EL COSTO DE LA OPORTUNIDAD
En el otoño de 2000 el empresario Olegario Vázquez Raña, propietario del Grupo Empresarial Ángeles (GEA), ofreció unos 110 millones de dólares por los activos y el cabezal de Excélsior, una cooperativa creada en 1917. El diario atravesaba una débil situación financiera que era previsible tendiera a acentuarse. Unos meses antes el Partido Acción Nacional conquistaba la presidencia de la República. El periódico había mostrado una preferencia sin matices por el candidato del Partido Revolucionario Institucional, Francisco Labastida Ochoa.
La oferta del propietario del GEA cadena que actualmente domina el mercado nacional de los hospitales privados y extiende sus intereses a la hotelería y medios de comunicación fue planteada por el entonces director de la cooperativa, Regino Díaz Redondo, y rechazada en asamblea por los cooperativistas. Díaz Redondo fue expulsado y a partir de entonces el diario cambió de director casi a un ritmo de uno por año.
La semana pasada Olegario Vázquez Raña, hoy accionista relevante del Grupo Imagen radio y televisión-- y minoritario del Grupo Milenio, adquirió los activos y el cabezal de Excélsior en 585 millones de pesos, unos 55.6 millones de dólares. El monto ofrecido se compone de 277 millones de pesos para pago de salarios caídos de cooperativistas en activo, jubilados y trabajadores eventuales. Otros 308 millones tendrán como destino liquidar deudas con acreedores, como la Secretaría de Hacienda, y algunos pagos pendientes a comisionistas. Si algo sobra, se repartirá entre los cooperativistas.
Visto desde el ámbito meramente del negocio, es claro que la operación tiene un ganador y muchos perdedores.
El grupo comprador se hizo de un cabezal con historia que, como marca, es conocida por un amplio segmento de la población, aunque más entre adultos y menos por los jóvenes. El paquete adquirido incluye un edificio en la esquina de Bucareli y Paseo de la Reforma, una esquina de alto valor en el mercado inmobiliario.
Existe una tendencia mundial en los medios de comunicación a la integración de grupos multimedia, que ofrecen publicaciones impresas pero también servicios de radio, televisión e Internet. La compra de Excélsior abre la puerta a la integración multimedia con el Grupo Imagen. La nueva cara del diario será presentada en tres meses, una vez que la cooperativa haya sido disuelta y la nueva empresa, como se ha anunciado, recontrate sólo un tercio de los alrededor de mil 100 trabajadores que ahora están en activo. Otros 400 cooperativistas son jubilados.
Los cooperativistas perdieron en un lapso de cinco años la mitad del ingreso que pudieron obtener por la venta. En este periodo pasaron apremios por una situación financiera que no era sostenible. Los pagos recibidos después que aceptaron la disolución de la cooperativa sólo cubren una tercera parte de los sueldos caídos. Dos tercios de los que ahora laboran serán despedidos, en un momento en que el mercado de medios impresos sufre el ajuste causado por el traslado del gasto publicitario a la televisión y en menor medida a la radio.
Pero hay un par de apuntes más que pueden ser considerados. La venta de Excélsior marca el fin de una cooperativa con 89 años de existencia. Un achicamiento del sector social de la economía, reducido a una mínima expresión. Quizá la única cooperativa que navega sin problemas sea la de Cruz Azul. La refresquera Pascual hace ahora esfuerzos por amortiguar el golpe que representa la pérdida de uno de sus terrenos, por una decisión de la Suprema Corte de Justicia.
Otro comentario tiene que ver con la estructura del mercado de los diarios que se manifiesta en la operación, no en términos de que haya alguna irregularidad o ilegalidad, claro. En ese mercado de medios impresos minado por la caída en los ingresos publicitarios la irrupción de un grupo empresarial influyente tanto en términos económicos como de sus conexiones políticas abre una nueva fase de competencia que puede no ser pareja para todos los participantes de la actividad §