ASTUCIA DEL LEVIATAN, DISPUTA POR EL GAS | 6 de febrero de 2006 |
Con millones de personas sometidas a temperaturas invernales de 20 grados centígrados bajo cero, Rusia y Ucrania protagonizaron un áspero conflicto por el control de recursos naturales, que al mismo tiempo hizo evidente la relevancia geoestratégica que ha cobrado el gas. Kruschev atemorizaba a Occidente con cohetes. Ahora basta con cerrar unas válvulas. Jimena A. Prieto, Berlín Las apocalípticas imágenes hollywoodenses de una próxima glaciación no son mero entretenimiento para un país como Ucrania. El 1° de enero pasado este país amaneció con temperaturas de menos 20 grados bajo cero, temblando ante la posibilidad de quedarse sin gas. Gazprom, el enorme consorcio ruso encargado de bombearles el energético, amenazaba con cerrarles la llave indefinidamente. La razón de tan drástica medida: pocas semanas antes Ucrania había desviado para su propio uso algunos de los gasoductos en los que el fluido ruso transita regularmente hasta Europa occidental. Por lo demás, se ha negado a vender sus gasoductos a la poderosa empresa rusa. Ambos, actos de insubordinación no pueden sino acarrear consecuencias nefastas. Apenas entrado 2006, Gazprom tiene ya una nueva tarifa para Ucrania: de irrisorios 50 dólares por mil metros cúbicos de gas, que este país había pagado por más de 10 años, sube a 230 dólares por los mismos metros cúbicos; un precio por arriba de las cotizaciones más altas en el mercado internacional. Pocos días después, la tensión entre Gazprom y Ucrania se disuelve mágicamente: el precio será de 95 dólares. Gazprom
Rosukrenergo, empresa austriaca cuyo nombre más bien recuerda a las sectas medievales, aparece repentinamente para anunciar que está dispuesta a pagar los 135 dólares restantes a Gazprom, bajo la condición de que por su intermedio se les surta el gas a los ucranianos. Algunos sospechan que tras Rosukrenergo se encuentra la banda mafiosa de Semjon Mogilewitsch. Sin embargo, siendo que Ucrania y Rusia han llegado a "una solución ventajosa para ambas partes", lo demás es lo de menos. Gran inquietud en Europa ha desencadenado el conflicto del gas entre Rusia y Ucrania. No en última instancia, a causa de la enorme dependencia europea del gas ruso. Al cabo del incidente, el consejo presidencial de la UE en turno, anuncia la necesidad de intensificar una política energética de diversificación. Es sobre todo en Alemania, país que depende en 40 por ciento de la importación de gas ruso, donde reina la incertidumbre: ¿qué tan confiable es una empresa estrechamente vinculada al Kremlin? Rusia ejerce medidas económicas arbitrarias y desmesuradas, dicen unos; otros entienden que se trata más bien de hacer política con la economía. ¿Guerra fría contra Occidente?
FORMULA PARA PYMES
María de la Luz González Hace un siglo el economista Alfred Marshall acuñó el concepto de los distritos industriales para referirse a las cadenas productivas especializadas que surgieron en algunas ciudades británicas. Hoy esa fórmula es eje de la política gubernamental para las pequeñas y medianas empresas (Pymes) mexicanas, con el nombre de clusterización, (aglomeración) o articulación productiva regional. La articulación y aglomeración de empresas pequeñas y medianas en torno a una grande, llamada "concentradora" o "atractora", ubicadas por regiones, ha generado en los últimos dos años la integración de cadenas productivas en sectores tan diversos como el agroindustrial, el automotriz, metal-mecánico y desarrollo de programas de cómputo, pero el proceso apenas comienza y va más allá de establecer redes de proveedores. "Se dan apoyos sobre todo a empresas pequeñas y medianas para fortalecer la capacidad de proveeduría y exportación. Con esta estrategia se pretende lograr la creación de industrias de soporte en el país para transitar del modelo de maquiladoras al de productoras y, así, sustituir importaciones", explicó Alejandro González Hernández, subsecretario para la pequeña y mediana empresa de la Secretaría de Economía (SE). El diseño de las cadenas está a cargo de 85 Centros de Articulación Productiva (CAP), instalados en universidades, centros de investigación y organismos empresariales, con la función de identificar la vocación productiva de las distintas zonas geográficas y articularla con las demandas regional, nacional e internacional, destacó el funcionario. Los CAP brindan información, metodología y servicios a los actores que puedan detonar el desarrollo local sustentable; entre éstos destacan las redes empresariales, bolsas de subcontratación, sistemas de desarrollo de proveedores, centros de servicios tecnológicos, empresas integradoras, cadenas de valor y agrupamientos empresariales. Agrupados en la a Red Nacional de