Finalizó el foro Prioridades para la investigación y la acción en migrantes
Expertos llaman a tomar en cuenta avances científicos en programas de gobierno
Ana Langer exhorta a aplicar presupuestos con base en las necesidades reales de las personas
Ampliar la imagen En cuanto al control del VIH/sida, los expertos señalaron que los proyectos al respecto deben ser concretos para que se puedan realizar. La imagen, durante el seminario Juntos por el amor libre de sida, realizado en el Museo de la Ciudad de México en 1999 Foto: María Luisa Severiano
En el diseño de las políticas y programas de gobierno, la mayoría de las veces están ausentes las evidencias científicas sobre las mejores alternativas para resolver los problemas, afirmó Ana Langer, presidenta de la organización no gubernamental internacional EngenderHealth.
La académica, ex presidenta de Population Council para Latinoamérica y el Caribe, refirió una investigación reciente de corte internacional, según la cual sólo 30 por ciento de los pacientes reciben tratamiento clínico sustentado en avances de investigaciones científicas.
Así inició la última sesión del foro Prioridades para la investigación y la acción en migración, VIH/sida y temas relacionados, en el que los participantes, investigadores, miembros de organizaciones civiles de México y Centroamérica, así como titulares de los programas nacional y estatales de VIH/sida concluyeron en la necesidad de que los gobiernos identifiquen y fortalezcan las prácticas exitosas de las organizaciones sociales, con base en los beneficios reales que aportan a la sociedad, en particular a los migrantes.
Lo anterior, agregan, porque es común observar que el financiamiento público se aplica con criterios políticos que no siempre tienen que ver con las necesidades reales de las personas. Los participantes propusieron que se revise el marco legal para su adecuación continua, así como el cumplimiento por parte de los países de los acuerdos nacionales e internacionales que han suscrito, principalmente en materia de respeto a los derechos humanos.
Otro aspecto relevante señalado por los participantes fue que las investigaciones deben tomar en cuenta la opinión y situación de las poblaciones indígenas, cuyas rutas migratorias milenarias nadie se había detenido a observar; sin embargo, en el ámbito económico, han adquirido una relevancia sin igual por el monto de los recursos que ingresan al país, vía remesas. En este sentido, también debe abrirse el espacio para atender sus necesidades de vida con calidad, salud y protección de sus derechos humanos.
Ana Langer, recordó que esta situación ha prevalecido a lo largo de la historia mundial y, a pesar de las evidencias, muy pocos cambios se han registrado. Admitió el señalamiento que hizo Miguel Angel González Block, del Instituto Nacional de Salud Pública, quien puso como ejemplo de que al menos en la Secretaría de Salud, que dirige Julio Frenk Mora, las decisiones se han tomado con base en la evidencia científica. Mencionó el caso de la anticoncepción de emergencia y la postura asumida por el secretario frente al rechazo de los grupos conservadores.
Buenas propuestas, pero imposibles de realizar
A la última sesión del foro Prioridades de Investigación asistieron Carmen Soler y Jorge Saavedra, directores de los centros de detección y control del VIH/sida del Distrito Federal y nacional, respectivamente, quienes también plantearon sus puntos de vista.
Soler dijo que en sus proyectos los investigadores no toman en cuenta los retos administrativos que implican la aplicación de sus propuestas, ni tampoco los costos económicos. A veces, dijo, las propuestas son muy buenas, pero prácticamente imposibles de llevarlas a cabo.
Sobre el mismo tema, Saavedra señaló que se requieren más investigaciones para conocer los flujos migratorios de Centroamérica a Estados Unidos, cómo es la sexualidad de las personas que cruzan las fronteras, o si tienen prácticas de riesgo. Para tomar decisiones, agregó, se requieren propuestas concretas, porque cuando se tiene un abanico de posibilidades, lo más fácil es que, por temor a equivocarse, los funcionarios prefieran no hacer nada.