Migrantes hacen mayor uso del condón: estudio
El uso de drogas inyectadas, así como la aplicación de medicamentos o vitaminas por vía intravenosa son algunas de las conductas de los migrantes que los ponen en riesgo de infectarse con el VIH/sida. En el ámbito de la sexualidad, resalta un mayor uso del condón, pero al mismo tiempo el incremento en el número de parejas, revelan los resultados preliminares del Proyecto Binacional de Vigilancia Epidemiológica en poblaciones móviles, que realizan la Secretaría de Salud (Ssa) de México y la Universidad de California, en Estados Unidos.
Carlos Magis, director de Investigación Operativa del Centro Nacional para la Prevención y Control del VIH/sida (Censida), explicó que los hallazgos obtenidos hasta ahora son de tipo cualitativo y reveladores de una problemática cuya magnitud aún no se conoce a cabalidad.
La investigación dio inicio en 2001 en el contexto del programa de salud Vete sano, regresa sano y las semanas binacionales de Salud. Los datos obtenidos hasta ahora revelan que estando en Estados Unidos, los migrantes tienen un promedio de tres parejas sexuales, mientras que quienes se quedan en sus lugares de origen tienen dos parejas.
La práctica del sexo comercial casi se triplica entre los migrantes en comparación con la población no móvil, aunque en los primeros también se eleva el porcentaje de uso del condón: hasta 77 por ciento en las relaciones con trabajadores sexuales. En las personas que no viajan, este porcentaje es de 57 por ciento.
Además, 37 por ciento de los campesinos en el extranjero reportaron haber usado el preservativo en su relación sexual más reciente, contra 13 por ciento de los no migrantes.
Siguiente etapa
Al comentar sobre el uso de drogas inyectables, Carlos Magis explicó que es un problema que no se conocía, pero cuya presencia empieza a ser motivo de alarma. En otros casos, los migrantes comparten jeringas para aplicarse algún antibiótico o vitaminas debido a la dificultad que les representa la obtención de este instrumental.
Mencionó que existe una tradición entre los mexicanos de inyectarse vitamina B para contrarrestar el desgaste físico y el cansancio. Es algo que carece de evidencia científica, pero se practica, inclusive entre los migrantes.
La siguiente etapa del trabajo conjunto de la Ssa con la Universidad de California deberá abordar los aspectos relacionados con los proveedores de servicios de salud preventivos, de diagnóstico y tratamiento, públicos y privados, en ambos lados de la frontera, así como un sistema efectivo de referencia, hasta ahora prácticamente inexistente.
Lo anterior a pesar de que en México existen alrededor de 100 centros especializados de atención en VIH/sida, y a que desde 2003 está garantizado el acceso universal y gratuito a medicamentos antirretrovirales. De igual manera debe operar un mecanismo para referir a los enfermos de tuberculosis que estando en Estados Unidos quieran regresar a México y continuar aquí su tratamiento.
Sobre la prevención, el funcionario planteó que la principal dificultad está en decidir dónde deben aplicarse los recursos económicos para obtener los mejores resultados.