Usted está aquí: lunes 23 de enero de 2006 Política DESDE EL OTRO LADO

DESDE EL OTRO LADO

Arturo Balderas Rodríguez

Otra vez la intolerancia

EL DIARIO LOS ANGELES TIMES y el británico The Independent publican una nota sobre las actividades de un grupo ultraconservador integrado por estudiantes de la Universidad de California en Los Angeles que inscribió un anuncio en su página electrónica invitando a los alumnos a denunciar a los profesores que "reiteradamente se refieren al presidente Bush, a Howard Dean, a la guerra de Irak, a la organización liberal MoveOn, al Partido Republicano, al Demócrata o algún tema ideológico ajeno al tema de la clase". Por ello los denunciantes recibirán 100 dólares al entregar la cinta grabada de la clase en la que se haya hecho ese tipo de alusiones. La mayoría de los alumnos a los que se invita pertenecen a las áreas de ciencia política, en la que el estudio de esos personajes o temas son obligados.

NO SON EXTRAÑOS a los recintos estudiantiles estos grupos de uno u otro signo. Lo que llama la atención es la intención de intimidar a quienes expresan sus ideas invitando a los universitarios a integrar "listas negras" de los herejes. Esto en cualquier ámbito resultaría escandaloso, pero más aún en un centro de estudios superiores en el que se supone la libertad de pensamiento y expresión son esenciales. Por ello llama la atención lo sucedido en una institución en la que se supone hay la capacidad intelectual para debatir ideas con ideas y no con hogueras de leña verde. No hay que tener mucha imaginación para adivinar lo que puede suceder en ámbitos menos sofisticados y en regiones aisladas en las que los ánimos conservadores suelen transformarse en verdaderas cruzadas patrióticas y religiosas.

PARECIERA QUE DIVERSOS sectores de la sociedad se han contaminado de un ambiente persecutorio, propio de regímenes a los que la democracia estadunidense ha combatido durante años. No se puede desligar lo sucedido en la Universidad de California con otros casos similares que preocupan cada vez más a la opinión pública de Estados Unidos. Hasta ahora las acusaciones sobre la falta de patriotismo de quienes discrepan de la política del gobierno son aisladas y están muy lejanas de convertirse en una política de Estado, a pesar de muchos personajes que así lo quisieran y cuyo pensamiento parece haber quedado atrapado en los conciliábulos de las sociedades secretas estilo Ku Klux Klan o en los juicios sumarios conducidos por el senador McCarthy. No en balde hay un debate nacional sobre la legalidad del espionaje electrónico ordenado por el gobierno, en el marco de la guerra contra el terrorismo.

ES DE ESPERARSE que en ese debate se recuerde que los periodos más negros en la historia de cualquier nación han ocurrido en el momento en que predomina la intolerancia hacia la expresión de las ideas. El estado policiaco que de esa intolerancia se ha derivado a lo único que ha conducido es al desgarramiento del tejido social que tan caro ha sido para todos.

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