Instalarán una ventana arqueológica cuando concluya el rescate, adelanta experto
La caja de agua de Tlatelolco se mostrará en todo su esplendor
El espacio museístico incluirá visitas guiadas a la antigua cisterna descubierta en 2002
Recuperarán 30 mil fragmentos del mural pintado por tlacuilos, dice Salvador Guilliem
Ampliar la imagen Fragmentos del mural pintado hace más de 500 años dentro de la pila de agua, que mediante la combinación de elementos prehispánicos y símbolos cristianos reproduce una escena lacustre. La obra forma parte del hallazgo en el sitio que ocupó el Imperial Colegio de la Santa Cruz, en Tlatelolco Foto: Ap
Planos, maquetas, diversos objetos preshipánico-coloniales y la reconstrucción de parte de la pintura mural plasmada hace 500 años por tlacuilos en la caja de agua hallada en Tlatelolco, serán exhibidos el último trimestre del año en un espacio museístico que incluirá visitas guiadas a la antigua cisterna, que tras su rescate será vista en todo su esplendor por una ventana arqueológica.
Para la construcción de la pila de agua, en lo que fue el Imperial Colegio de la Santa Cruz, convergieron frailes e indígenas; fue inaugurada el 6 de enero de 1536 y clausurada 60 años después en lo que se presume fue una ''ceremonia de finiquito", explica el arqueólogo Salvador Guilliem.
En un balance preliminar, y a punto de iniciar la última temporada de campo en el lugar, el especialista del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) manifiesta que la realización de ese ritual se infiere por las tres capas con las que fue cubierta la cisterna para cerrarla: adobes, pintura mural -la misma obra derrumbada- y restos óseos de animales. Entre todo ese material, también se rescató una figurillas prehispánica que alude a una deidad de la fertilidad.
Sala visitable
Las investigaciones también han arrojado un cúmulo de datos sobre la fusión y convivencia entre ambas culturas, y en ese espacio de ocho por cuatro metros hasta ahora se suman al hallazgo ''más de 6 mil fragmentos de huesos de animal, más de 4 mil tiestos, más de 100 elementos elaborados en obsidiana, pedazos de núcleo y llevamos -continúa Guilliem- toda una industria de la lítica en el interior; además de fragmentos de piezas prehispánicas y un plato completo de la primera cerámica impuesta en la ciudad de México".
Sumado a lo anterior, el arqueólogo mencionó ''una enorme olla -previo al estudio de laboratorio- en la que al parecer se incineró gran cantidad de material orgánico y hacia el final de la temporada esperamos hallar más de 30 mil fragmentos, además de los 12 metros cuadrados de pintura mural" in situ.
Por ello, agregó Guilliem, la idea es concluir la investigación de campo y construir una sala visitable con trabajos conjuntos de personal de arqueología y restauración del INAH, la museografía del Templo Mayor, además del soporte de la Secretaría de Relaciones Exteriores.
Sobre el proyecto abundó: ''Los turistas podrán visitar la caja de agua y ver toda la pintura mural al caminar sobre los pasillos que tendrán pisos de cristal que se colocarán en la parte norte y sur de la estructura; mientras, en la parte alta, sobre un tapanco se montarán las piezas halladas y en otro espacio se exhibirán siete planos" del devenir histórico de Tlatelolco.
Guilliem, quien también planea realizar un túnel debajo del Templo Mayor de esta zona para ampliar información sobre las siete fases de su construcción, agregó: ''Vamos a armar un gran rompecabezas con los fragmentos de pintura, que hasta ahora son 25 mil, pero llegarán a más de 30 mil, con el apoyo de la restauradora Sara Fernández, de la Coordinación Nacional y la Escuela de Restauración".
Sincretismo mesoamericano
En el lugar de la excavación, donde se mantiene una temperatura de 18 grados y una humedad de 80 por ciento, los especialistas también tomaron para su estudio diversos microrganismos con los cuales convivió durante siglos la caja de agua, ''y así saber cómo conservarla a largo plazo".
Entre otros datos, arrojados por las investigaciones sobre la pila de agua, el arqueólogo mencionó la amplitud de dos metros más de la cisterna -antes se creía que era de seis por cuatro metros- y su altura original era de 2.20 metros, el espejo de agua llegaba a 80 centímetros y a partir de esa medida se plasmó la pintura mural ''con una gran escena de la vida lacustre del siglo XVI".
La cisterna, asegura Guilliem, fue concebida por una sola mente que sabía perfectamente la mecánica de fluidos y la gravedad del movimiento del agua, la cual es tan inestable que puede romper cualquier contenedor.
Inclusive, prosigue, esa persona diseñó en qué lugar iban a estar las pinturas y la manera de conservarlas en su interrelación con el líquido.
La enseñanza de la técnica europea para pintar figuras humanas -de manera trimensional-, los animales -jaguares, aves, peces-, plantas acuáticas, minerales y diversos instrumentos integran el mural que se semeja a varios códices, principalmente al Florentino.
Los elementos hallados en la pila de agua, descubierta a mediados de 2002, también infieren que el proceso de adaptación de los indígenas a la cultura española ''no fue una agresión directa, y creo que ahí está el verdadero sincretismo mesoamericano: la convivencia de deidades prehispánicas disfrazadas de santos católicos".