna, sobre todo a través de masivas colocaciones de títulos emitidos por el gobierno federal. El costo de esta medida también parece oneroso.
En 2005, el pago de los intereses por los bonos en circulación del gobierno federal absorbió 95 mil 131.3 millones de pesos en recursos presupuestales, y duplicó el costo de la deuda externa gubernamental, que requirió de 49 mil 857.8 millones de pesos el año pasado, según los informes del Banco Central y de la Secretaría de Hacienda.
El primero de febrero el gobernador del Banco de México, Guillermo Ortiz Martínez, sugirió la posibilidad de utilizar parte de la reserva de divisas para pagar deuda externa, medida que ya ha sido puesta en práctica por los gobiernos de Brasil y Argentina.
El funcionario explicó que, con la participación del Congreso, ''la condición para pagar la deuda con reservas es que se genere un espacio presupuestal para que el gobierno federal adquiera esas reservas sin recurrir a la contratación de deuda. No se trata -precisó- de sustituir un pasivo con otro''.
Esto último es lo que se ha hecho en materia de endeudamiento público durante el gobierno del presidente Fox Quesada. La deuda interna representada por bonos gubernamentales se incrementó en 577 mil 128.5 millones de pesos entre diciembre de 2000 y el mismo mes de 2005. El aumento fue de 95.2 por ciento.
En igual periodo, la deuda externa neta disminuyó de 730 mil 892.5 millones de pesos, hace cinco años, a 716 mil 390.6 millones al cierre de diciembre de 2005. La reducción de este endeudamiento, medido en moneda nacional al tipo de cambio que prevaleció en ambas fechas, fue de 14 mil 501.9 millones de pesos.
Esto significa que la política de sustituir ''un pasivo por otro'' dio como resultado que por cada peso en que disminuyó el endeudamiento externo del gobierno federal, el interno aumentó en 39.8 pesos entre diciembre de 2000 y diciembre de 2005.
Caldo caro
Sin embargo, el factor más oneroso para las finanzas públicas al sustituir deuda externa por interna se localiza en el pago de los intereses, debido a que las tasas en México son superiores entre 3 y 5 puntos porcentuales a las que ofrece el Tesoro estadunidense por sus bonos.
Esta diferencia es la que hace más atractivo invertir en Certificados de la Tesorería de la Federación (Cetes) o en Bonos de Desarrollo (Bondes), por ejemplo, que en títulos del gobierno de Estados Unidos. La tasa primaria de Cetes fue de 7.72 por ciento de rendimiento anual en la primera semana de febrero, y la establecida para los bonos del Tesoro se elevó a 4.50 por ciento al año.
La diferencia entre las tasas de interés vigentes en cada uno de los dos países ''es el costo que debe pagar el banco central por la acumulación de reservas'', explicó el gobernador del BdeM, Guillermo Ortiz.
Los informes oficiales de la Secretaría de Hacienda indican que en 2005, el pago de los intereses del endeudamiento interno del gobierno federal, representado en bonos, fue el más elevado desde 2001. El año pasado se destinaron 95 mil 131.3 millones de pesos a este propósito, casi 23 por ciento más que en 2004.
En los últimos cinco años, el pago de los intereses de la deuda interna absorbió 397 mil 989.2 millones de pesos en recursos presupuestales, y esa cantidad resultó 60.7 por ciento más cara que la destinada a cubrir el servicio del endeudamiento externo neto del gobierno federal.
En el mismo periodo se enviaron dólares por 247 mil 625.7 millones de pesos como pago de los intereses de la deuda externa; es decir, 150 mil 363.5 millones de pesos menos que lo que se cubrió por el endeudamiento interno.
La política de sustituir deuda externa por interna fue iniciada por el gobierno encabezado por el ex presidente Ernesto Zedillo Ponce de León. Pero la administración del presidente Fox Quesada no sólo dio continuidad sino profundizó esta medida.
Al término del primer año de gobierno de la actual administración, los intereses internos representaban 58.7 por ciento del servicio de la deuda total del sector público, y en 2005 esa proporción se elevó a 65.6 por ciento. Así, casi dos de cada tres pesos pagados como intereses por el gobierno federal corresponden al endeudamiento interno.
Desde cualquier ángulo, parece que el uso de parte de las reservas de divisas para liquidar deuda externa reduciría la carga que representa el pago de su servicio en las finanzas gubernamentales. Por un lado, el costo de su sostenimiento disminuiría y por otro, evitaría repetir la experiencia de sustituir ''un pasivo con otro'', que como solución hizo que resultara más caro el caldo que las albóndigas.