Dios te salve
"La Iglesia tiene sida". Con esta frase lapidaria da inicio el primer largometraje del irlandés John Deery, Dios te salve (The conspiracy of silence). La frase figura en una pancarta exhibida en un concilio del Vaticano, y quien la levanta en medio de un gran tumulto de sotanas es un sacerdote infectado con el virus del sida. Ese mismo padre, Sweeney, se suicidará poco después, no sin haber preguntado en aquella ocasión a los demás sacerdotes, en voz muy alta, ¿cuántos de ustedes son portadores del virus? Tres años después, en un pequeño poblado irlandés, un joven novicio, Daniel McLaughlin (Jonathan Forbes) es expulsado de un seminario católico bajo la sospecha infundada de haber tenido prácticas homosexuales. David Foley (Jason Barry), periodista de un diario local, se interesa en el asunto, emprende una investigación junto con Daniel, y la completa evocando el caso del fallecido padre Sweeney. El propósito es reinstalar al joven McLaughlin en el seminario y denunciar, de paso, la actitud intolerante de la jerarquía eclesiástica.
Esta semana la cartelera comercial muestra dos claros fracasos de las viejas políticas de censura. La cinta del inglés Michael Winterbottom, Nueve orgasmos (Nine songs), con sus largas secuencias de sexo explícito, no se proyecta ya en el circuito marginal de los viejos cines porno. La calidad de la cinta, la reputación del autor cineasta, su trayectoria por festivales internacionales, ciertamente contribuyen al barniz artístico que en algo facilita su distribución masiva. El caso de Dios te salve es también elocuente. Si bien es cierto que hace pocos años pudo exhibirse En el nombre del padre (The Magdalene sisters), de Peter Mullan, y Amén, de Costa Gavras, y también la mexicana El crimen del padre Amaro, de Carlos Carrera, cintas muy incómodas para la jerarquía católica, también lo es que hacia 1994 no pudo de modo alguno proyectarse (¿por presiones comerciales, por autocensura de distribuidores?), una película notable de la británica Antonia Bird, Sacerdote (Priest), misma que hoy sólo es posible procurarse en video, que aborda un tema muy parecido al de Dios te salve, aunque con una dirección, un punto de vista y actuaciones realmente superiores. En Sacerdote un cura católico abiertamente homosexual lucha exitosamente por su derecho a ejercer su vocación, exponiendo de paso la doble moral que encubre la violencia sexual de un padre de familia contra su propia hija.
En Dios te salve el sida es en realidad un tema tangencial, apenas desarrollado, y lo que se señala con mayor detenimiento son los estragos morales, físicos y sicológicos que provoca en muchos sacerdotes la persistencia del dogma que obliga al celibato. Admitir la incidencia del VIH entre sacerdotes sería una admisión implícita de la existencia de prácticas homosexuales en el clero, pero -señala la película- condenar al cuerpo eclesiástico a una castidad férrea es propiciar actos de pedofilia que han llegado a saturar las páginas de muchos diarios, y el vergonzoso encubrimiento de las autoridades clericales más prominentes. Dios te salve combina la trama de suspenso y el melodrama, sin evitar un gusto por el sensacionalismo en un debate televisivo al borde del reality show. Procura también un equilibrio entre figuras liberales de la jerarquía católica y villanos de hipocresía moral insondable, como el obispo Michael Quinn (Jim Norton), siempre torvo y detestable, y presenta al protagonista injustamente expulsado como un modelo de virtud incorruptible, apuesto arcángel cristiano en lucha contra los demonios del fanatismo religioso. Con todas sus buenas intenciones, el realizador John Deery no puede evitar el mensaje de tinta gruesa, como en esa escena del suicidio del padre Sweeney, salpicando en la pared, con sangre y detritus cerebrales, una imagen del Papa en turno. Pese a sus limitaciones narrativas y a su realización cercana al estilo de una teleserie, Dios te salve realiza un esfuerzo notable por ilustrar su tesis central, tan necesaria. Ese pretendido "sida en la Iglesia" al que alude la cinta al inicio, pareciera ser un conocido Síndrome de Intolerancia y Desvaríos Arcaicos, el mismo que orilla a un sacerdote liberal a exclamar: "No podemos seguir negando nuestra sexualidad. La Iglesia tiene que evolucionar. El celibato nos está matando".
Dios te salve (The conspiracy of silence) se exhibe en 16 salas de Cinemex y 10 de Cinépolis.