Articulación Productiva (RENAP), organismo vinculado a la secretaría de Economía, durante 2005, los CAP atendieron a 17 mil 529 empresas, casi 15 por ciento del universo de 119 mil 900 Pymes en el país y, de acuerdo con González Hernández, ayudaron a conservar 38 mil 209 empleos. Este año se planea abrir otros 15 centros de este tipo. "Es un proceso que nunca termina. Identificar las oportunidades de mercado en una región y las posibilidades de casar la oferta con la demanda es una labor que debe fortalecerse todo el tiempo, pero consideramos que si mantenemos esta estrategia, en un plazo de dos años tendríamos ya la capacidad de afirmar que conocemos de modo más certero la compleja estructura productiva del país", anticipó González Hernández. Agregó que existen varios casos exitosos; por ejemplo, el cluster de la industria automotriz en Hermosillo, Sonora, en el que se hace unas semanas se presentaron 12 proyectos de innovación y desarrollo tecnológico a partir de las necesidades de la armadora Ford, que es la empresa "atractora", en ellos que se está vinculando de manera eficaz la oferta productiva con la demanda. Entre 2004 y 2005, la inversión canalizada a los CAP fue de 261.2 millones de pesos, de los cuales la SE aportó 149.1 millones, los gobiernos estatales, 43.5; el sector privado, 57; el académico, 15, y los gobiernos municipales, un millón. Para este año, se estima que la demanda de recursos hacia los centros será de unos 120 millones de pesos, y que los gobiernos estatales incrementarán sus aportaciones. Con esta estrategia el gobierno federal aspira a consolidar, en un horizonte de 20 años, un desarrollo regional más equilibrado y sustentable basado en la operación de las Pymes, fincado en la integración de cadenas, la cooperación empresarial intensiva y una extensa red de articulación productiva §Alexej Kudrin, cabeza del Ministerio de Finanzas de Rusia, da la clave para entender el verdadero fondo del asunto: "Los tiempos en que considerábamos nuestra relación con los países vecinos en términos de subsidios son cosa del pasado", afirma en una entrevista a raíz del conflicto con Ucrania. Una aseveración sobre la que podemos inferir que no es primeramente la ley de la oferta y la demanda la que dicta los precios, sino intereses de orden político. En efecto, por más de 10 años Ucrania había sido uno de esos "países vecinos" favorecidos por subsidios en la compra del gas a Rusia; esa preferencia es la que Kudrin quiere entender como cosa del pasado: "El Kremlin busca diseñar nuevamente la relación entre Moscú y el espacio posoviético", ha dicho el diario alemán Die Zeit en una nota titulada "Maniobras moscovitas". Baste echar un vistazo a las nuevas tarifas que Gazprom fija a otros vecinos, para entender en qué términos Rusia empieza a configurar "el espacio posoviético". En los tres países bálticos (Estonia, Letonia y Lituania), que dependen en su totalidad del gas ruso, el precio de 80 dólares asciende este año a 120; en Moldavia pasa de 80 a 160. Mientras, a Bielorrusia Gazprom le fija un precio de descuento de 46 dólares. La razón es sencilla: el presidente Lukaschenko ha vendido de buena gana sus gasoductos a Gazprom, lo que permitirá a la empresa bombear directamente el gas desde Siberia hasta Alemania, impidiendo que otras manos se metan al negocio del transporte. El tema del gas es delicado para un país que dispone sobre todo de energéticos en la lucha por el poder global (el crecimiento económico en 2005 de 7.1 por ciento del PIB se debe en su mayor parte a la exportación de petróleo y gas natural). No es ésta la última razón por la cual Gazprom, que posee 60 por ciento de las reservas en gas y produce una quinta parte de la oferta mundial, se ha convertido en arma política de suma importancia para el gobierno de Vladimir Putin. Si en tiempos del comunismo Nikita Kruschev amenazaba a Occidente con sus cohetes, hoy le basta al Kremlin con cerrar la llave del gas. Sin embargo, para entender el alcance político de la maniobra urdida por el Kremlin y ejecutada por Gazprom, hay que recordar quién se encuentra a la cabeza de Ucrania. A finales de 2004, después de una revuelta popular a causa de masivas falsificaciones en el conteo electoral, Viktor Yushenko (Unión Nuestra Ucrania) le arrebata finalmente la silla presidencial a su contrincante Viktor Yanuchenko, del Partido Comunista. El Kremlin reprueba este triunfo: Yushenko no es solamente amante de Occidente, sino que está deseoso de que su país se integre cuanto antes a la Unión Europea y sea miembro de la OTAN. Ucrania se encuentra ahora en vísperas de las elecciones parlamentarias (26 de marzo); con el escándalo del gas sería posible desestabilizar al país: el partido de Yushenko bien puede quedar