Más de un millón de cubanos, convocados por Fidel Castro, marchan contra "el imperio"
Ante el fracaso de asfixiar a Cuba, EU se desespera "peligrosamente"
La Oficina de Intereses estadunidenses en La Habana responde con carteles luminosos
La Habana, 24 de enero. Una marcha de más de un millón de cubanos contra la política de Estados Unidos, encabezada por el presidente Fidel Castro, tuvo hoy una insólita respuesta a través de la pizarra electrónica que puso a funcionar hace una semana la oficina diplomática de ese país.
Poco después de las ocho de la mañana, cuando se disponía a leer un mensaje antes de que se iniciara la caminata, Castro advirtió que a sus espaldas se había prendido el letrero luminoso, en lo alto del edificio que ocupa la Sección de Intereses de Estados Unidos.
"Se ha encendido el cartelito", dijo el mandatario. "Qué valientes son las cucarachas".
"Al iniciarse la marcha frente a la pérfida y provocadora oficina del imperio", agregó Castro, "deseo reiterar lo que dije el domingo".
Y a continuación leyó, con pequeños cambios, el texto con el que convocó hace dos días a la protesta.
A su afirmación de que el gobierno de Estados Unidos "fracasó totalmente en sus planes de aislar y de asfixiar económicamente a Cuba, no se resigna a su fracaso y se desespera", Castro agregó esta vez el adverbio "peligrosamente".
Mantuvo su acusación de que Washington "busca pretextos para impedir a toda costa la venta de productos agrícolas a Cuba", pero omitió el párrafo sobre un eventual cese abrupto de ese intercambio.
El líder cubano sostuvo hace dos días, y ratificó esta mañana, que el gobierno del presidente George W. Bush trata de "forzar una ruptura" de los vínculos diplomáticos mínimos que sostienen ambos países, a través de secciones de intereses, oficinas de rango inferior al de embajada.
También acusó a Estados Unidos de intentar liberar a Luis Posada Carriles, aunque a la hora en que Castro leyó su mensaje aún se desconocía el anuncio de la oficina de Control de Inmigración y Aduanas de ese país, de que por lo pronto mantendrá detenido al anticastrista, en espera de una decisión sobre su suerte.
La columna tardó casi siete horas en pasar frente a la antigua embajada estadunidense, ubicada a la altura del céntrico barrio del Vedado y sobre el malecón que bordea el litoral de la ciudad. La televisión dijo que participaron un millón 400 mil personas.
La marcha reunió, como en ocasiones anteriores, a estudiantes de secundaria, bachillerato y universidades, formados por escuelas; a empleados agrupados por sus sindicatos; a cadetes, militares y agentes de seguridad en uniforme y a vecinos encuadrados en contingentes por municipio. Casi todos llevaban banderitas cubanas en la mano y coreaban lemas como "¡Bush, fascista, condena al terrorista!", en alusión a Posada.
Apenas había concluido Castro el domingo por la noche su llamado a la protesta, decenas de operarios empezaron a montar la logística. El traslado de manifestantes en decenas de vehículos consumió gran parte de la madrugada del martes y la franja norcentral de la capital quedó paralizada por la multitud. Antes del amanecer estaban las columnas listas para el arranque. "Fue como apretar un botón", dijo el líder cubano.
Después de leer su mensaje, el mandatario se retiró a una pequeña plataforma para observar la columna. Cuando pasó el último contingente, integrado por estudiantes universitarios de informática y trabajadores sociales, Castro bajó a la calle para unirse a ellos en el tramo final del recorrido. Se le vio lanzar consignas con el gesto endurecido, frente a la oficina estadunidense.
El vicepresidente Raúl Castro, hermano menor de Fidel Castro y segundo hombre al mando en Cuba, estuvo ausente. A la cabeza del contingente militar marcharon los comandantes de la Revolución Ramiro Valdés y Guillermo García. En la descubierta principal de la marcha iba el también vicepresidente Carlos Lage, el líder sandinista Daniel Ortega, el escritor argentino Miguel Bonasso y el balserito Elián González, junto con otros dirigentes cubanos.
"Ese tipejo que está ahí es un fascista", dijo por televisión el mandatario, en alusión al jefe de la misión estadunidense, Michael Parmly. Castro llamó a la Sección de Intereses "cueva de ratones, de cucarachas" y en referencia elíptica a la pizarra comentó: "Cómo gastan electricidad los bandidos".
A finales de 2004, el antecesor de Parmly, James Cason, puso entre los adornos navideños del edificio un número 75 luminoso, en alusión a los opositores detenidos un año antes. La réplica cubana fue una sucesión de mamparas en torno al inmueble, con imágenes y leyendas alusivas a las cárceles estadunidenses en Irak.
En uno de esos espectaculares apareció hoy la simulación de un anuncio de cine, con la leyenda "El asesino"; el rostro de Posada con unas manos ensangrentadas y el de Bush, con colmillos sangrantes.
Pero esta vez la guerra de los carteles fue más lejos. El pasado lunes 16 la oficina de Parmly estrenó su pizarra con citas de Martin Luther King y de la Declaración Universal de Derechos Humanos. Al día siguiente la cancillería cubana le entregó una nota de protesta y le pidió retirar la cartelera.
La oficina estadunidense dijo el martes 17 a periodistas extranjeros que mantendría sus mensajes, como forma de "romper el bloqueo informativo contra el pueblo cubano" y de ofrecerle "información sin censura".
Aunque la luz del día casi hace invisible la pizarra, la misión diplomática transmitió esta mañana frente a los manifestantes leyendas como estas: "A los que quieran estar aquí, respetamos su protesta, a los que no quieran estar aquí, disculpen la molestia"; "Lea lo que quiera, diga lo que piensa, haga lo que le parezca correcto"; "Lech Walesa: la fe profunda elimina el miedo"; "Si es una batalla de ideas, por qué no pueden discrepar con su gobierno", y "Sólo en sociedades totalitarias hablan solos los gobiernos sin escuchar al pueblo".
Castro dijo en su mensaje que la Sección de Intereses está trabajando para la ruptura total. "El gobierno del presidente Bush sabe muy bien que ningún gobierno del mundo puede aceptar tan perverso ultraje a su dignidad y soberanía".