desacreditado por el mal manejo en la economía energética; la población tendría que eligir esta vez "correctamente", de acuerdo con los intereses del Kremlin. Alexander Rahr, director de la Sociedad Alemana para Política Extranjera en Rusia, habla de una nueva "glaciación" en las relaciones de Rusia y Occidente. "Rusia aprovecha su posición como imperio energético para imponer sus intereses estratégicos", sentenció la publicación Jungle World en un texto titulado "Rusia le aprieta al gas". Con el desmoronamiento de Yugoslavia en 2000 comienza la pérdida rusa de influencia hacia Occidente. Pocos años después triunfa en Georgia un gobierno ansioso de acercarse a Europa. Finalmente, los tres estados bálticos avanzan también hacia Occidente con su pertenencia a la OTAN. Esta política de occidentalización corre paralela a una consolidación económica que lucha por la independencia de Rusia. Los países del Cáucaso (Georgia y Azerbaiyán) más Moldavia y Ucrania están desarrollando una alianza política y económica que, entre otros fines, busca asegurarse la ruta que lleva a las inmensas reservas de gas en el mar Caspio, evitando que los rusos tengan acceso a ellas. El codiciado subsuelo No acaba uno de enterarse del asunto del gas y los gasoductos, cuando irrumpe por todas partes en Alemania el discurso alarmista del Ministerio de Energía: hay que buscar otros proveedores más confiables que Gazprom; hay que pensar en otros yacimientos más allá de los del subsuelo ruso, hay que impulsar más la energía atómica como recurso a largo plazo, hay que invertir en licuar el gas, como Estados Unidos, pero sobre todas las cosas, hay que independizarse cuanto antes del "neocomunismo ruso". La exigencia de la diversificación es, no obstante, tan ilusoria como real es la dependencia europea de los yacimientos siberianos: la UE importa 120 mil millones de metros cúbicos de gas ruso anualmente (más de una tercera parte de su consumo total). Por otra parte, los contratos que los consorcios energéticos, como Gas de France (Francia) o Eon Ruhrgas (Alemania) tienen cerrados con Gazprom, se extienden por un periodo de más de 20 años. Finalmente, Eon Ruhrgas de Alemania está involucrado con hasta 6 por ciento de las acciones para la construcción de uno de los gasoductos más caros del mundo: el Ducto del Mar Báltico (Ostsee Pipeline), cuyos tubos transportarán anualmente desde Siberia hasta Alemania, 27 billones de metros cúbicos de gas a partir del 2010, con lo que se espera cubrir una cuarta parte de la demanda total en Alemania. Este proyecto ha contribuido en gran medida a que la dependencia económica de Rusia empiece a sentirse como una verdadera amenaza. Pocas semanas después del choque en Ucrania, la Unión de Cárteles alemanes, asociación gubernamental cuyo fin es la protección del libre mercado, de acuerdo con una ley que rige en el país desde 1958, comienza a ejercer presión para que Eon Ruhrgas anule los contratos de 25 años con varias compañías regionales surtidoras de gas, a fin de que éstas puedan dirigirse a otros proveedores (como nat-GAS o ENI) § EXPLOTACION CONTROLABLE
El gas natural es un recurso no renovable que empezará a agotarse a comienzos del siglo xxii y cuyas condiciones de extracción serán cada vez más extremas. Hoy en día hay que bombearlo a más de 2000 metros de profundidad bajo el nivel del mar o en regiones glaciales. Los yacimientos de gas más importantes del mundo se encuentran en Rusia (una tercera parte del total mundial) y alrededor del mar Caspio (Azerbaiyán, Kazajistán, Turkmenistán, Irán y por supuesto Rusia). Por esta razón, los países industrializados comienzan a urdir estrategias para asegurarse la explotación del preciado energético. Michael Thumann, especialista en Europa oriental, encuentra serios obstáculos a vencer: desgraciadamente "sobre los subsuelos más ricos en petróleo y gas florecen regímenes autoritarios y burocracias corruptas... reina la guerra, las rebeliones y la servidumbre", ha señalado en Die Zeit en su texto "Mucho calor en todas partes". Parece que ni los más benevolentes intentos de democratización han logrado asegurarles a los países ricos los recursos de los pobres. Thumann piensa entonces en alternativas: Qatar, uno de los proveedores más importantes de Estados Unidos parece garantizar una explotación controlable. Alemania podría invertir en licuar el gas y transportarlo en tanques. En pocas horas llegaría desde las costas del golfo Pérsico, prescindiendo además de los engorrosos gasoductos. La empresa Eon Ruhrgas ha sido más rápida que los pensamientos de Thumann. Este año comienza a construir la primera terminal de almacenamiento de gas líquido en Wilhelmshaven, Alemania. De tal suerte, Gazprom también podría participar en el negocio § JAP |